Capítulo 4: Oportunista

Capítulo: 4
—Francis creo que deberíamos hablar—explica Mailen interrumpiendo mis pensamientos. 

—Ahora no tengo humor para hablar—digo poniéndome de pie. 

—Vi que vino la abuela de los niños ¿por qué no los dejaste ir con ella? —pregunta y me quedo mirándola fijamente. 

—Son mis hijos, quiero estar presentes en su vida, quiero cambiar, hoy me di cuenta de que el dinero no puede comprar lo que queremos en verdad. 

—¿Querías a tu ex? —pregunta y me mantengo en silencio. 

—Ni respondas, tengo muy claro la respuesta a esa pregunta. Lo que si quiero que me digas es cuánto tiempo se quedarán los niños con nosotros. 

—No se irán—respondo.

—Francis... 

—He dicho que se quedarán conmigo—exclamo alzando la voz—Son mis hijos y a quien sea que le moleste su presencia en esta casa puede marcharse de aquí. —digo con ira caminando hacia la salida. 

—¿Dónde vas? —pregunta ella dando unos pasos tras de mí. 

—Necesito pensar—respondo alejándome hasta entrar en mi auto y conduzco a toda velocidad deteniéndome frente al cementerio, está lloviendo, pero  aun así abro la puerta del auto y salgo de allí caminando hasta quedar de pie justo frente a la tumba de Arlenis. 

—Arlenis—grito arrodillándome frente a su tumba—no podías dejarme así. Cómo fui tan estúpido que te perdí. —lloro como un demente sin importarme nada ni nadie. La única mujer que he querido realmente está allí, muerta y todo es por mi culpa. 
—Perdóname—murmuro—juro que no quería esto para nosotros. Me equivoqué tanto, te decepcioné demasiado, pero al menos no supiste lo peor de mí. Pero te juro que seré un buen padre para nuestros hijos, ese que siempre quisiste que fuera. Perdóname. Te sigo queriendo como el primer día aunque nunca podré volver a ser como era en ese entonces. 

***************
—Tienen que desayunar niños—digo al ver que se niegan a comer el desayuno que le está dando la niñera que contraté. 

—No me gusta—reclama Adrick. 

—No sabe como el desayuno de mamá—dice Asly y mi hermano Fred nos interrumpe. 

—Buenos días—me dice saludando a los niños con un abrazo. —¿Qué tal están? 

—No les gusta el desayuno—afirmo.

—Vamos, los llevaré por unas pizzas y unos refrescos—exclama y los niños sonríen levantándose de la mesa. No les arruino la diversión y los dejo ir porque sé que están pasando por mucho. 

—Por cierto hermano mañana por la noche iremos a una fiesta. —agrega Fred y lo miro con disgusto, 

—No iré a ninguna fiesta y lo sabes. 

—No lo creo. Nuestra nueva socia va a presentarse en una fiesta que dará mañana en la noche. 

—¿Nueva socia? —pregunto asombrado. 

—La viuda del señor Wilson, ya envió a la empresa un comunicado donde deja claro que estará metiendo las narices en nuestro negocio del cual heredó el 30 por ciento. —explica.

—Una anciana sin valor que se casó con un hombre moribundo por dinero y que apuesto no sabe nada de la empresa, cuando se encuentre con la realidad hará lo mismo que el señor Wilson: disfrutar de sus ganancias sin meter las narices donde no la llaman. 

—Según los rumores no es ninguna anciana. —interviene Fred. 

—Eso reafirma aún más mi opinión sobre ella, una arpía interesada. 

—Cierto, una arpía interesada que nos conviene tener feliz y lejos de nuestra empresa y ha insistido bastante en que vayas. 

—Acaba de pasar algo trágico en nuestra vida y sabes lo difícil que esto ha sido para mí. 

—Lo sé—me dice —pero el señor Wilson tenía el 30 por ciento de las acciones de la empresa, la misma cantidad que tú pues Federick y yo solo tenemos el 20 por ciento cada uno, solo imagina que quiera ir y posponerse al cargo de la Presidencia, nosotros te apoyamos siempre, pero hermano tenemos que actuar con cautela. 

—Iré, seré amable con esa anciana y la convenceré de que se vaya lejos a vacacionar. —termino diciendo. 

—Fantástico, ahora solo te queda comprar el disfraz. 

—¿El disfraz? —cuestiono con duda. 

—Si, la fiesta es una fiesta de disfraces... 

—Oportunista y loca—lo interrumpo—nunca usaré un ridículo disfraz. 

—Me temo que deberás hacerlo, solo será un rato, dos o tres horas para cumplirle ¿qué podría salir mal?Solo piensa en todas las complicaciones que podría traer a nuestra empresa si esa mujer comenzara a husmear en nuestros asuntos.