INTRODUCCION

Un enorme navío huía de la guerra de los reyes de occidente y oriente por el imponente mar, en él se refugiaban distintas culturas y razas que aunque no fueran de un mismo pensamiento tenían algo en mente y era iniciar una nueva vida lejos de los otros reinos en conflictos, Dave Manson y Norgan Derg eran de un mismo pensamiento ellos creían en Dios y su hijo era la guía en cada decisión, siempre estaban rodeados del espíritu santo y esto no lo reconocían ellos mismos porque era visto por los demás que podían ver el resplandor del hijo de Dios sobre ellos.

Barenh era uno de ellos, era sabio e inteligente, pero su corazón siempre estaba apartado de Dios, él siempre buscaba más la vanidad y ser perfeccionista en todo más que todo lo demás, Gad era un gigante de dos metros y medio, sus raíces eran como las de un bárbaro acostumbrado a una vida desenfrenada y salvaje, Jabab el hombre guerrero de baja estatura también era de otras ciencias aunque esto no le quitaba lo de amigable. Y así como ellos había muchos más en el gran navío que iban rumbo a un lugar que ellos no se lo imaginaban que existía, una noche hubo una terrible tormenta y esta los llevó a la gran isla que era más grande que todo occidente y oriente juntos, sus bosques eran como un bello cuento sus ríos inspiraban, pero así como estaba vestido de verdor y belleza con el tiempo conocieron los siervos rojos, liebres y los temibles osos y lobos aún más feroces que los que habían visto en sus tierras, era como sobrevivir a otra guerra al ser atacados por las temibles fieras.

Por eso era una obligación permanecer juntos y así luchar y empezar una nueva vida, pero esta unión no tardaría en desintegrarse llegando el día en que cada uno quería su propia tierra, eran tres mil suficientes para formar nuevos reinos iniciando con pequeñas aldeas que se formaban de los que se entendían, Barenh fue el primero en elegir y tomó rumbo con su familia y amistades a las tierras que habían llamado su atención dejando atrás a sus compañeros de viaje, Gad hizo lo mismo con su gente y así sucesivamente los demás dejando atrás a Dave y Norgan con su gente y familias, Dave era un joven puro y era consciente de que el norte de esas tierras era su nuevo hogar él era de gran agrado para Dios siendo elegido por el espíritu santo como el guía de un nuevo comienzo, veinticinco tribus para convertir en pequeños reinos que poco a poco se formaban y fortalecía con el pasar de los años.

Cada estación era como la de las tierras de occidente, no había tierra muerta o que no diera fruto, convivir con sus enormes bosque y ríos era relajante y la costumbre hacia sus temibles fieras se volvió fácil de llevar; pero así como crecía la confianza el largo avance los llevó a pensar que querían ser más grande que los otros olvidando qué una vez fueron como una familia. Gad consagró sus tierras como Branderverg un reino que con el pasar de los años se fortalecía y cada heredero en el trono hacía del temible y prospero, pero aun así este reino no era visto por Dios con agrado, su corazón se volvió contra cada animal del bosque siendo la cultura que los representaba la arena de las apuestas donde gozaban ver pelear a las fieras por oro y gloria. Y así como Gad desagrado a Dios, Barenh no fue la excepción, que con el pasar de los años formó un maravilloso reino, pero él tampoco halló gracia ante los ojos de Dios, en su pensamiento solo estaba construir y ser lo más hermoso de los reinos consagrando su fortaleza como Dalta, era grande y poderoso y de entre los demás era el que daba la altura de Brandenverg hasta ser opresor de los otros reinos pequeños y frágiles.

Pero Brandenverg y Dalta solo estaban subestimando a Dreamland el reino que mantenía en silencio. La tierra de los sueños daba cada paso con la sabiduría del hijo de Dios, hallando así la gracia divina, su sabiduría era como el oro y con el pasar de los años era una cosecha que causaba emoción, no había tierras más fértiles y productivas sus construcciones eran increíbles como sus costumbres.

Dave siempre camino junto con Norgan
de la mano de Dios como también su heredero al trono, quince reinados de la casa Manson todo era bajo la sabiduría de Dios, convirtiéndose Drømmeland en el reino que todo hombre quería pisar, así fuera una sola vez en su vida. Todo marchaba bien hasta que llegó el heredero al trono que no fue obediente a Dios como sus antecesores la vanidad de ser el más grande maravilloso de los reinos lo deslumbró, formó el ejército más poderoso y se volvió opresor, cada comunión con Dios se volvió religión con enormes templos de oro que solo era un mandamiento de hombres porque su verdadero temor a Dios no estaban en sus corazones, pero aun así había semillas que el espíritu santo no abandonaba naciendo la princesa Radagma que hallando la gracia en los ojos del hijo de Dios ella era pura bondadosa todo lo contrario de su violento padre. Geat Manson, la princesa era la heredera y cada decisión de su padre la hacía sufrir como también enfrentó cada injusticia del rey siendo el hijo de Dios su voz y autoridad, en una de esas terribles decisiones el rey se disponía a destruir un reino pobre por sus fuentes de bellos diamantes, pero Radagma se interpuso para enfrentar a su padre quien a causa de su poca visión de Dios, peco condenando a su hija hasta hacer de ella una mártir donde fue consagrado que cada hombre o mujer pura que se levantara sería un niño de Dios, eran apartados de la religión y estatuas de oro que habían llevado a Dreamland a falsas enseñanzas de lo que era una comunión con el hijo de Dios.

Cada que un niño de Dios se levantaba las lenguas de fuego lo visitaban siendo el espíritu santo su guía, Jarons Derg había sido el último entre ellos, era el varón cuya pelea había ganado contra Dalta el varón de corazón inclinado a la maldad, Dalta llevaba el nombre de su reino y su guerra era desbastadora contra las pequeñas aldeas fuera de Dreamland, quería ser a la fuerza dueño de ellas en su vanidad oscura, pero su guerra se volvió tortuosa por el niño de Dios que hablaba con el hijo de Dios y peleaba por fe llevando a Jarons Derg a ser mártir, pero librar la guerra del pequeño reino que llevaría su nombre.