Jael podía sentir la ausencia de Gabriel en el palacio, era un gran vació que en su orgullo se negaba a decirlo o expresar, y con los dias fue el rey y el resto de su casa quien hablaron del asunto, era muy de mañana cuando la enamorada Briallen entro a su habitación. Ella buscaba el amor y abrigo de su prometido que poco le faltaba para ser su esposa.
-Tu hermano va a pensar algo más
-Te amo, y eso no le tiene porque interesar a mi hermano.
La princesa del norte estaba ansiosa por dormir en sus brazos.
-Eras una joven cuando acogí a tu hermano, nunca pensé que con el pasar de los años su hermana fuera más especial para mí.
-Te vi a lo lejos.
-¿Qué te cause ese día?
-Eras un extraño.
-Entiendo. -Jael detallo cada expresión de su rostro al hablar -¿Qué te causo saber que pedí tu mano a tu tío?
-Fue algo nuevo, y reconozco que sentí un fuerte frío en mi estómago, tengo treinta, pero era una sensación difícil de describir.
Briallen hablo con sinceridad y luego dejo besar su boca, hasta que se cansaran de hacerlo. El rey quería tener su último día de caza en verdad, y esta vez llevo a Reyco y Girand con ellos, sabía de la ausencia de Gabriel. Reyco le conto que cumplía su nueva misión, lo que el rey tomo con agrado, Bel Liang y Liansed fueron con ellos, y esta vez Samara monto un corcel acompañado de Anielka y su tía Jeguin.
-¿Por qué la reina no vino? -Jael pregunto con mucho respeto a su soberana.
-Le duele un poco su estómago.
-Quería quedarme con mamá. -Samara comento.
-Sian está con ella, ¿No te gusta salir con papá?
-Jamás dije eso, también te quiero.
Él respondió a eso con un beso en su frente, Anielka en ese momento pensó, porque cuando era como su hermana nunca le trato así, era como si no estuviera allí, la princesa esa mañana lo disfrutaba un poco por Jeguin y Samara, pero extrañaba a Gabriel, se sentía como el y esto los hacia tener muchas cosas en común.
-La princesa está muy callada -Liang le musito muy cerca -Imagino lo que piensa.
-¿Te molesta que sea Gabriel?
-No. Creo que a Liansed si.
-Espero ver mi gran anhelo -decía el rey con esa poca esperanza de ver un siervo rojo, o un alce.
-Tal vez un lobo es lo que nos tocara -Bel le causo más incertidumbre al reír.
-O tal vez Liansed nos regale otra caca de oso -Liang no lo pensó para decirlo, le divertía ver la ira en los ojos pequeños y azules del mestizo.
-Eres osado en fastidiarme.
-¿Y por qué no lo haría, también soy Vernugem como tú?
La casa Manson los veían discutir al detenerse, pero Bel Vernugem avanzo un poco más, bajando de su corcel al estar a una gran distancia, luego camino hacia la pequeña planicie que les daba cercanía a las aguas de Dalta, allí había un alce era magnífico, pero aún Vernugem y el rey poco le importaban, sus tradiciones eran más valiosas que la vida de un bello animal.
-Milord lo he hallado -grito muy fuerte Bel, al volver a subir la pequeña colina de nieve.
-¿Qué es?
-Un alce.
Anielka y Jeguin miraron a Samara, quien lo lamento grandemente. El rey corrió con todos a toda prisa, pero ese día de caza sería peor al anterior, cuando descendieron, sus ojos se llenaron de pánico al ver como el temible oso había desgarrado al animal.
-¡Mi rey! -Jael exclamo con gran temor al ser Hamel quien quedo frente a él.
-Un oso de Baramog -no dudo Reyco en decirlo
Mientras los Vernugem tomaron sus arcos y flechas que al disparar, ninguna lo hirió, al poseer una armadura que no se veía por su diseño, ella parecía ser su mismo pelaje y le daba mas grandeza.
-¡¡Que es esto! -Liansed exclamo
Cuando el oso se abalanzó para ir contra el rey y Jael. Samara temió al ver a su padre en esa situación, y no dudo en llamar la atención del animal al correr lejos de los demás.
-Noooo.
-Samara.
Jeguin y Anielka gritaron, pero ese día Bel brillaría otra vez, el Vernugem salto tan alto hasta lograr caer sobre el oso, él sabía que podía morir, pero era su deber, el desenfundó su daga que clavo en varias oportunidades hasta dar con una parte frágil de la armadura, Bel lograba dar su cuello, cayendo el oso al suelo donde murió rápidamente.
-¡Estás bien! -Jeguin le pregunto primero al caer Bel al suelo.
-Mi señora, estoy bien -aceptó su mano y se levantó, recibiendo ese día de Jael algo que ya no le importaba, un abrazo.
-Esto no lo olvido.
Liansed tuvo celos de no ser el quien triunfará ese día, mientras Jael se acercó con prudencia y poco a poco vio la armadura que tenía un sello, un oso que lo adornaban dos lanzas de oro cruzadas.
-¡Por Dios que es esto! -exclamo.
-¿Jael que ocurre? -pregunto el rey mientras abrazaba a Samara.
-Un oso de Branderverg.
-Ahora entiendo por qué solo ataco al rey y Samara, fue entrenado para ir contra un Manson. -Bel lo había detallado muy bien. -No nos atacó a nosotros solo a ustedes.
-Lo que faltaba, un espía de Nexau en nuestras tierras. -Jael se preocupó grandemente.
-Hay que tomar cartas en el asunto mi rey -Reyco lo afirmo
Que al regresar a palacio hubo una gran conmoción, lores y comandantes se organizaron en el salón del trono, era un acontecimiento bastante grave, Vanora ya se sentía mejor, pero al huir la temible noticia corrió a los brazos de su amado
-¿Es verdad lo que dicen un oso de Branderverg? -pregunto Yates muy alterado.
-Así es -lo reitero Jael.
-Gabriel no debe demorar, estoy seguro de que ese criminal tiene que ver con esto. -el rey nombro al hijo rechazado, y luego camino de un lado otro.
-Mi rey hay que vigilar las fronteras con Nexau, el gran puente Nardog -Reyco propuso un plan. -Nos estamos confiando.
-Si tienes razón, Reyco Girand lleven mucha tropa con ustedes y vigilen, Liansed Bel vallan a los mercados negros y miren que entra y sale de allí.
-Hay que ir con otros disfraces, al vernos será de mucho alarde -sugirió Bel.
-Deberíamos quitar esa clase de mercados -Jael aconsejo -Solo es una economía que nos puede traer problemas.
-Por ahora actuemos de este modo. -el rey era necio, ya que el tráfico de animales generaba ingresos al reino.
-¿Milord que hay de las aldeas y campesinos, ellos corren peligro? -Arond pensó en todos.
-Hay que hablar de eso con más tiempo
El rey estaba ansioso que no notaba que bebía una copa de vino una tras otra, era una gran amenaza. De todos los reinos había cuatro poderosos, el reino de Valantug, Dalta y Branderverg y el suyo y solo uno era su aliado, el rey enano que no olvidaba como en el pasado habían sido hermanos, esa noche fue de mucha preocupación para todos. Anielka no podía dormir, estaba sentada junto a su ventana pensando lo ocurrido con Gabriel, y el oso de Branderverg, todo esto era incómodo y dañaba su noche. Y Samara no era la excepción, por eso busco a su hermana y la hallo con la misma situación.
-¿Tienes miedo? -pregunto Anielka al ver su mirada intranquila.
-Si, vi que papá moría, no quiero que Nexau toque nuestras tierras jamás.
-No pasará, Dios no nos ha olvidado y nuestro padre es muy astuto, además tenemos a Gabriel -Anielka la reconforto con su brazo.
-Muchas veces me pregunto si Dios esta en Y Harrd.
-¿Por qué lo dices?
-¿Lo has sentido en Alper, o una de sus estatuas?
El interrogante de Samara fue claro, y llevo a Anielka a pensar en eso que era muy alejada.
-No lo he visto, no sé cómo es orar y hablar con el hijo de Dios.
-Damelise si ha sido esa prueba, ella me habla de Dios y su hijo, con una gran diferencia de las ceremonias lúgubres de Alper.
-Entonces si esta en Y Harrd.
-No Damelise no es Y Harrd, ese templo es de Alper. -respondió clara -Puedo dormir aquí.
-Si claro que puedes.
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Editado: 05.03.2024