Un oso de Branderverg estaba suelto en los bosques de Drommeland, soldados de Azmon y Vernugem alertaban a los aldeanos, que refugiaban sus rebaños y vigilaban noche y día sus tierras. Belius después de lo ocurrido fue obligada a tener más rápido su estadía en palacio, y la reina ordeno que fuera por los mismos pasillos de los aposentos de sus hijas, la habitación de la princesa, ella era tan valiosa como sus hijas y pensaba en su madre. Eran días incómodos para Belius quien no se le veía mucho caminar por sus corredores, pero de todas las incomodidades, una, la de las peores, la vivía Gabriel, al ser cuestionado de porque el oso de Branderverg lo había atacado así como si fuera un Manson.
Liansed no lo podía creer que hasta un soldado de Branderverg lo creía así, y esa mañana dejo salir su melancolía ante su hermana.
—¿Qué es lo que Gabriel hizo para ganar tal aprecio de mi padre?
Briallen lo miro muy fijo y en silencio.
—Hermano mío, me tienes aquí, y Gabriel no tiene una hermana.
—Si lo sé, solo que me cuestiono, es que el mismo Nexau lo ve así. Tal vez sienten como Jael lo ama en verdad, yo lo veo en sus ojos, es su niño consentido.
—Pero pronto ya no lo será, sé que cumpliré como esposa y daré un hijo Jael, Gabriel pasará a la historia.
Briallen y Liansed después de murmurar, descendieron a la mesa Manson, que ese día tenía un tema que no quitaban, y esto tenía a Jael en silencio.
—Esta noche también iras con nosotros Liansed, debemos dar una ronda por donde ataco ese soldado. —Jael ordeno, ya que no iba a exponer al rey y el resto de su casa.
—Es mejor no llevar a Gabriel, lo confundirán —Liansed se atrevió a reclamar, viendo esa mirada en Jael de que tal vez ese lazo de padre e hijo era más fuerte —Esta historia es.
—Cállate —Jael grito y lo detuvo de seguir con el tema.
Gabriel para su fortuna no estaba en esa mesa, a él le tocaba cenar solo con su prometida. El rey y la reina hicieron organizar un bello comedor para los dos en uno de los más bellos miradores del castillo, allí iban a cenar los dos prometidos hasta su boda, se debían conocer más y era un momento propicio para los dos, Belius estaba sentada a la mesa esperando a Gabriel cuando al fin lo vio entrar, su capota caía sobre su espalda esa noche dejando su cabello a la luz de las antorchas y velas. La cena eran exquisitos panes aliñados con guisado de carne, como también jugo de dátiles.
—¿Acostumbras a cenar con los Manson?
—No, desde mi regreso todo eso cambio, solo Liansed tiene esa potestad.
—No quiero hablar de más, o tal vez preguntar por algo que solo te moleste ¿Qué paso con ese lazo de padre e hijo. ¿De Jael Manson?
Gabriel no vio mala intención al querer hablar del tema, y lo hizo.
—Para Jael no fue suficiente el respeto, no tener su sangre fue más que todo lo demás.
—Yo lo siento —Belius replico con tanta suavidad y dulzura que gano una mirada amable de él esa noche —Era una historia que solían contar en el festival de títeres.
—¿Y tú las veías?
—Fue en tres oportunidades, una fue los lobos de Agatod, las ruinas del Liago, y la de tu padre, cuando regreso en un terrible invierno, tú te sentaste a la entrada de esa puerta y lo esperaste, él no tenía esperanza de hallar a nadie y tú estabas allí.
Gabriel al oírla de sus labios lo recordó como también su padre lo abrazo esa noche con tanto amor, y le dijo puedes ser mi hijo, el Vernugem se levantó de su silla y camino hacia la ventana donde dejo escapar lágrimas.
—Lo siento, si no debí hablar de esto
—No tienes que sentir nada, era un joven tonto —lo dijo con melancolía —Creo que no cenaré.
—No, por favor, si es mi culpa, pido perdón. —Belius suplico por no estar sola —No ver a mi casa en esa mesa me agobia, al menos quisiera ver el rostro de quien será mi marido.
Gabriel aceptó y se sentó otra vez a la mesa intentando disfrutar de la comida. Pero Belius era sabia y astuta y esa noche lo sorprendió con algo que lo pensó mil veces antes de hacer, ella imaginó como él sería esquivo y tal vez la miraría con burla, pero aun así la muchacha se paró acomodo su silla junto al, y tomo las uvas que ofreció colocar en su boca, Gabriel la miro y fue el quién se sintió sonrojado, pero aun así las recibió y después acepto el pan alcanzando a apretar con sus labios uno de sus dedos, Gabriel tomo su mano y la beso dulce y amable, pero pronto reacciono de lo que hacía.
—Creo que es mejor salir, rumbo a mi misión.
Belius le dio la espalda, mientras sentía aún como la humedad de sus labios estaba en su mano.
—Que tenga una buena noche, Milord.
Esa noche seria de vigilia y Jael se pondría como carnada, lo que a Briallen atemorizo, su corazón palpitaba con estruendo con cada minuto que dejaba la noche atrás. Las aldeas cercanas a lo ocurrido eran vigiladas, pero una falto y era la más cercana a los senderos de Noson Goc, la calle de las tabernas tenía cercanía con los bosques y allí había aldeas humildes, donde no dejaba de haber un malhechor y casas de mal proceder, Mark esa noche llevaba una buena canasta de alimentos a la familia más pobre, que apenas podía vivir de la lana de su rebaño, su padre era esforzado, pero aun así no alcanzaba para tanto, ya que su lana no era tan bien vista, el hombre esa noche había sido ayudado por Meyers a resguardar bien sus rebaños, ya que el rumor del oso de Branderverg era causa de temor, el muchacho estaba listo para partir cuando oyó el escolta de aquella casa, de cuatro patitas muy cortas ladrar sin parar, lo que lo hizo salir al corredor que rodeaba la humilde casa.
—¿Qué pasa? —Mark le ofreció un pedazo de pan del que comía. Pero algo más lo hizo mirar hacia la boira, luego se escuchó el grito de otro aldeano decir.
—El oso de Branderverg esta aquí. Mark se irguió, y vio salir al padre de familia con una lanza a cuidar de sus rebaños.
—¡Que haces!
—Mis rebaños.
—Entra con tu familia, yo lo haré, tal vez caiga en esa trampa de oso.
Mark lo convenció y escalo el establo hasta poder tener como guía la altura, pero el velo que ponía la nieve lo hacía difícil hasta que sintió su respirar y gruñir alrededor del establo que guardaba el rebaño, él era enorme, pero aun así Mark estaba seguro.
—Dios, es tu creación, pero si no lo hago morirán inocentes por el interés de otros, llena mis manos de tu poder, cíñeme con tu santo espíritu.
Mark invocó el poder de Dios y este lo domino, el muchacho descendió y se paró frente al oso que al mirarlo vio algo más que un hombre, él era osado como él y valiente. —Aléjate de aquí, o te enfrentarás a otro destino
—le exigió, pero el oso no quiso hacer omiso a su aviso.
Él se fue contra él al estar hambriento y empezó a lanzar temibles ataques de sus garras, para destruirlo, pero para Mark solo era cuestión de luchar hasta vencerlo, el oso en uno de sus ataques rompió la lanza y se lanzó contra el que lo tomo por sorpresa al golpearlo con los restos de un carruaje de fuerte metal, él estaba cerca de la trampa lo que el muchacho vio como una oportunidad, Meyers corrió hacia ella y tras él, el oso, que al pisar el suelo cayó llevándoselo con él. Mark cerro los ojos y cuando los abrió estaba sobre uno de sus muslos con una de las temibles lanzas rozando su brazo, el oso había muerto y Mark debía salir de allí, pero el cansancio por esta pelea lo dejo exhausto que por más que lo intentara se quedó privado. Mientras la aldea solamente se refugió hasta que el hombre que Mark ayudaba salió, que al ver la trampa de oso al descubierto lo supo, el muchacho estaba allí
—La bestia estaba muerta — fue lo que grito.
Ayudando los demás aldeanos a sacar al muchacho. Mark cuando abrió sus ojos estaba de día y lo recordó cuando una de las niñas entraba a la habitación para ver si estaba despierto, que al verlo salió gritando, Mark quiso detenerla, pero a la salida de su habitación se topó con su padre.
—Cada me sorprendes más— le dijo en un tono de voz satírico.
—¿De qué hablas? —el muchacho lo cuestiono, y se desvaneció al estar un poco débil por la lucha. Gabriel lo sostuvo de sus brazos y ayudo a llevar hasta su cama. —El oso cayó en la trampa.
—¿Cómo lo hiciste?
—Corrí hacia ella, y él cayó. Gabriel lo miro con esa incredulidad a su respuesta.
—¿Por qué estás así?
—Creo que aguante frío, el golpe al caer me privo.
—Hubieras muerto por una de esas trampas.
—Poco te hubiera interesado
Gabriel se estremeció a su respuesta, y sintió en su corazón lo contrario.
—No sé qué te dijo tu madre y abuelo de mí, pero tampoco soy monstruo. Gabriel salió y Mark pudo expresar por lo que pasaba, pensaba si los que estaban afuera notaban algo anormal, haberlo hecho caer a esa trampa de oso fue buena idea, el muchacho solo quería ver a Eira, pero iba a ser imposible al ver al rey entrar con su hermano, y Liansed Vernugem.
—Su osadía la admira al rey, gracia a Dios no sufrió heridas de estas trampas.
—Milord, era la única manera de acabarlo.
—Mark eres un guerrero —dijo Jael. Cuando volvió a ver a su padre en la habitación.
—Este niñito es un cofre lleno de sorpresas.
—Podrías respetar, soy adulto y padre.—Mark le reclamo a Gabriel —Y por cierto te felicito por tu boda, con una descendiente de los niños de Dios. Lo dijo con la intención de recodar que se casaba con una niña de Dios.
Mark, después de despedirse del soberano, salió rumbo a tomar su corcel, pero Gabriel lo había captado.
—Sé lo que querías decir con esto.
—Déjame ir.
—No hasta que me escuches. —lo grito tan fuerte, que Mark pudo ver como era un imposible esa ilusión llamada padre. —Me casaré con una niña de Dios, ojalá no tenga el mismo destino a su lado, porque tu madre solo lastimo e hirió, no quiero ningún recuerdo de ella a mi lado.
Gabriel le decía las tristes palabras producto de rencor, Mark ese día no pudo contener esas lágrimas que dejo claro a Gabriel que para él no era así. El muchacho se marchó y en el bosque dejo fluir ese dolor y sentimiento. ¿Cómo podía remediar lo que su madre y abuelo hicieron? Era algo difícil, lo único sensato que debía hacer era dejarlo todo en las manos de Dios, y alejarse de su padre.
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Editado: 05.03.2024