Ella siempre pasó por el mismo semáforo en el mismo lugar. La música de su auto sonaba a todo volumen. Las pláticas llenas de risas con sus dos mejores amigas. Y en el retrovisor, una mirada cargada de prepotencia, avaricia y soberbia; pestañas largas, párpados maquillados y labios voluminosos.
Mezclada en el tráfico siempre miraba a los mismos jóvenes hacer sus trabajos; cada uno algo diferente, algo que atrajera la atención y el interés de la gente, algo que les ablandara el corazón para regalarles al menos unos cuantos centavos.
Los trabajadores de carretera se dividen en diferentes actividades, pues hay quienes trabajan limpiando parabrisas, otros haciendo una gran habilidad con el fuego, otros vendiendo dulces, o hay incluso quienes se disfrazan de payasitos mimosos para hacer malabares y mostrar sus dotes.
Él, era uno de ellos.
A él le gusta reír.
Él es tierno.
Él tiene un sueño.
A él le gustan los dulces.
Él ama.
Él es humilde.
Él, él es Kevin…
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Editado: 18.02.2023