Era ya el quinto auto que le había regalado a Kevin unos centavos por sus espectáculos de malabares callejeros. El chico tomó las monedas, agradeció la buena acción y las hundió dentro del mismo pantalón gastado que utilizaba para su trabajo. Estaba preparado para marcharse, cuando comenzó a escuchar los gritos de Gabo y Pepe que lo llamaban a lo lejos.
El muchacho se quedó boquiabierto, las pelotas que sujetaban sus manos cayeron al suelo y en sus ojos aparecieron significativas estrellas que parecían danzar. Olivia caminaba hacia él. Con el cabello totalmente negro, unos bonitos deportivos celestes, una falda corta y una blusa de tirantes, la hermosa muchachita parecía ser otra persona totalmente diferente.
—¿Y bien? —preguntó ella sabiendo que por sí solo Kevin no le diría nada.
—Yo, la verdad no, no sé qué, qué decirte. Pensé que tú estarías…
—Kevin, ayer terminé mi relación con James.
—Lo lamento tanto.
—No. de hecho, fue lo mejor que pude hacer.
—¿Y tú estás contenta con eso?
—Me siento contenta, pero ¿sabes qué es lo mejor?
—¿Qué cosa?
—Que por primera vez en mucho tiempo, me siento libre.
—Ven acá, Olivia —Kevin no pudo resistir las ganas de abrazarla. Le tendió los brazos, y al sujetarla, las primeras diferencias de su cuerpo se hicieron presentes. No solo era el color del tinte ni el abandono al maquillaje lo que le hizo reparar en ella, sino que también fue la enorme diferencia de estatura. Olivia era chiquita, minúscula sin las plataformas que muchas veces levantaron y deformaron sus pies.
Ella también se dio cuenta de eso, y al encontrar su mirada con él, no le quedó más que sonreírle.
—Ahora tengo que mirarte hacia arriba.
—Mucho mejor, ¿no? Esto de ser yo quien te buscaba en las nubes me estaba causando un fuerte dolor de cuello. ¿Qué le ha pasado a tus tacones?
—Los he dejado.
—¿Es decir que sí existieron los deportivos en tu armario?
—Sí, y ahora han decidido salir, pues les asusta la oscuridad.
—Como a mí me asustaba antes.
—Eso es nuevo. No sabía que pudieras tenerle miedo a algo.
—Me asustan muchas cosas, Olivia.
—Dime otra.
—El pensar que no regresarías a mí.
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Editado: 18.02.2023