No había nada más que hacer y tan solo tome la opción de retirarme sin decir nada más, sabía que estaba cometiendo un error al dejarla sola en su búsqueda, pero una vez más mis sentimientos y mis emociones suponían que era lo mejor, pensando que al estar sola podría encontrar un punto de calma y de desestres.
En mi interior sabía que no solo importaba el consejo estudiantil y mucho menos que me preocupara por los papeles, sino qué quería ayudarla una vez más, como aquella primera vez que nos conocimos. Tal vez ella ni siquiera recuerde en que momento sucedió o incluso qué era yo, pero quería sentirme bien en el interior, saber que una vez más pude ser de gran utilidad. Rápidamente, busqué en los papeles que tenía en mi poder si por lo menos se encontraban, ya que sentía que pude haber cometido yo esa equivocación y tenerlos sin darme cuenta. El tiempo pasó y en un abrir y cerrar de ojos había anochecido, por mi parte seguía buscando exhaustivamente esos documentos, aunque ya los había revisado más de cinco veces seguidas. Perdí las esperanzas con las que había iniciado y sintiéndome la peor escoria del mundo, me rendí, me rendí porque no fui capaz de ayudar a la persona que en mi interior hizo que llegara a sentir algo, me rendí de ser la persona errónea de mí.
De repente sonó mi teléfono, justamente era una llamada de Nori.
─ Lo siento ─ Se que es demasiado tarde, pero necesito que nos veamos en el parque que está a 10 minutos de la escuela ─ Es demasiado urgente que nos veamos ─.
No entendía a qué se refería con urgente, obviamente puede hacer cualquier cosa, pero en mi interior, había una muy pequeña probabilidad de que ella tal vez tuviera los papeles y quisiera entregármelos
Pronto mis sospechas se confirmaron, pues al llegar al punto acordado Nori tenía en sus manos unos papeles.
─ Creo que esto era lo que estaban buscando tú y Paora ─. Efectivamente, eran los archivos.
─ Los encontré hace unos minutos ─ Tara (la chica del consejo que tomo de mi mano en la mañana) me comentó que eran requeridos y buscarlos por mi cuenta ─ Luego de una búsqueda los encontré ─ Creo que deberíamos entregárselos a primera hora mañana ─ Después de todo, lo más probable es que esté despreocupada en su casa ─. Aquellas últimas palabras me hicieron volver a la realidad.
Paora se encontraba en un estado bastante preocupante, por lo que me di cuenta de que no solo seguiría buscando los papeles, sino que justamente seguiría estando en la escuela
Apresuradamente, tomé los papeles y sin decir nada más corrí lo más rápido posible para llegar a la escuela. En esta situación no me importaba si entraba a la institución sin autorización, pero lo que me preocupaba era que las circunstancias hayan empeorado en el transcurso de unas horas.
Unos minutos después había llegado la institución y en mi mente todavía seguí esperando que aquella hipótesis fue la verdad que ella siguiera ahí
Cuando entré al consejo estudiantil noté que todo estaba desordenado, como si un huracán hubiera arrasado con todo. Mientras más me acercaba al interior del consejo, notaba que la sala de documentos había alguien, no solamente por el ruido, sino porque la luz estaba encendida. Afirmativamente, ella estaba ahí y lo que aún me sorprendía era que seguía buscándolos en donde justamente había revisado, supongo que esta sería su búsqueda número 20.
Me acerqué a ella y le expliqué la situación
─ Al fin ─ Después de tantas horas de búsqueda encontré los documentos ─ Al parecer Nori Maeda los tenía y afortunadamente logró dármelos a tiempo ─ Lamento la tardanza ─ Con certeza podía decir que los había hallado.
En su rostro solo vi unos ojos cansados y una mirada de desánimo. En ese momento rompió a llanto, sin decirme nada, su única reacción habían sido las lágrimas.
Sentía que había llegado en mal momento, supongo que tal vez Nori tenía razón, debí haber esperado al día siguiente. Mientras pensaba sonó una voz bastante familiar de hace un año.
─ Muchas gracias ─ De verdad, lamento lo sucedido hace unas horas ─ Lamento no ser la persona que debía ser en su momento ─ Lamento haberte alejado ─ Lamento no ser la persona que crees que soy ─ Lamento haberte fallado a ti ─ Incluso, fuiste la única persona que se preocupó por mí en todo el día. ─.
─ Necesitaba los papeles porque mañana habría una junta escolar y obviamente debían de estar esos papeles ─ No podía darme el lujo de fallar ─ incluso no solo por mi reputación, sino porque muchas personas contaban conmigo ─ Se que debí pedir ayuda desde el inicio, es solo que no puedo ─ He aprendido que no puedo pedir ayuda y mucho menos contar con alguien que me dé su apoyo ─.
Al fin había comprendido la situación, no solo era por su orgullo, sino porque en verdad no quería decepcionar a nadie.
Deje de lado mis problemas e inseguridades emocionales para hacer mi último intento por ayudarla.
─ Te equivocas ─ No estás sola y mucho menos debes cargar con todo el peso de tu vida ─ Yo estoy aquí ─ Quiero ser aquella persona en la que confíes en las buenas y en las malas ─ Hace un año en la fiesta te ayudé por primera vez, fuiste la primera persona que me dijo gracias incluso siendo una situación insignificante ─ Pero… ─ Ahí comprendí que hay personas que con un solo gracias pueden cambiarte el día ─ En realidad tú fuiste aquella persona que me ayudo en ese momento ─.
─ No quiero dejarte sola nunca más ─ No quiero que vuelvas a sufrir por algo ─.
(Literalmente acabo de decir una confesión de cariño hacia ella, no se trataba de eso, sino de expresarle mi gratitud por haberla conocido, aunque obviamente no podía decirle que en aquel momento en donde crucé miradas con ella sentía como el tiempo se detenía a mi alrededor. Aunque todavía desconozco si ella recuerda ese día)
Ese día, ¿habré sido yo el único que sintió algo? ¿O cabe la probabilidad de que ella también sintiera algo? ¿Muy adentro de ella?
Editado: 25.03.2024