Como si fuera mío

Capítulo 7.

Malek.

El amor y yo no somos muy buenos amigos.

Recuerdo que la última novia que ttuve fue hace como tres años, ya no recuerdo muchas cosas de ella, fue una relación carnal, por apariencia, negocios, lo típico en personas como yo.

Cuando acepte la oferta de mi papá de venir en su representación a esta empresa, me imagine muchas cosas que podrían pasar, menos que me encontraría a mi exnovia de la secundaria, la molesta Eleanor. Siempre con ese carácter tan agrio, esa cara de pocos amigos y su lengua quisquillosa que a menudo tiene una respuesta para todo, nunca se queda callada.

Me sorprendió verla, fue mi primer amor, mi primer beso y por supuesto nuestra primera vez también fue juntos. La pasábamos bien, aunque no sé qué imagen tenga ella de mí, si cree que fui el peor novio o el mejor, la verdad no me importa mucho. Ha pasado bastante tiempo ya como para querer saberlo.

Me resulta gracioso que sea o haya sido amante de Clarence, al tipo lo conozco por negocios, desde hace ya unos años. No somos amigos por así decirlo, pero hemos tomado unos tragos de vez en cuando, y sí, su esposa es muy bonita pero también controladora. Eleanor se está metiendo en una camisa de once varas, a lo mejor y ese cuento barato de que no sabía que Clarence estaba casado es verdad.

Todo puede suceder ¿no?

—Hijo, cómo estás? ¿Todo bien por allá?

—Sí, papá. Todo marcha bien, ¿tu cómo sigues? ¿Haz mejorado?

—Un poco, el doctor dice que es normal a mi edad.

—No es normal tener dos infartos en una semana, papá. Insisto en que deberíamos buscar otra opinión médica.

—Lo haré, tu tranquilo. Mejor cuéntame como te han tratado, me dijeron que me esperarían en grande.

—Les sorprendió mucho verme a mí y no a ti.

—Supongo— se ríe —Tu eres más duro de convencer en los negocios que yo, me imagino que por eso temen.

—Deben darme buenas presentaciones si quieren que sigas siendo el socio mayoritario.

—Hazte cargo tu, yo ya estoy viejo.

—Estaré solo el tiempo que hemos hablado, tres meses en Florida y me regreso a Las Vegas, papá. Mi instancia aquí será corta.

—Eso dices porque no has encontrado con quien divertirte.

—Y dudo que lo encuentre... hablamos mañana, okey.

—Vale, vale cuídate.

Dejo el celular en mi mesa de noche y me acerco a ver por la ventana, es un viernes por la tarde y todo mundo va de fiesta, soy poco para eso. El día que termine acostándome con Eleanor fue sinceramente una casualidad o el destino, no lo sé. No estaba por salir esa noche y de repente dije sí, me fui y amanecí con ella a mi costado. Lo triste del caso es que quizá ella ya estaba embarazada de Clarence, cuanto desearía que ese hijo fuera mío. Nunca he pensado en ser papá pero recibir una noticia así ha de ser muy emocionante.

Sin embargo, Eleanor no quiere tener al bebé y la entiendo, más de lo que cree. Debe estar asustada, traer un hijo al mundo no es nada fácil, peor cuando eres madre soltera, yo estaría dispuesto a todo por ella. Incluso de amar a ese niño como si fuera mío. No me importaría arriesgar todo lo que tengo por ellos, si tan solo ella me diera la oportunidad.

Lo que siento por Eleanor a lo mejor y no es amor, pero me gusta esta sensación en el pecho cuando la veo, al verla entrar en sus tacones altos, como busca de reojo ver para mí oficina, saber que el café que lleva en su mano está super caliente porque es así como le gusta tomarlo. Hay muchas características de ella, y cada una me encanta, la conozco muy bien o tal vez ha cambiado porque ya no somos unos adolescentes.

Ojalá ella abra los ojos antes de que mi tiempo aquí se termine.

~~~

—Buenos días.

—Buenos días, Eleanor. ¿Cómo estás?

—Muy bien, perfectamente.

Hoy se ve diferente, hace una semana que me enteré de su embarazo y no ha cambiado nada, incluso se ve más atractiva que antes.

—¿A qué se debe?

—Que hoy me voy a deshacer de esto que llevo dentro.

—Estás segura de querer hacerlo...

—Si— titubea. No lo está. Tiene miedo, ¿Quién no? Son muchísimas mujeres las que mueren por practicarse un aborto.

—No te veo muy convencida.

—Lo estoy, lo he pensado toda la semana. Ya es tiempo. Si dejo que pase más, entonces será demasiado tarde.

— ¿Conoces las consecuencias?

—Cada una de ellas.

—¿Y si después te arrepientes, no va a ser demasiado tarde?

—No, Malek. El tiempo no está como para traer más niños al mundo ¿no crees? Cada día vamos de mal en peor, mira cuanta contaminación, sequía, hambruna, maldad, no quiero que mis hijos se lleven la peor parte.

—Estás pensando muy adelantado ¿no?

Deja los documentos sobre mí mesa y sale, debería dejar de usar tacones altos en su estado, escuché que es malo tanto como ella como para el bebé.

No me da tiempo de decirle todo lo que le quiero decir, me saca la vuelta. Esta haciéndome creer que no quiere tener a su hijo por razones que han estado siempre, pero no soy quien para decirle que puede y no puede hacer. Si ella tan solo me diera la oportunidad las cosas serian muy diferentes.

Puedo poner el mundo a sus pies si me lo pidiera.

—Malek...—Clarence habla a mis espaldas.

—Buenos días.

—Buenos días. Alberto me pide que te diga que la junta será en el restaurante a las diez de la mañana.

—Okey, estaremos ahí.

—¿Estaremos?

—Sí, Eleanor debe acompañarme ¿no?

—No lo veo necesario.

—Yo sí.

—Bien. Nos vemos allá.

Idiota, me arde el pecho de furia de solo pensar en Eleanor entre sus brazos. Yo debería de hacerla mía, yo debería ser el papá de ese bebé porque yo si puedo amarla como ella se lo merece, no como este imbécil que se cree de lo mejor.

Ojalá Eleanor no sé de cuenta muy tarde.

—Eleanor — la llamo.

—¿Qué quieres ahora? — gruñe.

—Tenemos una reunión en el restaurante en menos de una hora.




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