Como Vivir la Vida al Estilo Rude

Todos tenemos un nombre.

Tenía una resaca fatal está mañana y escuché como mi madre llamaba a la puerta insistiendo que bajara a desayunar, me dijo Rudy lo que me hizo pensar tengo dos nombres dos apellidos y hasta mis padres me dicen Rudy. En que momento Rudy Rude Girl se convirtió en mi nombre y dejó de ser mi apodo. Mientras pensaba eso me levanté de la cama, tenía la ropa aún puesta pero me hacía falta unas botas. ¡Dios si sigo a este paso tendré que usar zapatos distintos! Observé mi camisa y tenía un líquido extraño el cual no queria averiguar su procedencia pero, igualmente, empecé a escudriñar en mi para averiguar su procedencia, supóngo que tendré que repasar mi vida desde el principio.

Nací un día de septiembre en la Ciudad de México o CDMX, hija única de un matrimonio intercultural y bastante inusual, pero esa es una historia que contaré después.

A mi tierna edad de 3 meses (a quien engaño jamás he sido tierna) me mudé a Sevilla, Andalucía, España de donde procedía mi padre, ya saben, tuve un crecimiento normal. Aprendí a caminar y a hablar, lo que, se presume, aprendieron casí todos, pero en fin. Cuándo tenía 4 años entre al jardín de niños, ahí conocí a la que fué mi mejor amiga y casi mi hermana, pasamos juntas muchos años pero, cuando termine el jardín de niños, se dieron cuenta de que no era como el promedio ya sabía sumar, restar, multiplicar, dividir y leer. Mi padre, como siempre, tomo la decisión de alistarme a un colegio para niños de alto calibre intelectual, o para nerds, cómo prefieran. Ahí me volví una insoportable niña perfecta, me convertí en una mini reina del baile, o perfectamente una mini porrista tal vez novia de algún capitán de un equipo deportivo, e incluso algo básica pero ahí conocí a otras dos personas importantes, vamos a llamarlas Letritas y J.R. Eran unos chicos 5 años mayores que yo los cuales me gustaban (por dios tenía 8 años, era bastante precoz) o eso creía, era amigos de uno de mis primos pero a mí me veían como a la tierna niña que de vez en vez tenían que cuidar, años más tarde serían mis mejores amigos.

Así pasaron los años, y pasé de ser una tierna e ingenua básica superficial a la persona que soy ahora por un un increíble chico con gafas, ojos hermosos y extremadamente tartamudo, para ese entonces tenía 10 años. En mi vacía cabeza no cabía tanta información era guapo pero era tartamudo y torpe su hermano junto con sus amigos lo molestaban demasiado por lo mismos "T-ta-tartamudo Fr-Fra-Fransua", solían decirle así mientas caminaba por el colegio, eso me hizo comprender que la vida no era tan de color de rosa para todos, que había gente increíble que no se la pasaba como si fueran todos los días el día del baile de primavera, y grácias a ése verano me hizo cambiar desde mi aspecto, hasta mi mentalidad. Cambié los vestidos en tonos claros y lindos, las zapatillas brillantes, los accesorios increíbles por jeans, botas, camisetas sueltas y en todos nos colores, las camisas a cuadros, gafas de pasta y una nueva actitud, una más Rudy.

Mientas pensaba mi madre me interrumpió gritándome en el oído.  ¡¿En serio?! ¡¿en el oído?! Ella sabía que había salido de fiesta en fin de semana y que no estaba en las mejores condiciones (si saben a lo que me refiero). Total, ella me preguntaba si quería huevos para desayunar, solo asentí pero, Lastimosamente, ya se me había escapado la idea, así que hasta aquí lo dejamos por ahora, no olvides sintonizarme en el próximo capítulo desde tu móvil, tablet o cualquier dispositivo que lo estes leyendo -sonríe con esas sonrisas falsas de T.V.-

 




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