*Todos necesitamos huir de nosotros mismos. Estar tristes sin dañar a otros, refugiarse en soledad hasta que aprendamos a escucharnos*
Vacío.Eso es lo que siento en estos momentos, un vacío que nunca pensé volver a sentir desde lo sucedido con mi padre. Después de pasar un largo rato llorando me decido a caminar, no quiero ir a mi casa así que camino sin rumbo para estar sola, para tratarme la tristeza y seguir adelante.
Después de caminar por muchos lugares me encuentro perdida, veo a lo lejos un parque pero no hay muchas personas allí.Voy y me siento en un banco y saco mi teléfono para llamar a Leonardo. Se preguntarán por qué lo voy a llamar a él si no nos llevamos bien,pues porque es el único que conozco que tiene auto, mi mamá también tiene pero si la llamo me va a pedir explicaciones y me va a molestar, por eso Leonardo es mi única opción. Marco su número y da timbre pero no lo coje, seguro está muy ocupado cómo para hacerme caso .Ya decidida a colgar y para mi sorpresa, responde.
- ¿Qué quieres florecita?- me pregunta
- Necesito tu ayuda, estoy perdida, no sé dónde estoy.- le digo con vergüenza,me da pena admitirle a él que me he perdido.
- ¿Es una metáfora o es que en verdad te has perdido?.- me pregunta divertido y yo ruedo los ojos, ya me estoy arrepintiendo de haberlo llamado.
- Estoy perdida de verdad idiota, una metáfora te voy a meter por el cul*.- le digo ya casi sin paciencia.
- Bueno ok,fiera. A ver ¿dónde estás?.- me pregunta y yo pierdo la paciencia ya.
- Si te estoy llamando es porque no sé dónde estoy, menso.- le grito ya alterada.
- Ok ok, vamos a hacer algo, tú activa la Ubicación del teléfono y yo lo voy a rastrear, no te muevas de dónde estás.- me ordena.
- Está bien, te espero.- cuelgo, me recuesto en el banco y activo la ubicación.
Pasa un largo rato y no veo a Leonardo llegar, seguro se arrepintió de venir a buscarme y decidió quedarse sentado y dejarme aquí. Me levanto del banco y comienzo a caminar por el parque, ya las pocas personas que se encontraban allí se fueron, luego de unos minutos veo que se acerca el auto de Leonardo y camino hacia él.
- Por fin llegas, pensaba que te habías arrepentido.- le digo acercándome a él.
- Ganas no me faltaron de dejarte aquí enana.- me dice burlonamente pero no lo insulto cómo haría siempre y me quedo mirando el suelo, él se da cuenta de que no estoy bien.- ¿Qué te pasa? Normalmente me insultarías y me dirías que me odias.
- Es que Carlos siempre me dice enana.- le digo con la voz frágil y una lágrima rueda por mí mejilla, Leonardo me sostiene la cara y lo miro a los ojos.- Se fue,y no sé si volverá.- comienzo a llorar y él me abraza.- Yo solo quiero que regrese a salvo.
- Lo sé, y verás que sí va a regresar, te va a abrazar y te va a molestar igual que siempre.- nos sentamos en un banco frente a frente, él saca un pañuelo de su bolsillo y me lo ofrece.- Toma, sécate esas lágrimas.
- Gracias. Ahora estoy sola otra vez.- le digo desanimada.
- ¿Por qué?, tienes a tu mamá y a Sofi, no estás sola,¿por qué dices eso?.- me pregunta confundido.
- Sí, tengo a mi mamá y a Sofi pero no es lo mismo, a Carlos le cuento cosas que no le cuento a ellas , él siempre me ha cuidado, yo soy su enana y él es mi estúpido, si alguien me molesta él me defiende aunque le diga que no me hace falta, es el único que tiene permitido ponerme apodos, él es mi vida y aunque siempre parece que estamos peleando esa es nuestra manera de querernos, por eso no sé que voy a hacer tantos meses sin mi hermano,no tengo ningún amigo chico que me trate cómo a su hermanita.- le digo y cierro los ojos fuerte para no llorar de nuevo.
- ¿Quién dice qué no tienes a nadie qué te trate así?.- me pregunta y yo lo miro confundida.
- ¿Sí, quién? Te dije que no tengo ningún amigo que me trate así.
- Pues yo.- me dice sonriendo.
- ¿Tú? Nos odiamos.- le digo riendo por su respuesta.
- No, tú me odias,yo nunca he dicho que te odie.
- Pues no lo tienes que decir, eso se nota.
- Pues mira que estás muy mal. A partir de ahora seré tu hermano mayor, me vas a contar todo lo que te moleste, yo te protegeré de quién te moleste aunque me digas que no te hace falta,me podrás poner el apodo que te dé la gana, cuando necesites un abrazo yo te lo daré, ah y también te voy a molestar muchísimo.- me dice con su sonrisa más amplia.
- ¿En serio? Te falta una cosa.
- ¿Qué?
- Tú no me quieres, no me amas cómo lo hace mi hermano.
- Puedo fingir que te quiero más que nada en este mundo.
- Eso no se puede fingir, el amor no se puede fingir.- le digo y me mira sonriendo.
- Pues yo lo puedo fingir totalmente.- de pronto me envuelve en un abrazo de oso.- Te quiero, te adoro,te amooo.- me aprieta tanto que no puedo casi ni respirar.
- Ya suéltame Leonardo, me falta el aire.- le digo sin aliento, me suelta y me mira fijamente.
- No te vas a librar de mí, quieras o no voy a ser tu nuevo hermano mayor hasta que Carlos regrese, te voy a fastidiar todos los días ,no vas a tener tiempo de llorar porque tu hermano esté lejos.
- ¿De verdad?
- Sí,no dejaré que nada malo te pase, te voy a cuidar de todos los imbéciles que se metan contigo, confía en mí.
- Gracias.- le digo mirándolo a los ojos y me da un abrazo.
- Bueno ya dejemos tanta cursilería que yo no te quiero tanto.- nos separamos.
- Estúpido.- le digo riendo.
- Florecita enana.- se burla y nos vamos al auto.
La verdad no pensé que Leonardo fuera a consolarme así y que se ofreciera a ser mi “hermano mayor", de verdad que este chico confunde a cualquiera. Después de aproximadamente una hora llegamos a mi casa y me voy a bajar del auto.
- Gracias por todo Leonardo. - le doy un beso en la mejilla y me bajo.- Hasta mañana.
- Hasta mañana florecita. Ah y a partir de ahora llámame Leo.- me dice sonriendo y yo asiento y entro a mi casa.