Por @BellaBaumen
Cuando revisé la disponibilidad de citas para tramitar la visa, por pura casualidad, verifiqué al día siguiente. Era una locura que ni yo misma me podía explicar, pero había un único espacio a las once de la mañana. Solo para “ asegurar” el espacio, coloqué todos mis datos, como si fuera a acudir en ese lugar.
Al terminar el registro, revisé la disponibilidad el resto de los días y ¡nada! No había ni un solo espacio hasta enero. ¡Era increíble! Parecía como si ese lugar estuviera esperando solo por mí. ¡Eso es a lo que yo llamo "buena suerte"!
El costo del trámite era un poco caro. De hecho, si pagaba mi visa, literalmente me quedaría sin dinero. Pero quería ver si eso estaba pasando en verdad para mí, así que a pesar de quedarme sin dinero, llegué hasta el final. Me imaginaba que hotel y vuelo estarían pagados para dos personas. Pero hacía falta la otra persona…
Como ya no había ni un espacio más para el trámite de la visa, ninguno de mis familiares podía acompañarme. Y me imagino que un concierto navideño no era lo que se consideraba “un caso de urgencia” para el trámite de una visa de emergencia…
Así que, pensé que tal vez alguno de mis compañeros de la universidad tendría visa y quisiera acompañarme. Llamé a todos en mi agenda y ninguno podía. Muchos de ellos no tenían visa vigente, y muchos de los otros ya tenían planes. No conseguí a nadie esa noche.
A la mañana siguiente, coloqué un anuncio en las apps de citas diciendo “Si tienes visa de turista y quieres ir a un concierto de Andrés Botticelli en Nueva York, escríbeme.” Después fui a tramitar la visa con los boletos y todos mis documentos. Tenía un poco de miedo, porque no sabía exactamente las condiciones del viaje, dónde me quedaría, o cuántos días. Normalmente si notan que no tienes claros los datos de tu viaje, pueden creer que lo estás inventando y no darte la visa.
Literalmente estaba temblando, esperando por mi visa, pero ya estaba ahí, y ya no podía hacer nada. Tampoco era un buen momento para hablar y preguntar por el concurso, porque de hecho no puedes usar tu celular dentro de la embajada. Finalmente llegó mi turno y pasé a la ventanilla correspondiente.
Desde el principio hablé con ellos en inglés. Les expliqué que había ganado esos boletos, y que necesitaba la visa para tomar el premio. La persona en la ventanilla tomó mis documentos, me preguntó si había viajado antes y le dije que sí. Luego me preguntó qué con quién iría, le dije que esperaba que mi novio, quien ya tenía visa, me confirmara…
«Ellos no saben que ni novio tengo, pero confío en que yo logre encontrar uno a tiempo, con visa y con la misma ilusión que yo de viajar a ver el concierto… no creo que sea tan difícil… » pensé.
La persona de la embajada tomó mis boletos, me dijo que tomara asiento y fue a hablar con alguien. Yo confiaba que mis estados de cuenta del mes anterior, donde todavía tenía suficiente dinero, me ayudarían a hacerles creer que tenía suficiente liquidez de dinero en cualquier caso de urgencia. Además, todavía tenía un seguro médico que estaba pagando por mi trabajo, válido en los Estados Unidos también… Parecía estar todo en orden, con excepción de que en la realidad, me estaba quedando sin dinero.
Después de unos minutos, la persona me regresó los originales de mis documentos y me pidió que pasara a pagar a la caja. Eso sonaba como una buena noticia, al parecer, mis documentos sí cumplían con los requisitos.
Fui a pagar, y regresé con mi comprobante a la ventanilla. La persona me dijo que eso era todo, y que en una semana podría verificar si ya podía ir por mi visa.
Parece que todo salió bien esa mañana. No me hicieron muchas preguntas y mis documentos habían sido aceptados. Me dirigí a casa, dispuesta a hablar a la empresa que daba el viaje, y preguntar si no había problema con ir sola, o hasta cuándo podía registrar a la otra persona.
Cuando llegué, tomé un vaso de jugo de la cocina y verifiqué mis chats en aquellas apps. No obtuve ningún mensaje al respecto, y por si fuera poco, en una hora que estuve metida en la app, no obtuve ningún match.
―¿Esto significa algo? ¿Por qué no logro encontrar a nadie que quiera ir conmigo? ―me pregunté, curiosa por mi destino.
Se me ocurrió que podía poner el otro boleto a la venta en internet, porque así podía enfocarme en una persona que le gustara el mismo artista que a mí. Y así, cuando esa persona lograra ver el precio tan económico, se animaría a ir… Pero eso significaba ir con una persona completamente extraña, y podía ser muy peligroso… Lo dejaría como última opción, dependiendo de qué fuera lo que me dijeran por teléfono.
Me senté en el sofá, y tomé unas fotografías del boleto, por frente y por detrás, y luego lo puse a la venta en una página de internet. Solamente pedía mil pesos por él. Considerando que el vuelo estaba incluido, aquél precio debería ser irresistible, incluso para cualquier persona que quisiera viajar cómodo y barato.
En ese momento, mi mamá se dio cuenta de lo que estaba haciendo y me preguntó sumamente desconfiada y negativa.
―¿Qué estás haciendo? ¿Y esos boletos? ¿A dónde fuiste esta mañana?... A ver… ―dijo, recogiendo mis boletos.
Aunque ella no habla inglés, de todos modos entendió que se trataba de un concierto navideño de Andrés Botticelli en Nueva York.
―¡No me digas que estás pensando ir a este concierto! ¿Te acabaste todo tu dinero en estos boletos? O, ¿con quién irás?... ¿Te invitó un hombre?... Los hombres no dan regalos así por nada… ¡Puede tratarse de un secuestrador! ―comenzó a juzgar, mi querida madre, de una forma muy precipitada.