no vi bien sus ojos, llevaba pantalones de seguridad negros al igual que su buzo, su cabello era castaño y su barba al igual que bigote estaban bastante crecidos, de estatura tal vez me sacaba una cabeza y media y su musculatura era grande pero no exagerada, su corto tramo pareció una eternidad cuando desde las escaleras hasta el lugar donde yo estaba no había más distancia que tal vez diez metros, y su mirada estuvo fija en mí solo un mísero segundo, paso detrás de mí y siguió por el pasillo con una escalera en la mano derecha que no había visto al principio, entro en el último salón del pasillo y no lo vi más.
Solté de repente todo el aire que tenía retenido y no me había dado cuenta, comencé a respirar agitadamente al igual que mi corazón latía desenfrenado en mi pecho ¿qué carajos había sido eso? él era tan, tan, no encontraba palabras para decir lo que había sentido cuando lo ví: atracción, infinitas ganas de estar cerca, felicidad, alegría, emoción, incluso podría jurar que cuando su cuerpo paso junto al mío aunque ni siquiera me había tocado, sentí su calor corporal, pero eso era imposible, había estado a casi un metro de mí, y en todo momento lo había mirado, no recordaba cuando me había dado la vuelta para verlo, ni cuando empezó a hacer tanto calor, la piel me picaba, las orejas me ardían y el abrigo estaba quemando mi piel, pero yo no podía hacer más que tratar de tranquilizar mi respiración y mi mente que vagaba por millones de conjeturas de cómo podría haberme sucedido algo como aquello, se suponía que el amor a primera vista no existía, y entónces… ¿Qué era lo que yo había sentido? ese choque de felicidad que dió de lleno en mi corazón creando una onda expansiva hacia todo mi cuerpo, nunca ni por asomo había sentido algo tan intenso, ni siquiera por Lucas, de hecho por nadie.
Con el corazón a mil todavía, mi mente buscaba una explicación y mi cuerpo ardía de tal manera que sentía como si el sol se hubiera acercado a la tierra, más resumido al colegio y se encontraba a solo metros de distancia, me quite el abrigo de inmediato y entre al salón a dejarlo, necesitaba aire, algo frío que hiciera que mi cuerpo dejara de arder literalmente; me senté sobre la mesa abriendo la ventana del costado y el delicioso viento fresco se encontró con mi cuerpo, no era suficiente, aun así mi piel quemaba y picaba, para mi ese viento de tormenta se asemejaba a una suave brisa de verano y mi corazón seguía latiendo descontrolado como si hubiera corrido un maratón a velocidad luz, claro que era algo imposible ya que mi cuerpo no lo aguantaría.
-¿Estás loca? ¡Te vas a enfermar Josie cierra esa ventana ahora mismo!- demandó. Mire a Vladimir sin ninguna expresión en el rostro, aun tratando de respirar normalmente, el solo sobaba sus brazos por el frío y sus dientes castañeaban.
-¿Josie, que te sucede?- pregunto ahora al ver que yo no respondía, poniendo cara de preocupación y tomando mis hombros para ver bien mi cara, apenas sus manos hicieron contacto con mi piel, frunció el ceño y las aparto tocando con una mi frente y luego mis cachetes.
-¿Tienes fiebre? Estás ardiendo. ¿Te sientes bien?- ¿Si me sentía bien? ¡Me sentía de maravilla! Estaba felíz aunque no tenía idea de porqué, era una reconfortante sensación a la que dejaría sin explicación mientras dure esta felicidad, total él no tenía que saber por qué, así que sin hacerle caso a su cara le sonreí sinceramente.
-¡Estoy bien, solo tengo un poco de calor!- dije acercándome más a la ventana mientras se me escapaba una risita por su cara de asustado, no sé si era porque todo me parecía gracioso ahora o en verdad el exageraba sus gestos, el seguía sin entender lo que pasaba según su expresión y yo no pude hacer más que comenzar a reír más fuerte; pero me callé abruptamente al ver entrar a un chico alto con la cabeza rapada que traía una escalera en sus manos. Vlad llamó mi atención golpeando mi mano.
-¡Ey, te estoy hablando! voy a ir a avisar que te sientes mal, esta temperatura no es normal- negué con la cabeza mientras suprimía una carcajada, no era para tanto que exagerado.
-¡Estoy bien tonto solo tengo un poco de...! - Las palabras quedaron atoradas en mi garganta al ver entrar a ese chico a mi salón, traía la misma escalera y la puso en la punta contraria de la habitación para luego subirse en ella, yo lo miraba embobada, no existía nada más que su silueta subida a esa escalera de espaldas, Dios, realmente era hermoso ¿que decía? era todo un dios griego; en mi existencia nadie me había llamado tanto la atención como su persona, en serio que tenía ganas de acercarme, solo un poco o que me mirase por una vez.
Vladimir me estaba zarandeando de los hombros haciéndome salir de esta burbuja de felicidad y me le quedé viendo con cara de perrito.
-¡¡Hazme caso!!- dijo mientras me bajaba de la mesa -¡El chico ha pedido que nos movamos!- No contesté a lo que dijo y solo dejé que me guiara para volver mi atención a donde estaba ese Adonis; pero para mi decepción estaba saliendo por la puerta, mientras Sofi y Cari entraban por la otra y venían hacia nosotros, me miraron con preocupación al ver mi falta de abrigo, la misma expresión en el rostro de mi mejor amigo y la sonrisa boba en el mío.
-¿Por qué no cierran esa ventana? ¡Josie ponte un abrigo, no estamos en verano!- declaró Cari entrecerrando los ojos por el viento que entraba.
-¿Estás bien querida?- pregunto Sofía acercándose a mi cara. No contesté y me encogí de hombros.
-No sé qué le pasa, vino de afuera y solo abrió la ventana de par en par sonriendo como psicópata, además parece que tiene fiebre- contesto Vlad por mí, poniéndome el abrigo encima de los hombros, el cual quité al segundo.
-¡No seas exagerado ya dije que estoy bien! que tenga un poco de calor no es malo- dije mientras volvía a poner mi abrigo en el respaldo de la silla.
-¡¿Un poco de calor?! ¡Estamos a tres grados bajo cero y tu sin abrigo y con la ventana abierta!- gritó Carina intentando cerrar la ventana; le corrí la mano con el brazo y me acerque más al viento fresco, sentía el cuerpo arder de nuevo y mi corazón volvía a desenfrenarse, no parecía que estaba al lado de la ventana, sin contar que mi mente seguía repitiéndome lo hermoso que era aquel muchacho.
Pasaron los minutos y entre pedidos de todos mis compañeros presentes en el salón, lograron que cierre un poco la ventana y la dejara entreabierta para no morir derretida, y es que literalmente sentía que lo haría; luego de media hora tal vez, mi cuerpo dejo de arder y solo mantenía esa temperatura lo bastante alta como para molestar pero no como para doler; y lo extraño era que no me sentía mal ni me dolía nada, al contrario me reía de todo y parecía no poder dejar un poco de lado esa alegría loca que sentía. Al pasar una hora llego la profesora de economía que por pedido de Vlad, Sofi y Cari me dejo no hacer nada durante toda la clase hasta que me sintiera mejor, también después de un rato me pidió que bajara la voz.
Casi una hora antes del horario de salida el calor comenzó a disminuir velozmente, mi corazón volvió a sus latidos normales y la alegría poco a poco se fue esfumando, la temperatura de mi cuerpo volvió a la normalidad y volví a sentir el frío que hacía. Me coloqué el abrigo al fin, luego de todos los consejos por parte de mis compañeros en que lo hiciera; extrañamente se preocupaban por mí.
Pero eso no era lo único raro, ahora que me encontraba bien podía plantearme lo extraño de la situación, mi reacción y el porqué de lo que sentí en esos momentos en los que mi cabeza no podía pensar con claridad, en por qué su presencia me había afectado tanto y de esa manera tan anormal.