Odiaba tus ojos,
esos ojos de un común
café oscuro;
los aborrecía,
me parecian ordinarios.
Hoy noté mi error,
no son comúnes en realidad,
son hermosos.
Amé ese tono oscuro
en el cual pude ver
mi alma reflejada,
amé que fuesen misteriosos
pero sobre todo
adoré como
se iluminan cuando hablas.
Amo tus ojos
de un común y bello
color café oscuro.