Confía en Mí

No podía dejar de pensar en todo lo que íbamos a tomar como responsabilidad. Apenas iba a cumplir diecisiete años y solo me quedaba un año para terminar la preparatoria y cumplir los dieciocho.

La empresa en si era un gran peso que iba a quedar en mis manos y de las de Emeric que no mostraba interés en ser alguien que administre empresas y mucho menos yo.

¡Tampoco nos habían consultado que queríamos para nuestro futuro!

Todo empezaba a ser algo estresante y solo podía pensar en que la única persona que me debía apoya no me quería me hacía sentir peor.

—¿Puedo preguntarte en que piensas tanto? —pregunto Julien que estaba de pie a un lado del piano.

—Son tantas cosas que ni siquiera puedo contarlas —dije con cansancio.

—Eres joven y necesitas diversión se ve en tu cara que no has salido de tu habitación —dijo el a lo que yo lo mire asintiendo.

Quizás tenía razón hacia días que no salía con mis amigas y tampoco había ido a ninguna fiesta.

Y si me iba a casar tan joven tenía más motivos para disfrutar lo que me quedaba.

Al día siguiente fui al instituto ya ni siquiera me tomaba la molestia de tomar la mano de el ya que no estaba para soportar sus malos tratos o con desgano.

Necesitaba más calle pero solo lo conseguiría con alguien que tuviese mundo.

Busque el pasillo desolado y la salida de emergencia.

—¿Quieres? —ofreció ella extendiendo el papel con hierba dentro.

—No —dije negando y haciendo mueca de desagrado.

—Tú te pierdes de esta gloria —dijo ella dándole otra calada.

—Quiero que vengas a mi casa esta noche —dije con una sonrisa.

—Oye a mi no me gustan esas cosas de niñas ricas —levante mis cejas y me cruce de brazos.

Ella no se veía una niña no rica pero si alguien demasiado rebelde.

—Solo seremos mi amiga, tú y yo.

—¿Dejaras que lleve mi hierba? —pregunto levantando una ceja.

Hice silencio, pero de todas formas mis padres nunca solían entrometerse en mis cosas asi que no habría problema que ella fumara en mi cuarto a la vista de nadie.

—Esta bien —dije poco convencida.

—Genial — ella pego un salto desde el lugar donde estaba sentada.

Mire a Lilian y luego a Marion, a la última recién la conocía pero no parecía ser mala.

—¿Qué nunca viste a alguien armar uno de estos? —pregunto Marion riendo con sarcasmo.

—No me parece que sea el momento adecuado para esas cosas —dijo Lilian haciendo su cabello hacia atrás.

Me senté en frente de las dos y las miré.

—No sé qué hacer para acercarme a Emeric —dije mirándola a las dos a los ojos.

Las dos hicieron silencio y Marion se paró en la ventana para prender su cigarrillo.

—¿Por qué quieres acercarte a Emeric? —dio Lilian levantando una ceja.

—Lo mismo me pregunto ¿Quién saldría con ese tipo sin corazón?

—En un futuro no tan lejano me casare con él y lo menos que quiero es que no confié en mi —dije bajando la mirada a mis manos...

Otra vez las dos hicieron silencio y volvieron a mirarse.

—Pienso que Emeric es un sujeto extraño y reservado con algunas cuestiones —dijo Lilian— nunca se lo vio aparte de coquetear con mujeres solo agarrándolas por la cintura y susurrándole cosas al oído.

—Ese tipo se besa con cualquiera y se acuesta con la primera que se le cruza eso lo sé porque lo he visto con mis propios —mire a Marion sorprendida por lo que acababa de decir.

Y si a Emeric le gustaban las mujeres que eran de sexo fácil y eso lo había visto con mis propios ojos.

—Cariño todo el mundo sabe que él te “engaña” —Lilian hizo comillas con sus dedos.

—Eso no me interesa al menos quiero que confíe en mi y que sea mi amigo…

—¿Quieres saber sus aventuras? ¡No jodas Elise! ¿Serás la esposa que sabe cuándo y con quien se acuesta su marido? —dijo Marion como si hubiese dicho una estupidez.

—Solo quiero saber que al menos podremos confiar el uno en el otro para sacar la empresa a delante —dije apenada.

—¡Entonces tendrás que hacerlo que confíe en ti! —mire a Lilian y ella sonrío— necesitas un cambio grande en tu vida Elise.

—Tu debes hacer que ese sujeto te ruegue —continuo Marion terminando su pucho.

Lilian se puso de pie y trajo su bolso, y saco mucho maquillaje.
Empezó a aplicar maquillaje en mi rostro.

—Todo ese maquillaje sale más caro que mi vida —dijo Marion tomando un rímel— sobre todo debes ser tu misma y mostrar seguridad.

—Si Elise debes mostrar que tú eres más que con todas esas zorras con las que él se acuesta —Lilian termino de aplicar labial en mis labios.

Me puse de pie para mirarme en mi espejo. Me veía distinta pero hermosa y ya no parecía un payaso.

—¡Tienes que ser una perra! ¡Se espontanea! —dijo Marion con una sonrisa.




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