Confía en Mí

16|| El momento

Otra vez volví a observar al sujeto que no dejaba de mirarse al espejo.

—¿Sabes que si haces eso… —mire a Alban que estaba temeroso.

—Cállate y déjame pensar —dije observando a los demás.

Me puse de pie y miré el reloj, el entrenador siempre iba a apurar a todos.

El teléfono de Marcus se encontraba en el banquillo al lado de su bolso.

—Levántate —dije tomando a Alban del brazo— golpéame.

—¿Qué? —fruncí el ceño mirándolo.

—Que me golpees en la puta cara —trataba de hablar lo más bajo.

El negó con su cabeza, pronto todos guardarían los bolsos en sus casilleros y saldrían al campus.

Debía hacer que Alban me golpeara.

—Marion es una zorra ¿lo sab —no termine de decir eso y el golpeo mi rostro.

Mi espalda se chocó con los casilleros, todos se voltearon a vernos. Había conseguido mi propósito.

—¡Eres un maldito imbécil! —exclame con enojo.

—Oigan chicos cálmense —dijo Theo acercándose a nosotros.

Pero con todas mis fuerzas empuje a Alban hacia atrás, los bancos se cayeron al igual que los objetos que estaban encima.

—¡Basta! ¡Deténganse! —exclamaron.

—¡Oye viejo tranquilízate! —dijo Marcus tomando a Alban de los brazos.

Todos estaban a la vuelta, mi mirada fue al bolso y al teléfono que había rodado.

—¿Qué te pasa estúpido? —exclamo Bastien que me empujo.

El disimuladamente me guiño el ojo.

—¡Me las pagaras! —y seguido de eso todos empezaron a golpearse.

Se desconocieron por un momento.

Rápidamente me acerque al teléfono y lo guarde en mi bolsillo.

—¿Qué esta pasando aquí? —exclamo molesto el entrenador— dejen de pelear como niñas y vayan al campus.

Ninguno dijo nada, me acerqué a Alban y sonreí.

A pesar de que la clase se percibía la tensión solo fue cuestión de un partido de corto tiempo para que todo volviese a estar bien.

Marcus era tan imbécil que estaba seguro de que no se daría cuenta que no tenía el móvil.

Regrese a casa sintiendo una pizca de esperanza.

No podía evitar pensar en una patética escena pero que de verdad ansiaba que sucediera.

Elise saltando a mis brazos por haber cumplido con mi palabra.

—Emeric —de repente era la pesadilla apareciendo en ese sueño— ven un momento.

Entre a la oficina de mi padre y lo mire, no soportaba estar con el.

—Me pareció estupendo lo que hiciste, aunque lo mismo quedaste como un débil… —dijo pasando de una sonrisa a fruncir el ceño— ¿En que pensabas cuando dejaste hablar a esa niña primero?

Claramente se refería al día de la reunión con los empleados.

A mi mente vino Elise mostrando su confianza en ella misma. Una pizca de orgullo sentía hacia ella.

Pero tenia que recordar que Olivier era un ambicioso.

—Tu dijiste que querías que me involucrara mas con ella y su familia —dije con seguridad— eso es lo que estoy haciendo.

—Eres menos inútil que antes y me agrada al menos piensas eso lo heredaste de mi —dijo sin mirarme a la cara.

Sali de allí y me dirigí hacia mi habitación, me tire en mi cama hasta que sentí algo suave y húmedo rozar mi mejilla.

—Hola Bug —dije acariciando su cabeza— siento que cada vez estoy mas cerca de lograr mi objetivo.

Volví a mirar hacia el pequeño amuleto que colgaba de las llaves de mi auto.

Estaba decidido en recuperarla.

Pov’s Elise

Sentía su mirada sobre mi, era algo que últimamente me estaba fastidiando demasiado.

<<Tranquila el día acabara pronto…>>

Intentaba creerme eso pero era inevitable.

¿Por qué tenia esa costumbre de mirar y no decir nada?

Como siempre el nunca tenía nada para decir.

—Pts Elise —miré a mi lado y vi a Lilian que me señalaba hacia en frente de ella.

—Dile a la profesora que te cambie de lugar —dijo Marion tratando de ser lo mas discreta posible.

Fruncí un poco el ceño y miré hacia la profesora que estaba en su escritorio.

Gire mi cabeza disimuladamente para observar a Emeric, ya no me observaba pero tenía la mirada en su libro.

Miré a Marion y negué con mi cabeza, ella abrió su boca con sorpresa y entrecerró sus ojos.

El profesor fue el primero en salir del salón, todos empezaron a guardar sus cosas.

—¿Por qué no quisiste decirle al profesor que te cambiara de compañero? —pregunto Marion con curiosidad.

—Simplemente porque no quise —dije sin mucha importancia.

—¿Acaso ya lo perdonaste? —volvió a preguntar.

—Ya deja de molestarla Marion —dijo Lilian empujando a Marion para que siguiera su camino— te esperamos en la cafetería.

Asentí y las vi salir del salón, camine hacia la puerta y Emeric llego primero deteniéndose.

Mire a mi alrededor y ya no había nadie más que el y yo.

Camine hacia la puerta frunciendo el ceño.

—¿Qué haces? —dije enojada al ver que había cerrado la puerta.

El me miro pero no se apartó de la puerta.

—Espera —el metió la mano en su bolsillo y saco el móvil.

—¿Me dejaras salir? ¿O quieres que empiece a gritar? —camine hacia el pero no se corrió.

—Dije que quería ayudar —dijo con seriedad extendiendo el móvil.

¿Ayudar en qué?

Hasta que caí en la cuenta de que ese no era su móvil.

Abrí mis ojos sorprendida sin poder creer lo que había hecho.

—¿Cómo lo conseguiste? —lo mire a los ojos.

Sus ojos se veían mas grises por la luz del sol que entraba por las ventanas.

—Eso no importa después buscaremos la forma de entregárselo —dijo como si robar teléfonos ajenos fuera poca cosa.

¿Estaba fingiendo o no? Sus ojos decían que estaba hablando con sinceridad.

El problema estaba en que no confiaba en él. ¿Y si quería algo a cambio?

—¿Qué pretendes con esto? —dije señalando el móvil.




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