Salí del aeropuerto inmediatamente, quería ver a mi madre, abrazarla y escucharla decir que estaba orgullosa de mí...
Ella no estaba ahí, me sentía devastada, el chico que estaba frente mio tenía un cartel que decía "Chloé Bourgeois" escrito con una espantosa letra, hecho al momento. Supongo que mi mirada le hizo darse cuenta que yo era quien debía recoger.
Tenía el cabello alborotado, rubio, ojos grises con la nariz llena de pecas, portando repugnantes anteojos redondos, lo miré de arriba a abajo y esa acción provocó que él arqueara la ceja; eché un vistazo a la izquierda y luego a la derecha.
- ¿Eres el chofer? - Me coloqué mis gafas oscuras, esperaba un trato decente pero recibí una carcajada poco discreta. - Deja de reír...
- La señora Audrey me pidió recogerla como una tarea.
- Comprendo. ¿Dónde está la limusina?
Cerró los ojos y respiró hondo, se dio la media vuelta seguido abrió la puerta de una carcacha, un chevrolet luv negro, me quedé boquiabierta. ¿Pretendía que me subiera a esa cosa?
- No pienso subirme a eso.
- ¿Es una broma? - Rodó los ojos.
- No
Resopló agotado, tiró de su cabello.
-Su madre le espera dentro de hora y media en el restaurante Pub and Mermaids. - Indicó que me subiera al transporte y sin otra opción abordé.
Era incómodo ir en el copiloto, tomó mis maleta y las aventó en los asientos traseros.
- ¡Ten cuidado!¡Salvaje! Esas maletas valen más que tú y tu cacharro juntos. - Grité histérica.
-Sí, señora.
-¿¡S-Señora?
El viaje comenzó, de mi cabeza no salían los pensamientos acerca de mi amada París. ¿Y si Adrien estaba con esa estúpida panadera? La ira se acumuló en mi pecho ¿Y si Sabrina se había hecho su amiga como el otro día? Todo parecía desmoronarse y yo estaba atrapada en un horrible medio de transporte con un chico sufriendo acné, con tan poca clase. El tráfico infernal congeló mi camino; la cabeza comenzaba a dolerme... yo sólo deseaba ver a mi madre, nunca lo expresaba pero de vez en cuando necesitaba afecto de mis padres. Un olor a grasa se expandió por el auto, sentí el vómito en la garganta, al mirar a mi conductor noté que estaba comiendo una hamburguesa con papas ¿lo peor? Masticaba como una maldita vaca y mis deseos de salir corriendo aumentaron, asqueroso, me miró inocentemente, realmente no tenía idea de lo que me molestaba, parpadeaba con los labios embarrados de catsup.
- ¿Acaso no sabes comer frente a una dama? - En cuanto terminé la pregunta me miró - Además ¿Qué diablos crees que haces comiendo aquí?
- Es hora de mi almuerzo - Informó hablando con la boca llena. - ¿Quieres? -Me ofreció papas fritas, podía ver casi como la grasa escurría.
- ¿Sabes cuántas calorías tiene eso? Tu novia nunca querrá besarte si sabe que consumes cosas así. - De mi bolso extraje una botellita de perfume y lo rocié por mi asiento
- Yo no tengo novia. - Murmuró avergonzado.
- No me sorprende.
El rubor estaba por toda su cara, ajustó sus anteojos algo molesto, no intercambiamos más palabras, admito que me llamaba la atención su ingenuidad, sería divertido ser la causa por la cual perdiera su patético trabajo.
Llegamos por fin al restaurante, retiré mis gafas lista para salir, no veía a mi madre...
- Chloé es un bonito nombre - Comentó sacándome repentinamente de mis pensamientos, me irritó - Significa florecer o algo así.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Jack - Encogió sus hombros.
Las enormes construcciones me impedían ver el cielo, ni siquiera podía sentirme como en una de esas comedias románticas. El miedo corría por cada rincón de mi cuerpo ¿y si le había pasado algo? Los ciudadanos caminaban realmente rápido, cruzaban las calles con gran habilidad, la vida aquí es tan diferente, miraba mi teléfono celular por ratos, los minutos corrian, cuando se acumularon formaron horas, la noche comenzaba a caer y la vida nocturna de la ciudad se hacía presente. Aparté mi vista de la ventana y me encontré con Jack durmiendo, tenía la boca abierta roncando como un oso, resignada me crucé de brazos no quería que me doliera la frente después de tanto palmearla.
Ambos nos sobresaltamos cuando un tono de llamada sonó de golpe, él de inmediato respondió tallándose los ojos.
– ¿Q-qué sucede? – Jack miraba por la ventana mientras al otro lado de la línea recibía indicaciones – Comprendo – Sus labios quedaron en línea recta –Ya veo... – Terminó con voz suave cortando la llamada – A-Audrey no vendrá...
– Es tu culpa... –Gruñí apartando la vista. -Seguro le da vergüenza que su hija se baje de esta cosa y todos nos vean.
– Tal vez –Sonrió, noté como sus manos apretaban el volante con todas sus fuerzas – O tal vez le da vergüenza que todos noten que su hija es una hueca superficial – Gritó mientras su respiración se agitaba – Si no te gusta baja de mi luv ahora mismo.
Sentí mis ojos llenándose de lágrimas, en mis labios se formó un puchero. No... No podía llorar, no frente a él, recordé todas las veces que mamá me hizo falta, cuando me dio la espalda para irse, cuando olvidó mi cumpleaños.
– No conozco la ciudad... – Informé con voz apagada, colocándome los lentes oscuros.
– Ella te quiere, no respetó mi día libre... Se preocupa por tu bienestar – Dirigió su mano a mi cabello para acariciar mi coleta, solo fue un poco antes de que mi estómago rugiera. ¿Por qué ahora? Me encogí avergonzada.
De inmediato sacó una bolsa de papel, extrajo una rebanada de pan, sentí mi cara enrojecida, agradecí la oscuridad ¿acaso me veo como una indigente?
– No voy a comer eso.
– Si comes esta rebanada te llevaré a cenar lo que quieras.
Nadie se enteraría que comí un pan de ajo que me regaló un tipo con acné. Lo tomé dando una mordida pequeña... Sabía bien y mi estómago se sentía en el paraíso.
– ¿A dónde quieres ir? – Realmente no tenía idea...