Connatural

Quinto capítulo

—Hola Deka —me saludó Travis de forma casual. 
—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que le pregunté de forma áspera. 
—¿Puedo pasar? 
No sabía cómo reaccionar, me debatía entre continuar con la conversación o cerrar la puerta de un golpe, mientras él se aproximaba lentamente.  
—Creo que te debo una explicación, supongo que tuviste problemas con tu abuela aquel día. 
—¿Lo supones? —fue lo único que salió de mis labios, a pesar que quería gritarle mil cosas, cerré la boca y esperé a que él hablara. 
—Fue mi padre. 
—¿Qué?  
—Él fue quien me hirió, por eso no quería ir a la policía —me explicó. 
—Deberías denunciarlo —le dije mientras intentaba tratarlo con la misma indiferencia que recibí de él. 
—No es la primera vez y la policía no hará nada, le temen, nadie se mete con él. 
—Así que las piedras también lloran —se limitó a mirarme, busqué la incredulidad en sus ojos, pero no se inmutó con mi ironía. Se mantuvo en silencio con curiosidad, antes de continuar con su discurso. Comprendía mis palabras, pero no parecía ofendido. 
—No tengo a dónde ir y Valentín no es mi padre biológico. 
Por un momento bajé mis defensas, noté un esbozo de fría honestidad, intenté, pero no pude evitar ceder. Lo invité a pasar y a sentarse, le ofrecí algo de tomar, pero él no lo aceptó. Sólo se quedó sentado viendo la decoración de la casa como pensando para sí mismo. 
—Hay un rumor sobre ti —me atreví a decirle—. Me cuesta creer que seas una víctima de tu padre. 
—Lo curioso con los rumores, es que algunos son ciertos. 
—No sé cómo decírtelo, en realidad suena absurdo, pero la gente lo cree y vives aquí ¿No sería lindo aclararlo? 
—¿Qué fue lo que escuchaste? —me preguntó como si estuviera aburrido y quisiera entretenerse un rato con mis ocurrencias. 
—Que… eres… un … demonio…  —de inmediato me arrepentí de las palabras que dije hasta para mí sonaban absurdas, pero no podía retractarme. 
Él movió la cabeza de lado a lado, pero no parecía sorprendido al contrario se sentía aliviado por mi acusación. Yo me debatía entre el miedo y la vergüenza, pero pude controlarme por completo necesitaba escuchar de su boca la verdad. 
—No lo soy —dijo al fin. 
Me sentí aliviada por un momento, como si hubiera dejado una carga que sentía en la espalda durante mucho tiempo. 
—Pero… mi padre sí lo es —dijo con un tono solemne, claramente no estaba bromeando.  
—¿Te refieres a Valentín?  
—No, a mi padre biológico, su nombre es Gamaliel. 
Toda mi sensación de paz se había esfumado por completo, sentí por un momento que el aire me faltaba, tomé asiento en un sillón para tratar de digerir lo que me estaba diciendo, muchas veces soñé con esta conversación, sin creer realmente lo que sucedería, me quedé en silencio por un rato. 
—¿Cómo lo sabes? —fue lo primero que pensé en preguntar. 
—Es una larga historia. 
Volteé a ver el reloj, ya era hora de reunirme con mis amigos, pero no iba a dejar a Travis justo ahora, así que opté por faltar a la cita y quedarme con Travis el resto de la noche. 
—Tengo tiempo —le dije. 
—El nombre de mi madre era Jade, una respetable hechicera según dicen, se dedicaba a la magia blanca junto con otras mujeres iguales a ella. En una época de su vida comenzó a conjurar demonios, no sé la razón de por qué lo hacía, pero así conoció a Gamaliel: mi padre biológico. Valentín me contó la historia, me dijo que Gamaliel sedujo a mi madre, era... una relación un tanto extraña ya que él no tiene un cuerpo físico, en algunas ocasiones poseía el cuerpo de otros hombres, para que ella se sintiera un poco más cómoda con la situación. Ella se perdió por un tiempo, se alejó de todos, lo daba todo por él, hasta que Gamaliel empezó a asesinar de nuevo, es un demonio, es su naturaleza. Mi madre quería dejarlo cuando se dio cuenta que estaba embaraza así que decidió huir —Travis tragó un poco de saliva para continuar con su historia—. Pero ¿Cómo te escondes de un ser que no puedes ver? Que es poderoso, así que se reunió de nuevo con su antiguo aquelarre y les pidió ayuda, entre todas hicieron un especie de conjuro para desterrarlo de este mundo y mandarlo a… no se bien dónde, sé que no ha regresado o por lo menos no me ha encontrado. Llegó el día del parto, pero por desgracia no sobrevivió, Valentín estuvo con ella el día que murió, era su amigo incondicional, le prometió que se haría cargo de mí y que me mantendría escondido, ella no quería que Gamaliel me encontrara, es así como me adoptó. 
—No sé qué decir —le comenté. 
—Estas son mis cartas mitad humano, mitad demonio, estoy vacío. No siento alegría, ni tristeza, no puedo entender las emociones humanas, tengo algunas habilidades sobrenaturales, pero no soy un monstruo. 
Los minutos se hicieron horas, al fin pude verlo, más allá de los rumores que enmascaraban su realidad, podía sentir la tensión al encontrarnos solos, sin embargo, el miedo había desaparecido. Solo podía concentrarme en nosotros y las sensaciones que parecían controlarme al estar cerca de él, deseaba congelar ese momento, lo miraba detenidamente mientras imaginaba un esbozo de sonrisa en sus labios. 
—Eso no explica por qué Valentín te golpea, ¿Acaso no le prometió a tu madre que te cuidaría?  
—Así es, es algo extraño cuando era más pequeño él me hablaba mucho sobre mi madre, incluso llegué a creer que estuvo enamorado de ella. Me explicó mi origen y porqué murió y que no quería que Gamaliel me encontrara, por eso llegamos a vivir aquí, lejos de la civilización. Pero hace algunos años tuvo un accidente de auto, estuvo muy grave en el hospital los doctores dijeron que no sobreviviría, pero lo hizo. Desde entonces regresó muy cambiado como si se hubiera amargado, yo creí que era sólo una etapa por lo que le ocurrió, pero no fue así. Se volvió violento y severo conmigo, empezaron los golpes y me daba lecciones sobre que tenía que ser duro para sobrevivir en este mundo y que no confiara en nadie. 
—¿Por qué me dices todo esto? —le pregunté, sin comprender. Hasta este momento no había pensado en sus motivos y no entendía la causa de que se hubiera abierto así conmigo. 
—No sé, espero no equivocarme, tú… eres diferente a toda la gente que he conocido. Y tú entre todos los demás, eres la única que no me teme y me ha enfrentado. Además, debo confesarte que… me tienes intrigado. No te he tratado bien y sin embargo me sigues hablando, me sigues buscando como si no le temieras a nada. Y no me juzgas incluso ahora. 
—No tengo por qué, no has hecho nada malo a excepción de tu actitud a veces desquiciante. 
—A eso me refiero, cualquier otra persona reaccionaria… ya sabes.   
—Lo siento tanto y no le voy a decir a nadie, tu secreto está a salvo. 
—Te lo agradezco. En realidad no, sé que es una formalidad. 
—Así déjalo, ya no hables —le pedí—. ¿Esto tiene algo que ver con los asesinatos del bosque? ¿Sabes quién es el culpable? —se me ocurrió preguntar aprovechando su sinceridad. 
—Son demonios carroñeros —me contestó en tono neutral. 
—¿Qué? ¿Eso qué es? ¿Cómo lo sabes?  
—Pues, así se les llama, son demonios inferiores, me parece que obedecen a alguien superior a ellos, hay épocas del año que necesitan saciar su sed y tienen el poder de poseer animales, por lo regular son animales salvajes y al controlarlos atacan a los humanos. La policía nunca los atrapará, no pueden arrestar a un animal y ellos no son visibles a los ojos humanos, aunque yo sí puedo verlos —me explicó. 
—¿Y por qué eligieron este lugar?  
—No es que lo elijan, pueden llegar a cualquier parte del mundo, no son seres pensantes sólo piensan en saciar su sed, es todo. 
—¿Y no hay forma de detenerlos? Si lo sabías, ¿Por qué no hiciste nada? —le reproché algo frustrada. 
—No es problema mío y no voy a exponer mi vida por gente que no me interesa —me contestó de forma cínica. 
—No puedo creer lo que dices, con esa actitud sí te pareces a tu padre —su rostro se volvió duro—. No, espera, no quise decir eso, es que no puedo saber qué es lo que pasa sin hacer algo al respecto. 
—No puedes hacer nada, te acabarían antes de que te des cuenta y si vas con la policía te encerrarán en un manicomio. 
—¿Y sabes cuándo se irán o cuándo terminará esto? 
—¿Cuándo terminará?, no lo sé, pero he observado un patrón… haciendo cuentas, atacan cada veintiocho días, lo que me lleva a pensar que mañana habrá otra víctima —dedujo Travis. 
—¿Mañana? Tenemos que hacer algo. 
—¿Tenemos? Creo que no estás pensando con claridad. 
—Bueno yo… tengo que hacer algo —lo reté—. Quédate escondido en tu guarida, yo no puedo. 
—Tienes agallas —me alabó sin una gota de sarcasmo. 
—Bien, te ayudaré soló porque no quiero que mueras —dijo rendido. 
—¿Qué hacemos? —le pregunté esperando que tuviera un excelente plan ya que él sabía más de estas cosas. 
—No lo sé podríamos ver quién es el siguiente y así disuadirlo o avisarle… no lo sé. 
—¿Hay forma de saber eso? ¡Genial! ¿Cómo?  
—¡Ay Deka!, no quitas el dedo del renglón, así no durarás mucho en este mundo. Cuando eligen a alguien aparece una marca en esa persona, por eso tardan tanto en volver a atacar, escogen a su víctima, pareciera que traen un tatuaje en la frente es un símbolo demoniaco, existen cientos de símbolos, pero supongo que cuando lo vea lo reconocería, además, ¿quién se tatúa en la frente? —decía como para sí mismo. 
—Bien tenemos un plan y no tenemos tiempo, ¿Cómo encontrar a esa persona? Es sábado en la noche, por lo regular son jóvenes a quienes atacan así que debemos ir al cine, a la fuente de sodas o cualquier lugar donde se reúnen hoy, sólo espero que la posible víctima salga esta noche —cavilé satisfecha de poder armar una estrategia. 
—¿Quieres ir a todos esos lugares? —me preguntó sorprendido de que yo estuviera ansiosa de ir a una misión que bien podría ser un suicidio. 
—Es lo único que se me ocurre ¿Tienes otra idea? Te escucho. 
—Podríamos ir a dormir o hacer otra cosa más divertida —me sugirió. 
—No puedo creer que no quieras ir, es un buen plan. 
—No hay garantía que descubramos a tiempo quien será y si esa persona no sale o está en casa, no vamos a recorrer todo el pueblo buscando —objetó con un semblante serio. 
—No lo haremos, sólo iremos a los lugares más concurridos, que en realidad aquí no son muchos, si no encontramos nada, lo dejaré por la paz, al menos por ahora —le prometí. 
—Eres una molestia —me recriminó. 
—Deja de quejarte —le pedí mientras tomaba mi chaqueta para salir lo antes posible—. Anda, vamos. 
Él se paró del sillón sin muchas ganas, pero me siguió, llegamos a su camioneta y abordamos de inmediato arrancamos hacia los lugares que había planeado, llegamos al cine y esperamos afuera para ver salir a los jóvenes, pero Travis no veía nada extraño, la gente se nos quedaba viendo como si fuéramos extraterrestres, supongo que se preguntaban qué hacía yo con él y estaba segura que la noticia le iba a llegar a Mado, pero no me importaba en ese momento ya lidiaría con eso más tarde. Mientras esperábamos intenté charlar con él para obtener más información. 
—Hace diez años hubo asesinatos ¿Eran carroñeros también? —le pregunté para ver qué tanto sabía. 
—Así es, murieron siete personas, Valentín en ese tiempo no me dejaba salir de la casa, yo no entendía bien el porqué, llegó a pensar que Gamaliel podría estar cerca. 
—¿Tu padre manda a los carroñeros? 
—Sí tiene ese poder, pero no estoy seguro que sea él, no es el único demonio, están en todas partes. Después de un tiempo cesaron los ataques y nunca supieron quién fue. 
—¿Crees que te pueda encontrar? Gamaliel. 
—No lo sé, en todo caso para que me querría no tiene sentido. 
—Eres su hijo, eso debe tener algún significado para él. 
—Es un demonio completo ¿En realidad crees que sienta algo? Ellos sólo buscan poder. 
—Sabes mucho de ese tema. 
—Algo, he estudiado algunas cosas sólo para estar preparado, nunca sabes a lo que te vas a enfrentar. Como ahora, si no podemos evitar el ataque tendré que pelear contra los carroñeros. 
—Me imagino que si sabes que hacer. 
—Aunque no lo sepa, tengo más posibilidades de sobrevivir que tú. 
—¿En qué estás pensando? Es decir, ¿Cómo los vas a detener? ¿Matarías al animal? 
—No puedes salvar a todos Deka. 
—Pero tú mismo me dijiste que están poseídos, son inocentes. 
—Tranquila, no pienso matarlos sólo les voy sacar al demonio que llevan dentro.  
—¿Hay forma de hacer eso? 
—Exacto. 
—Ya lo has hecho ¿Cierto? 
—En defensa propia. 
Estuvimos ahí cerca de tres horas, pero la búsqueda fue infructuosa. Nos dirigimos a la fuente de sodas con la esperanza de encontrar algo. Cuando llegamos el lugar estaba tan lleno que no conseguimos mesa, nos sentamos en la barra y pedimos algo de tomar mientras observábamos a todos, bueno en realidad era Travis, yo aunque quisiera no podía ver nada. En una de las mesas del fondo se encontraba Aarón sentado frente a una chica rubia, desconocida para mí, la tomaba de ambas manos y parecían tener una conversación íntima mientras coqueteaban entre sí. 
—Es él —dijo de repente Travis señalando al hijo del alcalde. 
—¿Estás seguro? 
—¿Ves algún tatuaje tú? —me dijo para constatar. 
—No. 
—Entonces sí es él. 
—Tendremos que vigilarlo —le dije casi como una orden. 
—¿Quieres que siga y vigile al tipo más petulante de aquí? —me reclamó Travis. 
—Si no hacemos nada, morirá —le recordé en forma de susurro. 
—No se perderá gran cosa. 
—Deka —escuché una voz bastante familiar. 
—Jordán, Amanda, ¿Qué hacen aquí? —les pregunté como si ellos estuvieran invadiendo mi espacio. 
—Nos plantaste —me reclamó Jordán.  
—Es cierto, discúlpenme, se me presentó algo. 
Ambos miraron a Travis con un gesto de desaprobación, Amanda me jaló del brazo y me llevó hasta la puerta de forma poco discreta. 
—¿Qué haces aquí con él? —me susurró al oído como si hubiera cometido algún pecado. 
—Sólo estábamos hablando, no te preocupes estoy bien. 
—¿Estás segura? —me dijo nada convencida. 
—Sí, enserio —le dije tratando de tranquilizarla—. Diviértanse y los veré el lunes —les dije con la intención de que me dejara en paz para no perder mi objetivo. 
Travis me hizo una señal para que nos fuéramos de ahí, yo lo seguí sin hacer preguntas. 
—Se acaba de ir —dijo sin perder la atención de su objetivo. 
—¿Crees que debamos seguirlo hasta su casa? —le pregunté esperando que estuviera de acuerdo conmigo. 
—No creo que vaya a su casa con esa muchacha, no va a dejar ir a su presa tan fácil —dijo sarcásticamente. 
—Pero dijiste que el ataque sería mañana —le recordé. 
—Ya pasa de medianoche. 
—Deberíamos advertirle ¿No crees? 
—Adelante, dile —me retó en forma de burla—. Si crees que te escuchará, hazlo. 
Travis tenía razón, Aarón era el tipo más engreído de aquí, si fuera otra persona tal vez tuviéramos oportunidad de detenerlo, aun así no quería que le pasara algo, pero me daba temor saber que Travis tuviera que pelear no teniendo otra alternativa. Aarón subió a su convertible a lado de la joven rubia y arrancó de inmediato, nosotros subimos a la camioneta y lo seguimos guardando un poco la distancia para no ser vistos, al cabo de unos minutos llegaron a la orilla del bosque y estacionó su auto ahí. 
—¿Cómo alguien puede ser tan estúpido? Sabe que ahí son los asesinatos y justo se pone de carnada —comenté algo frustrada. 
—No me hagas defenderlo Deka. 
—Para eso estamos aquí ¿No es cierto? 
—Me refiero a lo de ser estúpido, no lo es, bueno sí, pero no en esta ocasión, es la marca lo que los hace ir, sienten una necesidad de estar en ese lugar, como si estuvieran en una especie de trance —me explicó. 
—¿Y la muchacha? 
—No, ella sí es estúpida, sobre todo por meterse con él.  
—Ya estamos aquí ¿Cuál es el plan? —pregunté algo asustada y con la adrenalina al máximo, ya que no tenía idea a lo que me podría enfrentar esta noche. 
—Va a llegar un momento en que él se interne en el bosque, esperaremos a que eso pase y tendremos que ir tras él, aunque pensándolo bien tú te quedas aquí, yo iré solo. 
—No puedes hablar en serio, es mi plan, no me puedes dejar fuera. 
—Oye no puedo enfrentarme a los carroñeros y cuidarte al mismo tiempo, te quedas aquí o me voy —me amenazó tajante. 
—Bien, haré lo que tú digas, sólo dime si hay algo en lo que te pueda ayudar. 
—Si tienes oportunidad, saca a la chica de ahí, pero no te expongas —me pidió. 
Estuvimos dentro de la camioneta con las luces apagadas un buen rato, observando a Aarón cómo manoseaba a la chica, ella disfrutaba de sus caricias y gemía escandalosamente, Aarón tenía unos ojos lujuriosos que no lograba satisfacer a pesar de su desenfrenado encuentro con la rubia. Yo intentaba ver hacia otro lado, ya que la escena era bastante incómoda, podía sentir cómo mi cara se ruborizaba y trataba de que Travis no lo notara. Travis por el contrario no parecía prestar atención a la escena dentro del auto, más bien sus ojos se concentraban en los alrededores como un águila buscando el momento perfecto para atrapar a su presa. De pronto la chica salió del auto de forma abrupta, se notaba algo alcoholizada al igual que Aarón, empezó a correr, ella lo retaba para que la atrapara y pudiera seguir satisfaciendo sus instintos, se reía a carcajadas, se quitó la blusa y se la aventó a Aarón para excitarlo aún más. 
Travis de un momento a otro abrió la puerta del carro y me recordó que me quedara dentro, llegó tan rápido como pudo, no podía creer lo que mis ojos veían. 
 




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