Regresé al lado de Oriana cabizbaja, ella me explicó algunos detalles de lo que harían para darme un poco de tranquilidad y me hizo saber que si todo salía bien las desapariciones cesarían.
—¿Sabe Eloísa que estás aquí? —me preguntó Ori.
—No —le dije de forma tímida.
—Te aconsejo que no le mientas en estas circunstancias, sé que suele ser algo dura contigo, pero es para protegerte —me aconsejó Oriana.
—Lo tendré en cuenta —le prometí—. ¿Qué debo hacer yo con exactitud? —quise saber con la intención de prepararme.
—Sólo observarás, no estás lista para esto —me advirtió.
—Deberías saber algo… —me detuve dudosa.
—Por favor continua —me pidió Ori, su rostro mostraba preocupación.
—Gamaliel… tiene algo contra mí, sé que intentará atacarme, más al saber que Travis lo traicionará…él me acusa de haberlo cambiado y arruinado sus planes.
—Eso ya me lo contó Travis.
—Lo que no te contó… es que ya lo intentó en una ocasión.
—¿Y se te ocurrió decírmelo hasta ahora? —me reclamó realmente molesta.
—Lo siento, no sabía cómo decírtelo.
—Qué bueno que me lo dices. No puedes estar aquí, tienes que irte, pero no te puedes ir sola —su rostro se mostró pensativo por un momento—. Llamaré a Jordán, te iras con él por un rato.
Dicho esto, tomó el teléfono he hizo una llamada rápida y decisiva al colgar se mostró un poco más tranquila y conservadora. Conforme pasaban los minutos mujeres empezaba a llegar a casa de Ori, una gran multitud y en grupos, de entre todas llegó Mado quién en cuanto me vio me dio un largo abrazo y me recriminó el no haberle avisado en donde estaría. Oriana le explicó el plan que tenían y le pidió que en otro momento arregláramos nuestras diferencias, ya que necesitaba de toda su concentración en este momento.
Pasaron las horas y el patio trasero de Ori se volvió el centro de reunión, se congregaron cerca de treinta mujeres, yo desde la sala las veía hacer círculos y meditaciones como si estuvieran preparándose para la gran pelea. Oriana puso el pañuelo con la sangre de Travis justo en el centro de la piedra en forma de estrella, en esta ocasión colocó veladoras grandes de diferentes colores en las puntas, a pesar del viento las veladoras no se apagaban, al contrario, tomaban más fuerza como si el fuego en ellas supiera lo que estaba pasando y de alguna forma se unían con todas esas mujeres.
El tiempo pasaba lento para mí, a pesar de que me entretenían los rituales a la vista, en mi mente la imagen de Travis estaba presente, me tenía preocupada el no saber nada de él desde que se fue, las noticias en este pueblo corrían a una velocidad sorprendente y como pasaba el tiempo, mi angustia se hacía más grande. Si le hubiera pasado algo, ya me hubiera enterado. Eso, de alguna manera me generaba tranquilidad.
El timbre de la casa sonó una vez más, al ver a Ori ocupada me tomé la libertad de abrir la puerta. Era Jordán, quién al verme, me abrazó fuerte como queriendo consolarme, yo no entendí bien su reacción, ya que él no entendía mis sentimientos por Travis, así que mi instinto me dijo que algo había pasado.
—Lo siento Deka —me dijo al oído.
Mi corazón se aceleró, yo presentí lo peor, para que Jordán actuara de esa manera es que era algo realmente malo.
—¿Qué sucede? —le exigí que me dijera.
—Entremos —me pidió y cerró la puerta tras él.
—No me dejes así ¿Qué ocurrió? —le insistí.
—¿Dónde está mi abuela? —me preguntó y sin esperar respuesta se adentró a la casa hasta llegar al patio trasero.
Yo lo seguí como un cachorro ansioso, necesitaba escuchar lo que saldría de sus labios. Jordán le hizo una señal a Ori para que entrara en la casa, ella interrumpió su ritual y entró en la vivienda acompañada de Mado.
—¿Qué pasa hijo? —le dijo Ori a su nieto.
—No sé cómo decirlo ¿Qué fue con exactitud lo que le dijiste a Travis? —le preguntó.
—Sólo le di consejos, él tomó la decisión, ¿Por qué?
—Sólo sé, que fue a la policía y se entregó como culpable, no sé qué fue lo que declaró, pero el pueblo se puso furioso…
—¿Y? —le insistí para que terminara la frase.
—Lo quieren linchar —lo soltó sin tapujos.
—Pero… y el juicio ¿No hay un juicio? Además, sólo lo tendrían que encerrar ¿No es verdad Ori? —empecé a balbucear de forma desesperada.
—En teoría sí, pero la gente está fúrica, quieren impartir justicia y el alcalde… los quiere complacer…no es un secreto que no es de mi agrado, pero lo están culpando de todos los asesinatos y lo quieren quemar en una hoguera como en los tiempos antiguos —nos contó Jordán.
Caí sobre el sillón como si alguien me hubiese empujado con fuerza, no podía creerlo ¿En qué pueblo sin escrúpulos vine a parar?, ¿No existía la ley aquí? Me sentí culpable al no detenerlo cuando pude, debí gritarle u obligarlo a quedarse, pero no lo hice y ahora él podría morir a causa de su estúpida decisión.
—Tenemos que invocar a Gamaliel ahora mismo —dijo Oriana—. No hay tiempo que perder.
—Pero el pañuelo no ha resplandecido, el círculo no lo está protegiendo —objetó Mado.
—Tú le dijiste que sí hacia esto, funcionaria —le reclamé a Ori.
—La gente del pueblo te respeta, tal vez tu podrías hablar en su nombre —le sugirió Mado a Ori.
—No puedo enfrentarme a una muchedumbre enardecida —se resistió Ori—. Terminaría en la hoguera junto con él. Además, eso no solucionaría nada.
—¿Qué clase de gente estúpida hay en este asqueroso lugar? —grité descontrolada.
—Cálmate —me dijo Jordán—. No es que tu novio sea inocente.
—Estás celoso y crees que eso te dará ventaja sobre él, que poco hombre eres —le grité sin pensarlo.
—Bien —Jordán alzó las manos en señal de rendición—. Yo sólo te vine a avisar, los problemas se los buscó él, así que no culpes a quien no debes. Y no estoy celoso por mí pueden arder en el infierno los dos si eso es lo que quieres.
Sus palabras fueron unas letales puñaladas, era mi amigo y se comportaba como todo un cretino, mis lágrimas empezaron a brotar desenfrenadas al verme acorralada y sin argumentos para defender a Travis. Después de recobrar la compostura, me levanté con aire digno.
—Ustedes pueden hacer lo que quieran, yo iré a salvarlo así me quemen con él, no lo voy a dejar solo.
—Tú no irás a ningún lado —me ordenó Mado con aíre enérgico.
—Intenta detenerme —la desafié, jamás había tomado esa actitud con ella, pero si nadie en esta habitación estaba dispuesta a ayudarme, me valdré de mí misma para afrontar cualquier cosa que venga.
—No le contestes así a tu abuela —me regañó Jordán.
—Tú no te metas —lo confronté.
—Deka, lo siento no debí decirte eso, tú empezaste a agredirme, no quiero que te pase nada.
—Es suficiente, esto es serio —Ori tomó el mando decidida—. Invocaremos a Gamaliel y acabaremos con esto, y con suerte el círculo protector se hará presente. Y tú Deka te quedarás aquí no puedes hacer nada. Si Travis es genuino en su redención, el círculo podría protegerlo incluso de la hoguera.
—No puedes saber eso —la cuestioné—. Deja de prometer en vano.
—Deka —me gritó mi abuela—. Es suficiente, te he dado una orden.
Toda mi ira y mi fuerza tomaron el control le lancé una mirada de reproche a Mado como nunca, pero estaba decidida y no me detendría, ni siquiera ella, aunque pensé para mis adentros que no era el momento, así que tome asiento y cruce una pierna de forma digna dándoles a entender que acataría sus órdenes. Ori y Mado parecían satisfechas así que salieron de nuevo al patio para continuar con el ritual, no sin antes pedirle a Jordán que me vigilara.
—Me acompañas o voy sola —le dije a Jordán una vez a solas.
—Estás loca, no escuchaste nada.
—Claro que sí y en ninguno de sus planes está ayudar a Travis, son egoístas así que yo lo seré también.
—¿Cuál es tu plan?
—Hablar con el alcalde y decirle toda la verdad, sólo eso, no me expondré a otra cosa, talvez me consideren loca, pero eso podría darle algo de tiempo. Acompáñame ¿Sí? —lo miré con ojos coquetos y a la vez suplicantes.
—No puedes usar lo que siento por ti para manipularme —me reprochó con dureza.
—No es eso, sólo iremos a hablar. No te meteré en problemas.
Se quedó pensativo durante un minuto, pensé que rechazaría mi propuesta.
—Bien, vámonos antes de que lo noten. No te separes de mí, tu abuela no me perdonará si te pasa algo.
Satisfecha por haber conseguido mi objetivo, acepté con gusto, salimos de la casa a hurtadillas aprovechando la distracción. Jordán había arreglado su vieja motocicleta que nos esperaba afuera de la casa, subí en la parte trasera y me aferré a su torso con fuerza mientras el arrancaba a toda velocidad.
Llegamos al centro del pueblo justo enfrente del pequeño ayuntamiento hacían los preparativos tal como Jordán me contó, habían colocado una tarima y en ella un gran poste en medio de leña seca esperando por el culpable. La gente empezaba a llegar a congregarse dispuesta a ver el espectáculo, se escuchaban murmullos y comentarios acerca de que por fin la pesadilla terminaría y las víctimas obtendrían justicia. El sol empezaba a ocultarse, Jordán estacionó su moto en la entrada del ayuntamiento, ingresamos al edificio pidiendo ver al alcalde Silver, pero el guardia nos impidió el paso alegando que necesitaba una cita para pedir audiencia con él.
Se me ocurrió ir a buscarlo a su domicilio, pero con todo el movimiento que había, no era probable que se encontrara ahí, así que volvimos a subir a su moto y nos dirigimos a la cárcel local donde seguramente se encontraba Travis. Era una construcción de dos pisos y en la parte de arriba se veían las ventanas con barrotes en lugar de vidrios, donde se encontraban todos los presos.
—¿Sabe dónde puedo encontrar al alcalde? —le pregunté al custodio de forma cordial.
—El alcalde se encuentra ocupado, intenta mañana —me contestó el custodio de forma indiferente.
—Es urgente que hable con él, por favor.
—Vuelve mañana.
—Tengo información, sobre los asesinatos —le insistí.
—Ya encontraron al culpable, no es necesaria más información, ya nos ocupamos del caso —me indicó.
El radio del custodio empezó a sonar, una voz del otro lado se escuchaba un tanto distorsionada, pero pude distinguir la indicación de que el alcalde saldría del lugar y esperaba que lo escoltará a la salida. Al escuchar eso, pensé que mi suerte estaba cambiando y me quedé callada esperando. Sólo rogaba por cinco minutos para explicarle la situación.
El alcalde Silver salió del lugar acompañado de dos sujetos bastante altos, mientras él firmaba la hoja de salida, los sujetos miraban a los alrededores en forma precavida. Yo me acerqué cautelosa, al parecer mi aspecto no era para nada intimidante, ya que los guardaespaldas no hicieron nada por detenerme.
—Alcalde Silver, ¿Podría escucharme un momento? —le pedí de forma amable.
—Tengo una agenda muy ocupada —me indicó—. Habla con mi asistente y con gusto te dará una cita.
—No puede esperar, sólo un momento se lo suplico —le insistí.
Los guardaespaldas al ver mi insistencia trataron de apartarme, Jordán se acercó de forma protectora y los señores dirigieron su atención hacia a él.
—Tienes dos minutos —me dijo el alcalde mientras miraba su reloj.
—Es sobre Travis Marsal.
—Ya lo tenemos en custodia y pagará por lo que hizo, estarás a salvo, no te preocupes.
—Él no es el culpable, es lo que quería decirle.
—El confesó y discúlpame, pero tengo mucho que hacer —de inmediato siguió su camino como si yo no estuviera ahí.
—Vamos Deka te dije que no escucharía —me dijo Jordán.
—¿Tu eres Deka? —se volvió el alcalde hacia mí, ahora sí tenía todo su interés.
—Sí señor —le confirmé.
—Tienes mucho que explicar a la policía niña, mi hijo me dijo lo que sucedió y que tienes una relación con el señor Marsal.
—Le diré toda la verdad, pero escúcheme.
—Bien.
—Esa noche, sí estuve ahí en el bosque y es cierto que Travis lo golpeó, pero fue para protegerlo, los ataques son de animales poseídos por demonios carroñeros, Travis luchó contra ellos para salvar a Aarón, de otra forma él no hubiera sobrevivido. Yo lo vi todo y una serpiente me mordió mire —alcé mi pantalón y le enseñé la cicatriz de la mordida en mi tobillo.
—¿Demonios? —me preguntó incrédulo.
—Exacto, ellos obedecen a uno mayor, uno que vive entre nosotros y es peligroso —le susurré la última frase como temiendo que Gamaliel pudiera escucharme.
—¿Enserio? ¿Y quién es? —al alcalde parecía divertirle mi historia.
—Valentín, el padre de Travis —le dije sin dudar.
—Sé que vienes de la ciudad y este lugar te parece aburrido, pero tu imaginación es inigualable. Y estoy consciente que el señor Valentín no estará de acuerdo con lo que estamos haciendo, pero no se ha sabido nada de él, tal vez porque sabe que su hijo es culpable ¿No crees? Y no es para que estés inventando esa clase de historias, te lo repito, él confesó ser culpable de todo y esto acabará hoy mismo.
—Dígame una cosa, ¿Usted cree que Valentín está desaparecido? No es así y es poderoso ¿Qué cree que haga con este pueblo al enterarse de lo que hicieron a su hijo? Nadie estará a salvo —amenacé ya con desesperación—. Yo no lo subestimaría —le aconsejé.
—Su rostro se iluminó con una sonrisa perversa, se dio cuenta de mi reacción y de inmediato cambio su semblante.
Te aconsejo que regreses a la ciudad, este lugar no es para ti —me sugirió y siguió su camino ignorándome por completo.
—Lo siento Deka —me dijo Jordán una vez que nos quedamos a solas—. Es verdad todo lo que le dijiste —quiso saber Jordán.
—Sí, pero viste su reacción, me da la impresión que está provocando a Valentín. ¿Por qué?
—Valentín nunca ha sido del agrado de nadie, pero si dices que está poseído… yo… no entiendo bien estas cosas, es muy peligroso no deberíamos estar aquí.
—Al contrario, hay algo turbio, ¿Es común que linchen a la gente en este lugar?
—Pues hasta donde yo sé nunca había pasado, el alcalde siempre ha respetado las leyes y ahora que lo pienso sí es extraño que no lo enjuiciaran, está pasando todo demasiado rápido.
—Es por eso que no puedo dejarlo.
—Deberíamos regresar con mi abuela y contarle, tal vez ella sepa que está pasando.
—No tenemos tiempo —le recalqué.
—Prometiste no meternos en problemas, debemos irnos.
—No lo haré, puedes volver —dije determinante.
En contra el consejo de Jordán, regresé al centro de la ciudad; él se ofreció a llevarme, pero yo temí que una vez en la motocicleta me llevaría fuera de ese lugar sin mi consentimiento, así que caminé las cinco calles para llegar al centro del pueblo. Jordán me seguía de cerca mientras me gritaba que recapacitara. Cuando llegué había más gente, la oscuridad ya era muy evidente, entré en la multitud hasta conseguir un lugar al frente, pensé en tratar de hablar con todos, pero estaban demasiado enardecidos y furiosos para hacerlos entender, sólo deseaban venganza. Jordán se quedó en las orillas recargado en su motocicleta como un ave en vigía, podía sentir su mirada todo el tiempo, temiendo que a mí se me ocurriera hacer alguna estupidez, pero la realidad es que las opciones se me agotaban, sólo podía rezar por un milagro para salvar la vida de Travis.
Cada minuto que pasaba llegaban más personas, parecía que todo el pueblo estaba aquí esta noche, algunos portaban carteles y fotografías de sus preciadas víctimas, reclamando justicia, toda la policía estaba a los alrededores intentando mantener el orden. No sé cuánto tiempo pasó, pero de un momento a otro los gritos se acrecentaron y se escuchaban silbidos, groserías y maldiciones. Travis llegaba esposado de las manos y custodiado por cuatro sujetos. La gente al verlo se enardeció aún más, algunos trataban de saltar la valla con la intención de cobrar venganza por su propia mano. Los policías de inmediato reaccionaron para contener a la muchedumbre, pero no eran suficientes; por un momento todo se descontroló, hubo algunos golpes, empujones y agresiones de todo tipo, yo intenté salir de ahí para estar fuera de peligro, busqué a Jordán, pero no pude encontrarlo, aunque a su motocicleta sí, al parecer había entrado en la muchedumbre para intentar llegar a mí, pero era imposible pasar entre tanto caos.
Se escucharon unas detonaciones de arma de fuego que fueron disparadas al aire, la gente se asustó y por un momento, un silencio inundó el lugar, el alcalde se paró frente a todos.
—Ciudadanos, les voy a pedir que mantengan la calma, he escuchado sus peticiones y les informo que han sido escuchadas y serán ejecutadas, sin embargo, necesito que nos dejen hacer nuestro trabajo para poder así obtener la justicia que tanto anhelan. Esta noche será recordada por mucho tiempo y será una advertencia para cualquiera que se atreva a atacar a nuestra querida población. No volveremos a sufrir de la misma manera.
Se escucharon ovaciones por todo el lugar, yo temía que si por alguna extraña razón podría llegar hasta Travis y salvarlo la gente terminaría con nosotros en un segundo, no había escapatoria, empezó a cruzar en mi mente la idea de que lo perdería, lo perdería para siempre, pensé en despedirme y hacer que de entre tantos rostros ariscos y furiosos por lo menos pudiera ver una cara amigable antes de que su vida terminara. Era lo menos que podía hacer por él.
Los custodios amarraron a Travis al poste, uno de ellos pronunció en alto los cargos en su contra y la sentencia a petición del pueblo, antes de que ésta fuera ejecutada. Travis se posó con mucha dignidad y sin un gramo de resistencia, aunque sí podía ver una tristeza en sus ojos. Jordán entre empujones había logrado llegar hasta a mí.
—No deberías estar aquí, si yo fuera él no querría que me recordaras así —me susurró al oído.
Travis volteó hacia donde yo estaba, yo esperaba que se alegrara por verme ahí, sin embargo, empezó a mover su cabeza de lado a lado cabizbajo. Jordán tenía razón, pero no me importó, no me movería de ahí por ningún motivo.
Un hombre de altura descomunal vestido de negro, se acercó hacia la leña con una antorcha encendida listo para ejecutar la orden que había recibido.
Se escuchó un estruendo y una pequeña llovizna empezó a caer del cielo, una risa cínica y bastante fuerte hizo voltear la mirada de la multitud. Valentín vestía una capucha negra, su mirada era aterradora y letal. La gente se desconcertó y a la vez su furia se acrecentó, viendo que un hombre solitario los enfrentaba pensaron que sería una presa fácil para ellos, pero Valentín no mostraba el menor temor.
—Criaturas insignificantes —comenzó a decir—. Tratan de acabar con la vida de mi hijo.
Al terminar la frase, salieron de las penumbras por lo menos una decena de animales poseídos por los carroñeros: podía ver un enorme oso, una manada de lobos, serpientes, linces, incluso un jaguar. Caminaban lento y de forma amenazante hasta llegar al lado de Valentín listos para seguir indicaciones. Los policías de inmediato reaccionaron e intentaron arrestarlo, pero no pudieron acercarse a él. Los carroñeros se abalanzaron hacia ellos, algunos antes de que los oficiales pudieran sacar sus armas. Valentín comenzó a lanzar sus rayos negros, atacando a los policías y lesionándolos, caían al piso gritando de dolor. La gente en ese momento se asustó, algunos empezaron a correr, otros más valientes intentaron atacar, pero el poder de Valentín los alcanzó, de igual forma caían heridos sobre el pavimento. Las bestias empezaron a seguir a los pobladores, era el día veintiocho así que estaban sedientos y descontrolados. Empezó así el gran caos, la gente corría por su vida temerosa de ser alcanzada por el poder del temible y despiadado ser, se oían gritos de auxilio y desesperación, todo se volvió caótico y desenfrenado.
—¿Qué diablos es eso? —preguntó Jordán al ver a las bestias atacando a la gente que él conocía, sus palabras se escuchaban tensas y a la vez su rostro reflejaba frustración.
—Son los carroñeros, ya te lo había explicado.
—Verlo es muy diferente, acabarán con todos —era la primera vez que lo veía perturbado.
Me aferré con mis brazos a la valla para evitar que los empujones me llevaran lejos de ahí. Aproveché el cuerpo protector de Jordán e intenté saltarla con dificultad gracias a mi escuálido físico.
—¿Qué estás haciendo? Vámonos de aquí —me dijo Jordán al verme intentar la proeza.
—Tenemos que liberarlo —le pedí.
—Es muy peligroso —me insistió.
—No —le dije con determinación—. Me ayudas o lo hago sola.
Al no ver ninguna respuesta, me decidí por rodear la valla aprovechando el desorden que había alrededor. Entre empujones y esquivando alguna que otra persona logré llegar hasta Travis, quién se encontraba amarrado, él forcejeaba, pero las cuerdas eran demasiado gruesas para romperlas. Intenté desamarrarlo, pero el nudo estaba muy bien formado así que traté más de una vez sin éxito. Volteé alrededor para observar la situación, se encontraba menos gente en las calles, el alcalde había desaparecido, la ciudad estaba totalmente devastada, podía ver cristales de los vidrios rotos de algunos locales que habían sido alcanzados por el desastre, en ese momento llegó Jordán con un grueso pedazo de vidrio, al principio creí que venía en plan ofensivo, sin embargo, se le quedó viendo a Travis.
—No sé por qué hago esto —se dijo así mismo e intentó cortar las cuerdas para liberar a Travis, pero por más que enterraba el cristal la cuerda no cedía.
—Es inútil —dijo Travis—. Tienes que cortarme, están hechizadas, debes cortarme y embarrar el cristal con mi sangre.
—¿Qué dices? —le dijo Jordán, no podía creer lo que escuchaba.
—Sólo hazlo.
Jordán algo dudoso obedeció, con el mismo cristal roto hizo una pequeña incisión en el brazo de Travis, ya ensangrentado intentó de nuevo, en esta ocasión atravesó la cuerda sin dificultad y pudo al fin liberarlo.
—Gracias —le dijo Travis una vez liberado mientras se acariciaba las muñecas para quitarse la sensación de las cuerdas.
Volteamos a ver hacia el otro lado, Gamaliel caminaba lento y seguro hacia nosotros, mientras disfrutaba de la masacre perpetuada por él con la ayuda de sus carroñeros y el placer de lastimar a cualquiera que se interponía en su camino, me lanzó una mirada que me estremeció, era claro cuál era su objetivo.
—Llévatela de aquí —le pidió Travis a Jordán—. Trataré de distraerlo.
—No te dejaré solo —objeté de inmediato.
Los tres nos quedamos sin saber cómo reaccionar por el miedo. La gente que había logrado salir con vida había desaparecido, la policía estaba mermada, no había nadie que nos pudiera ayudar. Los carroñeros se alinearon junto a Valentín de nuevo para esperar nuevas indicaciones. Aunque yo decidiera escapar con Jordán, no era seguro que lo lográramos Gamaliel me tenía en la mira y parecía no dejarme ir en esta ocasión, Travis no podía volver a usar el mismo truco.
Travis bajó de la tarima de un salto y caminó directo hacia Valentín.
—Esto es entre tú y yo, déjala en paz —le demandó Travis a su padre.
Valentín sin pensarlo le lanzó un puñetazo en el rostro. Travis se tambaleó, pero se mantuvo de pie. Su padre volvió a golpearlo en el mismo lugar y con más fuerza, pero Travis no se doblegaba.
—Te has vuelto débil, deshonras a tu linaje —le reclamó Valentín.
Intenté bajar de la tarima, pero Jordán me detuvo tomándome de la cintura, mientras yo pataleaba tratando de liberarme.
Valentín siguió su camino en dirección hacia mí, ignorando por completo a su hijo. Travis tomó la ofensiva y lo siguió de inmediato, se abalanzó sobre él cuando este estaba de espaldas y lo tiró al piso, Valentín no se esperaba esta reacción.
—Déjalos —se escuchó la voz de Oriana a lo lejos.
Briana apareció repentinamente dejando paralizados a los carroñeros con sus pociones, desconcertados, rugían con fiereza, pero no podían moverse. Yo me tranquilicé un poco al ver que por lo menos una amenaza estaba controlada, aunque no sabía por cuánto tiempo.
—Ese fue un gran error —le advirtió Valentín a Briana.
Oriana acompañada de Mado y de todo el aquelarre estaban dispuestas a pelear esta batalla, tenían una actitud desafiante como si todo estuviera a su favor. Yo pensé en correr hacia ellas, pero temí no tener la suficiente velocidad antes que el poder de Gamaliel me alcanzara.
Los ojos de Travis y los míos se encontraron en la batalla por un momento, por un instante pude sentirlo, su desesperación, su miedo, su humanidad naciente. Recordé el por qué peleábamos. Me hizo una señal con la mirada de que corriera hacia Oriana, él también hizo lo mismo para alcanzarme, pero Gamaliel ya estaba de pie.
—Tienes una misión y la cumplirás, te guste o no —le gritó a su hijo.
Sus palabras me dieron tanto miedo que eche a correr hacia Oriana como Travis me indicó, aun dudando que lo lograría, por desgracia yo tenía razón, en cuanto me moví Gamaliel me lanzó uno de sus rayos, Oriana lo desvió, pero el segundo fue más certero.
Antes de que su poder llegara hacia mí, Travis corrió y se puso entre Gamaliel y yo, todo parecía en cámara lenta, aunque fue cuestión de pocos segundos. El rayo fue directo hacia Travis quién cayó herido sobre el pavimento.
Gamaliel se enfureció todavía más y volvió a atacarme, pero algo extraño sucedió, una estela de luces descendió sobre nosotros y antes de que su poder me impactara, el círculo protector se hizo presente, un domo azul de energía nos rodeó a Travis y a mí, protegiéndonos de los poderes de Gamaliel. Él con más furia, nos atacaba al ver que sus rayos sólo provocaban pequeños estruendos en el domo, era como aventar piedras a una fortaleza bien edificada, la energía era tanta que empezó a regresar a su agresor. Gamaliel decidió usar todo su poder con una ira incontenible, hasta que uno de sus rayos lo terminó hiriendo de muerte. El cuerpo de Valentín cayó al suelo sin vida.
Parecía que todo había terminado.
Del cuerpo inerte de Valentín comenzó a emerger una nube negra, era el espíritu de Gamaliel, indomable y más colérico que nunca, empezó a acercarse hacia nosotros, yo no estaba segura si el círculo protector pudiera detenerlo.
Por desgracia mis temores eran certeros, una vez que Valentín cayó sin vida al suelo, el círculo desapareció, dejándonos expuestos. Gamaliel llegó hasta mí sin poder detenerlo, el aire se volvió pesado, era difícil respirar, desesperadamente intenté mantenerme consiente, pero un telón negro cayó sobre mis ojos.
Volví en mí y observé que Oriana había improvisado; el pañuelo ensangrentado de Travis estaba en el suelo y dentro del círculo de mujeres. Empecé a escuchar una especie de cantico extraño, el espíritu de Gamaliel comenzó a ser arrastrado hacia ellas. Pude respirar una vez más, gracias a que mi atacante era forzado a retirarse. El espíritu de Gamaliel luchaba con fuerzas, no se dejaría vencer sin dar pelea, la nube negra se esparcía dentro del círculo de mujeres, atacaba a varias al mismo tiempo, podía ver como las mujeres empezaban a sofocarse, luchaban por su vida al mismo tiempo que intentaban no perder la sincronía con sus hermanas. Quiero creer que pasaron sólo unos minutos, aunque se sintieron horas. Finalmente, una luz blanca inundó el centro de las mujeres opacando la sombra negra del agresor, poco a poco se fue desvaneciendo hasta que no hubo rastro de ella.
El silencio reinó la escena, hasta que una explosión repentina salto del centro del círculo de mujeres, era Gamaliel que seguía luchando con todas sus fuerzas, al parecer su poder no había sido suficiente como Oriana había temido. La nube negra salió de nuevo y en esta ocasión no se dejaría vencer tan fácil. Algo fuera de serie se formó: Gamaliel usaba piedras y rocas a su alcance para formar un cuerpo humano hecho de las mismas, era una imagen grotesca, su aspecto era desproporcional, pero serviría para su propósito.
Comenzó a caminar desbalanceado ya que una pierna era más larga que otra y su cabeza estaba llena de protuberancias, se distinguía ligeramente un rostro que sonreía de forma diabólica, iba directo hacia el aquelarre.