Cindy despertó con muchos ánimos, se la ve muy alegre, como si su mismísimo cantante favorito Harry Styles la haya despertado, es eso suena su teléfono, es un número desconocido, frunció las cejas y contestó:
-Aló ¿quién habla?, -
preguntó
-Hola Cindy, habla Arnold – dijo una voz varonil y seria.
-Sr. Stone, buenos días, ¿qué necesita, pasó algo? – preguntó nuevamente, pero está vez con mucha intriga.
Su jefe le dijo que disculpe la hora, que era demasiado temprano, pero que necesitaba su presencia urgentemente en la empresa, Cindy le dijo que saldría de inmediato, y así fué.
Unos 40 o tal vez 45 mins después, Cindy ya estaba en la empresa, la verdad es que es muy responsable y cumplida, más aún si se trata de trabajo.
-Cindy! – exclamó su jefe, Cindy lo saludó a la distancia levantando su brazo.
De verdad a Arnold le impresiona el tener una trabajadora tan responsable, respetuosa, sensata y ambiciosa como
Cindy.
-Que bueno que llegas – le dijo su jefe, acaba de llegar el asistente de un escritor muy reconocido, refiriéndose a Enrique Díez, quien era muy reconocido por las novelas que creaba de romance y drama, sus libros eran un deleite literario.
Ella lo contemplaba con una mirada seria, mostrándose segura de sí misma.
-Él es Carlos como antes te había comentado, el asistente del sr. Enrique, quién se encuentra preocupado por el escritor, y vino aquí a pedirnos, por así decirlo... ayuda – dijo Arnold, y es que sí, se notaba la preocupación en la cara de
Carlos.
Entonces empezó a hablar
Carlos...
-He venido aquí a pedirles ayuda, Arnold tiene la razón, pasa que Enrique en estos últimos diez años ha estado siendo una persona egoísta, caprichosa y además huraña... Y últimamente en estos días no lo he notado muy bien, se la pasa enfermandose, casi día por medio le dan fuertes dolores de cabeza, tiene muchas preocupaciones, yo sé que ese es el problema por una parte, siguió, y como esta es una empresa que tiene un centro donde alientan a personas necesito mucho de ustedes – dijo con un tono desalentado.
Inmediatamente antes de que su jefe pudiera decir algo ante eso, Cindy agregó...
-Por supuesto que sí, buscaremos a una persona que se pueda encargar de ayudarlo. – dijo ella con una sonrisa leve en su rostro.
-Espera. Dijo Arnold, yo estaba ya hablando con
Carlos y le conté lo eficiente que eres con todo, y quisiera que tú te encargues personalmente de esa rehabilitación.
De inmediato el rostro de Cindy se volvió pálido, ya que ella no sabía sobre aquellos temas de ayudar con motivaciones. Luego pensó, siempre hay una oportunidad, la opción de aprender y ayudar, además, no creo que el sr. Díez, sea como él lo describe, teniendo tanto sentimientos realizando sus libros... Dudó nuevamente por un momento, pero luego aceptó diciendo:
-Soy nueva en esto, pero les prometo que daré lo mejor de mí para ayudar.
En eso Carlos la tomó de las manos y le dió las gracias de antemano...
Arnold estaba felíz y también aliviado, pensaba que tal vez Cindy no aceptaría, pero confía en ella y sabe que hará muy bien el trabajo que se le fué asignado.
-¿Y cuándo puedo empezar? – preguntó Cindy algo inquieta, prensando los labios, estaba angustiada por su nueva tarea, de eso no cabe la menor duda.
-Puedes empezar mañana mismo si es posible – le respondió Arnold. Entonces ella asintió y se retiró, despidiéndose de ambos hombres.
Sentada en su escritorio, sin decir ni poder imaginarse cómo será tratar con un escritor que por la breve descripción que dió su amigo y asistente dió sobre él.
Ella realmente está muy pensativa.