Al llegar al cine, lo que Enrique no le había mencionado a Cindy era que la nueva película a estrenarse era de terror, Cindy dijo que no le gustaba la idea, él trató de calmarla, le dijo que él estaría ahí y que no se preocupara...
La película estaba buena, pero cuando Enrique volteó a ver a Cindy ella estaba despavorida, le tomó de la mano y le dijo en voz baja.
-Si quieres, podemos irnos...
-No, no, estoy bien, sólo que no acostumbro a ver películas de terror – dijo Cindy con una sonrisa inquieta.
Terminaron de ver la película y al salir se dieron cuenta de que estaba lloviendo, subieron lo más rápido que pudieron al coche de Enrique y se dirigieron al apartamento de ella.
Al llegar no hubo más que un silencio que era cubierto por el sonido de la lluvia al caer.
-¿Por qué te apareciste tan de repente hoy? – preguntó Cindy para romper el silencio
Enrique la miró, su pregunta lo extrañó mucho.
-Vine sólo a visitarte, ya te lo dije. – exclamó Enrique ya con el ceño fruncido.
-Ok, veo que no responderás con sinceridad, adiós – dijo con voz molesta, y cuando estaba a punto de abrir la puerta para bajarse...
-Es porque no quisiera perder a una mujer como tú!, ¿contenta? – dijo Enrique cruzando los brazos.
-¿Qué?, ¿qué? – dijo Cindy volteandose con los ojos sobresaltados.
Ambos se quedaron en silencio por unos segundos...
-Sí, no quería decírtelo por miedo a que me rechaces, no era mi intención decírtelo de esta forma, supongo que quería ganarme tu amistad primero, pero ahora ya lo sabes y tal vez quieras alejarte de mí y lo entiendo... – dijo Enrique bajando la cabeza, Cindy lo miraba fijamente aquella mirada fría que tenía del enojo se convirtió en una mirada dulce, ella también sentía lo mismo, pero jamás pensó que Enrique se lo dijera.
-Claro que no, eres una persona muy buena, ambos hemos tenido problemas casi similares y te entiendo. – ella en ningún momento le dijo que él sentimiento era mutuo.
-Ahora que ya lo sabes... – suspiró Enrique para sacar valentía de donde no podía. - ¿quisieras darme una oportunidad?, ¿quieres ser mi novia “de verdad”?, - dijo Enrique con una leve sonrisa.
Eso dejó más desconcertada a Cindy quién no sabía que decirle, tenía miedo de no ser la persona que Enrique esperaba... Pero lo pensó mejor, Enrique le ayudaría a olvidar las cosas que le recordaban malos ratos, ya que disfrutaba estar con Enrique, cuando estaba con él en las terapias se olvidaba de todo lo demás y bueno, tal vez fue algo gruñón al principio, pero era porque ella se apareció así repentinamente en su casa. Ahora siento que estoy preparada para volver a amar, pensó.
Vió a Enrique, él la estaba mirando nervioso, estaba esperando su respuesta...
-Está bien, acepto ser tu novia “de verdad” – dijo Cindy, y cuando lo dijo se dibujó una enorme sonrisa en el rostro de Enrique, eso era algo que ella no había visto, se sintió feliz de verlo así.
Ambos se abrazaron, Enrique lentamente quizo darle un beso, ella se quedó viéndolo y luego lo besó...
Ya iban a ser casi las once de la noche, era muy tarde Enrique ya tenía que irse, Cindy se bajó del coche y entró rápidamente a su apartamento, al estar ya en la puerta extendió la mano para despedir a Enrique, él hizo lo mismo desde el interior del coche y luego se marchó.
Cindy tenía un rostro de felicidad única, estaba con aquel hombre que parecía indomable, al pensar en la última palabra se rió.
Se dirigió a su habitación para darse un baño y luego ir a dormir...