Camila se levantó a felicitarlos también, estaba felíz de que Cindy tuviera a un hombre tan elegante, se veía muy bien.
Los hermanitos de Cindy se sentaron junto a Enrique, le charlaron de muchas cosas sobre Cindy. Él sólo sonreía ya que algunas de esas cosas eran graciosas,
Manuel se acercó a Cindy y en voz baja le dijo un par de cosas...
-Cindy, ¿estás segura de que éste éste único buen hombre?, ¿lo conoces bien?, yo jamás te había visto con él...
-Claro que es un buen hombre Manuel, ¿qué no lo ves?, es amable y es atento conmigo. Yo sé que te preocupas por mí por lo que pasó hace mucho tiempo, pero no volverá a pasar... – dijo ella mostrándole una leve sonrisa a Manuel, para que no se preocupara tanto.
-Está bien, confiaré en tu palabra, pero si ese hombre te hace algo yo no respondo, acabó diciendo Manuel mientras se dirigía hacia la cocina.
La tarde estuvo muy buena, conversaron, rieron, se divirtieron mucho, eso era algo que no pasaba en la familia de Enrique ya que siempre habían conflictos por parte de su madre, Enrique se sintió bien recibido, ya era hora de marcharse, Cindy y Enrique se despidieron de todos y se dispusieron a salir, la madre de ella los acompañó hasta la puerta.
Cuando ya estaban fuera de apartamento de Cindy, él antes de que ella bajara, la tomó del brazo y le dió un beso que empezó como un beso tierno y tranquilo y se fue convirtiendo en un beso apasionado, Cindy correspondió al beso, se despidió dándole un abrazo y luego se dirigió a su apartamento.
Al ver que ella entró Enrique se dirigió a su casa, al llegar vió a Carlos y Elena sentados en el sofá, Carlos como siempre con la cara de disgusto por la presencia de Elena.
Enrique los miró extrañados, se hizo muchas preguntas como, ¿qué hacía Elena nuevamente aquí?, ¿por qué vuelve justo cuando estoy rehaciendo mi vida?, y muchas otras más, el solo hecho de ver a Elena le traía malos y buenos recuerdos que habían vivido, Enrique sólo quería que ella se aleje de él, ya que no quería crear confusiones en su corazón.
-Elena, ¿que haces aquí?, ¿y esas maletas? – preguntó Enrique frunciendo el ceño de inmediato, no se había percatado de que ahí estaban las maletas que al parecer eran de ella.
-De eso quería hablarte – dijo ella bajando la cabeza con lágrimas a punto de brotar de sus ojos. – yo no tengo a dónde ir, y tú eres la unica persona en la que confío, quisiera que me dejarás quedarme aquí en tu casa solo unos días, hasta que yo pueda encontrar algún lugar, tampoco tengo mucho dinero y necesito encontrar un trabajo también...
Ella habló con aquella voz tan dulce que en algún momento de su vida enamoró a Enrique, él la miraba detenidamente, no sabía si ayudarla, tener que lidiar con esa enfermedad no era nada fácil... Carlos notaba que por momentos Enrique estaba vulnerable a caer en las garras de aquella mujer, por alguna razón el sentía que mentía, pero él ño se iba a quedar tranquilo, él mismo iba a averiguar que había detrás de todo eso.
Y también tenía una conversación pendiente con Enrique respecto a Elena. Carlos ya estaba cansado de la actitud de Elena que según él tenía como propósito, confundir a Enrique, para que él volviera a sentir algo por ella, y que al parecer si seguía así, lo iba a lograr...
Enrique le dijo que no podía quedarse ahí, que él estaba con Cindy y el hecho de que ella se quedara en su casa, no sería bien visto por ella.
Él se ofreció a pagarle algún hotel, o apartamento, pero en su casa no podía quedarse, con las esperanzas por los suelos Elena aceptó quedarse en otro lugar.
Sin que nadie se diera cuenta Carlos sonrió burlescamente, Elena no logró lo que esperaba, pero de igual manera se sentía mal por Enrique, lo veía preocupado por Elena, algo que no era justo.