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La fiesta de Max fue asombrosa ―omitiendo la parte en la que casi le da un paro cardíaco―, pero ocurrieron muchas cosas de las cuales haré un resumen.
Después de haber charlado con mi amigo acerca de su fobia a los payasos, reprendí a Zoe por llevarlo sabiendo del miedo que les tenía; el resto de la fiesta transcurrió normal. Sin embargo, debo remarcar que Zoe tampoco sabía sobre la fiesta de cumpleaños, ya que aunque Max y ella son muy amigos, Zoe no conocía aún a su madre, por lo que ambas estábamos muy sorprendidas.
Con respecto a Aaron, me sentí tonta y al mismo tiempo dolida por no tener tacto al expresarme.
Cuando la fiesta terminó, los tres subimos al auto sin cruzar palabra alguna, y aunque Zoe sabía que había ocurrido algo entre nosotros, decidió no preguntar. Algo que agradezco inmensamente, ya que no me sentía de humor como para relatar todo lo sucedido.
No obstante, la duda aún perdura en mi cabeza. Deseo saber el porqué no quiere que me junte con Rick, y mi intuición me sigue diciendo que hay algo más.
Suspiro cuando recuerdo que hoy tendré una tutoría con Aaron, así que aprovecharé para hablar con él sobre esto.
Mientras voy caminando por el pasillo hacia la biblioteca con los libros en mano, pienso en cómo disculparme, y cuando ya visualizo las puertas a lo lejos, empiezo a sentir un malestar en el estómago y un leve sudor sobre mi frente.
Limpio las gotas con el dorso de mi mano y sigo caminando ahora sintiendo mis piernas un poco débiles.
Cuando me percato, ya tengo la puerta frente a mis narices.
Empujo una de ellas con lentitud mientras observo por la rendija y me relajo al ver que aún no ha llegado.
―¿Buscabas a alguien?
Doy un respingo en mi lugar y giro lentamente mi cabeza sintiendo los nervios carcomer todo mi ser.
Ahí está él, con su mirada adolorida, los hombros caídos y su expresión seria.
Frunzo el ceño levemente mientras siento mi corazón estrujarse. Abro mi boca para decir algo pero él empuja la puerta haciéndome callar y camina hacia el interior dejándome atrás.
Cierro la puerta y empiezo a caminar mientras maldigo por haber abierto la boca cuando no tenía.
Lo observo poner los libros sobre la mesa y sentarse. Camino más rápido y me siento en la silla frente a él.
Siento la incomodidad que nos rodea y el silencio que nos invade. Juego con mis manos mientras él abre un libro y lo lee. En ese momento, me preparo mentalmente para hablar.
―Aaron, yo...
―Ten. ―me interrumpe y saca de su mochila unas hojas con algunas notas marcadas en rojo.
―Oye, yo... ―trato de pensar en qué decirle pero me vuelve a interrumpir.
―Tienes que aprender lo que está marcado en rojo. La próxima tutoría te preguntaré para ver si te lo aprendiste. ―se levanta y recoge sus cosas.
―Pero, pero... ―vuelvo a intentar hablar pero simplemente mi mente se bloquea y no sé qué decir.
―Te veo luego. ―se despide, pero yo no puedo soportar estar así, y menos cuando se trata de él, así que lo sigo.
―¡Aaron, espera! ―grito desesperadamente, pero la bibliotecaria me hace una señal para que me calle, y miro a Aaron quien ahora se ha detenido frente a la puerta.
Camino hacia él y abro la puerta, lo espero afuera y cuando sale, me mira esperando una respuesta.
De los nervios, miro el piso sin saber qué decir.
―Melody...
―Lo siento. ―logro decir al fin.
Levanto la vista y lo observo impaciente, esperando que él sea quien ahora diga algo.
―Ya te dije que no tienes porqué disculparte.
―Pero tengo qué. Lo siento mucho, mi intención no era hacerte sentir mal, ni mucho menos dañarte, yo solo... no lo sé, solo se me salió.
Él suelta una risilla por mi último comentario y río nerviosamente con él.
―Ya veo ―pasa su brazo por mis hombros y una gigantesca sonrisa se asoma en mis labios―. ¿Vamos por un helado? ―pregunta mirándome sonriente.
―P-por supuesto.
Empezamos a caminar por el pasillo y yo miro instintivamente las puntas de mis Converse.
Luego de un rato llegamos al campus con dirección a la cafetería.
―¿Aaron?
―¿Mjmm? ―responde mirando hacia la nada.
―¿Te puedo hacer una pregunta? ―inquiero curiosa y lo observo asentir.
―¿Por qué no quieres que me junte con Rick? ―lo miro tensarse al escuchar mi pregunta y baja su mirada, ya que yo soy mucho más pequeña―. Sé que hay una razón más por la cual tú no quieres que esté junto a él. ―Aaron se separa de mí, se posiciona en frente y me toma de los hombros haciendo que me asuste de repente.
―Él no es una persona confiable, ¿de acuerdo?
Asiento con incertidumbre y continuamos nuestro camino.
―Eso no me dice nada. ―murmuro, pero él no logra escucharme.
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Al día siguiente me levanté de buen humor; todo pintaba que iba a ir bien, ya que el día anterior cuando fui a comer un helado con Aaron, me indicó que ya llevábamos un tiempo de conocernos y que nuestra amistad y la de los chicos pronto cumplirá un mes.
Mientras me dirijo con Zoe y Max al salón de Diagramación. Ellos se empujan entre sí, lo que me conlleva a pensar en mis amigos de la secundaria.
Ah... buenos recuerdos.
Mientras Zoe dice blasfemias porque Max no deja de revolver su cabello y despeinarla, nos topamos con Dave. Mi rostro muestra sorpresa y miro de reojo a Zoe, quien se arregla sin ninguna discreción el cabello alborotado.
―Hey, chicas. ―saluda con su típica sonrisa coqueta, lo que provoca que Max y yo rodemos los ojos, y sin embargo, en Zoe causa todo lo contrario.
Casi puedo ver cómo salen corazones de sus ojos.
―Hola, Dave. ―dice con fascinación; y Max y yo nos miramos tratando de no reírnos de su expresión.
Carraspeo y rápidamente miro cómo sale de su trance, ella se sonroja y pasa un mechón de pelo detrás de su oreja.