Jamás creí en el amor, jamás lo busque para nada. Nunca confíe en quienes decían amar incondicionalmente. Los sentimientos para mi eran una condición.
Muchas veces nos agobia la presión de no poder sentir cosas que quisiéramos, o inclusive de sentir cosas que no deberíamos. ¿Sentimientos o elecciones? ¿Y si realmente elegimos que sentir?. En mi filosofia elegir y sentir iban de la mano. Infinidad veces hemos escuchado "tenes que elegir a la persona que amas, todos los dias" pero antes de eso hemos escuchado decir una frase muy típica como "uno no elije a quien amar". El sentimiento para mi era consciente, el corazón sólo un órgano, sin capacidad de pensamiento alguno. El sentir se tornaba una tortura a la que nuestra mente nos somete, nos obliga, y estabamos siempre decidiendo. Decidiamos sentir constantemente. En mi filosofía elegir o sentir iban de la mano. A veces elegimos ahogarnos en lo que sentimos, en lo que pensamos que sentimos. El odio y el amor son los sentimientos que más frecuentamos. El cariño, la ira, son sentimientos que antes fueron pensados. Para tener ira, antes de sentirla tuviste que razonar el suceso para entender que te enojada. El cariño para sentirlo, tuviste que entender que te hacía bien, que te gustaba tener eso cerca. Los pensamientos a mi pensar nos dirigian. Los sentimientos no son involuntarios, decidimos constantemente que sentir, elegimos que sentir. En mi filosofía elegir o sentir iban de la mano, hasta que llegaste.
Estas decisiones podían matar nuestra mente, o sanarla.
Ccuando te conocí, cuando nos conocí, mi filosofía tomo miles de rumbos, jamás volvió a ser la misma. La cambiaste, la convertiste en todo lo que nunca antes había sido, como a mi. Lo quieras o no, fuiste vos, vos y tu magia, convertiste un milagro en realidad diaria.
Jamás creí en el amor, nunca a lo busque para nada.
Los sentimientos me parecen condiciones, que a su vez están limitados por muchas cosas, más de las que podríamos nombrar. Para mi el amor era el sentimiento más egoísta, el amor nos obligaba a muchas cosas por el bienestar de alguien más, siempre pensé que el ser amado era egoísta, que quien amaba de verdad siempre era quien terminaba roto, lastimado, herido. Quien amaba de verdad siempre hacia lo imposible para el bienestar de su ser amado, y este nunca se enteraba, y no por que no pudiera sino porque no quería. El saber es poder, pero también puede tener el poder de matarte. Si quien era amado tenía el poder del saber, podría llegar a ser el roto, porque ¿Como no amar a quien lo da todo por vos?.
Con vos me tocó ser quien ama, y me conocí a mi misma como amante y no como ser amado, me vi como quien acabaría roto, y me lancé al precipicio igual. Elegi romperme, pero sabía que la caída iba a ser lenta, pero al llegar doleria como nunca nada había dolido. En mi filosofía elegir y sentir van de la mano.