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3 meses después.
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Narra Liz.
Hoy está de cumpleaños mi regalona. Desde las 8 de la mañana que estoy dando vueltas para decorar todo el departamento. Los 2 años lo celebraremos con la familia, un almuerzo y toda la tarde juntos. Pero siempre hay problemas, el de este momento es que Albert no contesta el celular. No entiendo para que tiene el último IPhone, si no lo utiliza cuando es necesario.
Pero tengo la estrategia perfecta para saber de él. Instagram, Albert está aficionado con esa red social.
Le voy a partir la cara. Va a quedar deforme. Pierde su tiempo estando con Aymara Esposito. Hace 3 minutos subió la última historia.
Emily aparece en la cocina, se ve hermosa con el vestido que le regaló Juliette.
–Mamá, ¿papá va a venid? – me pregunta, me agacho para quedar de su porte.
–Lo estoy llamando, en cualquier minuto va a llegar mi amor, no te preocupes – mi hija va a la sala dando saltitos.
Ruego a todos los dioses que Albert llegue porque no quiero que decepcione a nuestra hija. Ya están llegando todos, menos Albert. Siento unas ganas incontrolables de partirle la cara a golpes. Voy a mi habitación, me cambio a ropa deportiva y me voy al Gym.
Comienzo a golpear el saco de boxeo. Marco un ritmo determinante. Estoy completamente sudada. Abren la puerta. Juliette, mi mamá, Mary, Sam, Sophie, Luisa, Emily y Rosie aparecen.
–Dejamos a los niños con los hombres – dice mi mamá. Asiento y sigo golpeando el saco.
–No te desgastes así, no vale la pena querida – dice Juliette. Todas se sientan en las butacas que dan al ventanal.
–Es la única manera de canalizar toda la rabia, enojo, furia, frustración y demás – explico.
–Es mejor que te escapes a Miami por un mes, como hiciste cuando nació Asher, a que te desgastes físicamente golpeando un saco – dice Sam.
–Disfruta del día con tus hijos, no pienses en él – dice Rosie.
–Pero es que me afecta ver a mi hija así de mal, todas sabemos que Albert ya no va a venir – les digo. Y todas asienten.
–Bueno, si Albert no viene no importa, nos tiene a todos nosotros, pero en especial, te tiene a ti – dice Juliette.
–Vamos a arreglarte – dice Mary.
Vamos a mi habitación, me doy una ducha y salgo envuelta en una toalla. En mi cama hay un enterito con mis botines negros. Me visto, luego me peinan y maquillan. Pasamos todo el día jugando, comiendo, viendo películas y a veces alguno llamaba a Albert. Lo que yo más deseaba este día, era ver la hermosa sonrisa de mi hija, pero ni por casualidad la pude ver.
Voy a acostar a Asher, lo dejo dormido en mi cama y me voy a despedir de todos. Emy se despide y se va a su habitación. Algo que me preocupa porque no quiero que mi hija haga lo mismo que yo, sé que mi hija ya se hizo esa máscara de sonreír a pesar de que lo único que quiere hacer es llorar, me preocupa.
Cuando ya todos se han marchado voy a ver a mi hija, abro la puerta. Pagaría a todos, mataría, o vendería mi alma al diablo, pero nunca más quiero ver a mi hija así. Me acerco y le hago cariños en la espalda, como tanto le gusta.
–No vino, m-mi papá no me quede, mamá no lo quedo ved más, mañana al pabajo con uste – se levanta y me abraza, su cabeza queda descansando en mi pecho.
No encuentro palabras, en realidad, ni siquiera sé que decirle.
–Vamos, hoy vamos a dormir juntas – la llevo en brazos a mi cuarto. Dejo a Asher en su cuna, le pongo su pijama y la abrigo con las sábanas, me doy una ducha pequeña, me visto con mi ropa para dormir y me acuesto junto a mi hija.
Me destroza el solo hecho de que mi hija se haya dormido llorando. Es algo que no le voy a perdonar a Albert.
Narra Albert
–Amor, la despedida, mañana ya me tengo que ir a Italia de nuevo – dice Aymara.
–Aprovechemos entonces, no perdamos más tiempo.
Es así como toda la ropa queda tendida por todo el lugar. Y me adentro en tierras ya conocidas.
Narra Liz.
Despierto, como siempre lo primero que reviso es mi celular
Rosie
Liz, en la mañana tienes la organización de los viajes, a medio día está la junta con Miller y el Arquitecto, eso es por el edificio en Los Ángeles y por la tarde vas a tener la reunión con Jack y la discográfica.
Maldición. Que día más pesado. Me levanto, voy al baño, hago mis necesidades y me doy una ducha. Me visto, maquillo y perfumo mientras que pueda estar tranquila, dormí horrible gracias a mi hijito que tiene por costumbre despertar cada que me estoy quedando dormida. Posteriormente despierto a Emily, la llevo al baño, dejo que haga sus necesidades, ya que estamos quitándole los pañales. La visto, y perfumo.
–Ve a la sala, yo iré enseguida – le digo y sale de la habitación dando saltitos.
Dejo a Asher listo para cuando llegue Albert. Voy con él a la cocina. Lo dejo en la cuna y subo a Emy a tu taburete especial. Comienzo a hacer el desayuno.
–Hija, en el almuerzo te quedarás con Rosie, yo voy a tener que ir a un almuerzo con Marcus y un arquitecto. Tienes que portarte bien – le entrego su leche y su plato de yogurt con fruta.
–Bueno – dice y comienza a comer.
Yo tomo mi té, mientras amamanto a Asher. Ya es hora de que Albert llegue. No lo voy a llamar. En 5 minutos se abre la puerta. Albert entra completamente despeinado, con la camisa mal abrochada y con un regalo en las manos.
–Mi reina, te traje un regalito – dice Albert con una enorme sonrisa y acercándose a Emy, quien está en el sofá.
–Mamá, prometo que me voy a podtad bien mientas eté en el almuedzo con el tío Marcus – dice Emily ignorando a Albert y su regalo. El semblante alegre de Albert cambió apenas escuchó el nombre "Marcus".
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Editado: 01.10.2022