Roswell había quedado en la oscuridad total. La explosión del generador contra el automóvil había terminando con toda la energía eléctrica en todo el pueblo. Violet se enteró de esto cuando se quedó en las penumbras dentro de su casa, mientras que Katie y Logan la esperaban afuera.
—¿Qué fue eso, Logan?— preguntó Katie temerosa.
—No sé. Pero necesitamos que esa niña se apresure ¡Tenemos que irnos!— respondió el chico mientras acariciaba a Bruce. El pastor alemán se miraba ansioso.
—¿Está bien?— preguntó ella.
—No, nunca es así de desesperado. Seguro intuye algo— añadió Logan y se mordió el labio.
Katie estaba pálida como un muerto y sudaba de la frente. Logan pensaba que era cansancio, pero ella sabía que se trataba de la abstinencia.
— Tranquilo amigo mio— pidió Logan.
—Quieres mucho a ese perro ¿Cierto?—.
—Si. Mi madre me lo regaló antes de partir. Es el único recuerdo que me queda de ella—.
—Lo siento— respondió Katie.
—Si, claro— dijo el con desánimo y se puso de pie.
—¿Puedo preguntarte algo? —.
—Dispara — dijo Logan mirando alrededor con desinterés.
—¿Qué te trajo a Roswell? —.
—¿Qué me trajo? — rio por lo bajo — ¿Cómo sabes que no soy de aquí? —.
—¡Por favor! — la chica rió a carcajadas —, es el maldito Roswell ¡Todos se conocen en este maldito agujero! —.
—Si— aceptó él y con un suspiro miró a lo lejos —. Lo siento, Katie. Será mejor si esa parte la guardo para mí. Digamos que estaba de paso —.
—Entiendo — ella asintió de forma comprensiva y acaricio a Bruce—, me alegra que hayas venido de paso. No sé qué hubiera hecho sola—.
Violet salió con dos termos de agua y una bolsa de pan. Logan y Katie se quedaron en silencio sin entender que ella hubiese llegado sola. Violet tenía un gesto serio y además, una expresión de preocupación.
—Muñeca ¿Porqué tardaste tanto?—preguntó Katie recibiendo su termo de agua.
—Lo siento— dijo la chica del café apenada–. No hay nadie aquí, pero... Parece como si nada hubiera pasado. La ducha estaba abierta, los platos de la cocina llenos de comida, no lo entiendo—respondió Violet.
—Nada de esto es entendible— dijo Logan y se colgó la mochila —. Vamos, iremos a la siguiente salida. Cambiaremos al sur, es más cerca. Una vez que lleguemos al siguiente pueblo pediremos que alguien más se encargue. Estaremos bien— añadió y empezó a caminar.
Katie le sonrió a Violet y ambas se fueron detrás de él. La chica que trabajaba en el Hollywood Coffe no entendía nada, pero no le quedaba más que seguir con ellos para estar segura.
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A diferencia de Violet. La animadora rubia de tan sólo diecisiete años ya había caminado sola por más de media hora a través de la carretera. En su trayecto no había encontrado a nadie, sólo automóviles abandonados. Entre tantos, llegó a ver una silla de bebé sola, pensaba que quizás un estuvo en esa silla antes del resplandor.
—¡¿HOLA?!—.gritaba con fuerza y no le costaba. Las porristas vaya que sabían gritar en los partidos de los osos.
Faltaban más de uno o dos kilómetros para que llegará a Roswell. Estaba asustada, cansada y tenía mucho frío. Además, dejando de lado todo eso, no dejaba de pensar en sus padres y en Dwayne. Su mente estaba llena de preguntas, hasta que hubo lugar para el asombro. Una luz bajo del cielo completamente negro y se posó en el centro de Roswell. Jean podría jurar haber visto un objeto bajar antes de que la luz se apagara.
Jean decidió seguir caminando, pero escuchó un ruido detrás de ella. Era como las ramas secas al ser pisadas, pero solo las había a los costados de la carretera. Desconfiada, decidió apretar el paso. Se escuchan pasos, se sentía alguien venía detrás de ella. Siguió tan rápido como pudo y chocó con alguien, un juven fornido de cabello lacio y largo color miel con una chaqueta de los osos de Roswell.
—¡Oh, Chad! Gracias a Dios eres tú—mencionó preocupada.
—Mira a quien encontré Cory—.dijo el chico con una expresión malévola.
Ella se giro con temor. Cory era uno de los hijos del señor Wilbur, uno de esos pandilleros y además, coreback de los osos. Por cierto, el ex novio de Jean, ella lo había dejado no hace más de dos semanas y a él no le había gustado nada. Jean lo miraba muerta de miedo. Cory estaba acompañado por Jackson, un medio campista, también del equipo. Era fornido de piel morena y cabello rizado.
—La ardiente Jean Carter... Que sorpresa—.mencionó Cory. Él tenía esa barba poco pronunciada, cabello corto castaño y ojos azules, se miraba más grande de su edad, aunque sólo tenía veintiuno.
—Cory... Yo—.se quedó muda, trato de retroceder pero Chad la empujó hacia Cory.
—¿Con que tiempo, eh?—.preguntó molesto. —. Chad y Jackson vieron que tu tiempo es nada menos que Patrick— añadió y golpeó con el puño el vidrio de un auto haciéndolo pedazos. Jean brincó en su sitio y temblaba.
—No me hagas daño, Cory. Te lo advierto, lo vas a tocarme de nuevo—.mencionó temerosa.
—¡Eres una cualquiera!— le gritó Cory y le aplicó una bofetada que la mando al suelo.
—Hay que hacer lo que dijiste, Cory—.dijo Chad y rió.
— Si, me muero por tocar esas piernas—.añadió Jackson y rió.
—¡No, si me hacen algo iré con el sheriff!—.gritó Jean desesperada en lágrimas.
—¿Vas a acusarme?—.preguntó con una sonrisa cínica —. Te tengo una noticia Jean. Ya no hay sheriff ni alguaciles— gritó con los brazos extendidos.
Chad tomó a Jean de los brazos y Jackson la sostuvo de la cintura mientras que Cory le quitó la ropa interior aunque ella pataleaba.
—¡No!—.gritaba.
—¡Cállate!—.gritó él.
Pronto Chad cayó al suelo, después, Jackson se puso de pie y recibió un golpe justo en el rostro con un bate de béisbol. Cory se levantó y se encontró con Bruce, el le gruñó. Logan estaba frente a él con el bate en la mano.
—¿Quién eres tú?—.preguntó Cory. Katie y Violet ayudaron a Jean a alejarse un poco.