Contigo, hasta la luna

ALEXANDER

Al salir llevé a Emily hasta el estacionamiento y me dirigí a la casa de Nial.

 

–Vale, antes de entrar debo advertirte ciertas cosas, su nombre es Aisha, tiene 6 años y odia que la confundan con otra edad, ella no sabe nada de nuestro padre así que no preguntes al respecto y ama los dinosaurios.– le dije antes de salir del coche y ella asintió.

 

–Bueno, solo espero no equivocarme con nada.– besé su frente y sonrió.

 

–Solo muéstrale lo perfecta que eres y todo irá bien.

 

Nos bajamos y abrí la puerta. A lo lejos se escuchaban unos pequeños pasitos bajando las escaleras y sonreí.

 

–¡Dino, llegaste!– la abracé y la di una vuelta en el aire.

 

–Claro que sí pequeña, ahora, ella es Emily, no seas grosera con ella, es mi invitada.– le dije a su oído y cruzó los brazos.

 

–Hola, linda, soy...em...amiga de tu hermano.– Empezó a caminar hacia la sala rodeando a Emily, que la miraba atónita.– ¿Tu hermanita acaba de rechazarme?

 

–Solo...le gusta ver la TV, creo.– contesté levantando mis hombros y ella asintió.

 

Nos dirigimos hasta la sala donde estaba Aisha y al vernos entrar quitó el programa.

 

–¿En qué los puedo ayudar?– preguntó haciendo una mueca y la miré riendo.

 

–Estaba pensando que quizá quieras hacer unas galletas para mamá y Niall, pero si prefieres quedarte aquí....– ella se levantó en un segundo y negó con la cabeza.

 

–Quiero hacer galletas, sabes que amo hacer galletas.– Emily se acercó a mi oído.

 

–Soy pésima en la cocina.– susurró y sonreí.

 

–Yo también lo soy, pero ella no tiene por qué saber eso.–

 

Cargué a Aisha y tomé la mano de Emily hasta llegar a la cocina.

 

–Perfecto, chicos, la receta dice que necesitamos azúcar, mantequilla, harina, leche, huevos y chispas.– dijo Aisha emocionada y sonriente.

 

–Vale, entonces nosotros sacaremos los ingredientes.–dije sentando a Aisha en la isla de la cocina.

 

–Ya solo falta el harina.–comentó Emily intentando alcanzarlo y reí al verla de puntas.

 

–Déjame ayudarte con eso.– me acerqué, pero ella no quería ayuda y en vez de bajar el harina, terminó cayendo encima de mí.

 

–Ups, no era mi intención–contestó aguantando la risa y Aisha no la contuvo.

 

–¿Te parece gracioso pequeño demonio?– le dije y ella asintió.– espero esto te parezca gracioso.– le aventé un puño de harina a la cara y Emily soltó una carcajada.

 

–¡Oye!– gritó y tomo un poco de harina que se cayó para lanzarla a Emily.

 

–¡Ven acá niña!– dijo Em y empezó a perseguir a Aisha por la cocina, mientras yo reía. En una de las vueltas que dieron escuché susurros y cuando volteé de nuevo las dos venían corriendo hacia mí.

 

–¡Tú lo empezaste!– gritaba Aisha

 

–¡Atrapémoslo!– la seguía Emily y yo solo corría por la sala.

 

–¡Tranquilas chicas! ¡Dos contra uno no es justo!– ellas rieron y Emily cargó a Aisha en sus hombros.

 

–¡Al ataque!– gritaron al unísono y yo me rendí. Sonrieron victoriosas y negué con la cabeza

 

–¿Ah sí?– les dije cuando se empezaron a acercar y atrapé a Emily. Las tiré a las dos en el sofá y les empecé a hacer cosquillas.

 

–¡Me rindo!– gritaba Aisha.

 

–¡Para!– decía Em y yo las dejé.

 

–A eso le llamo venganza, ahora volvamos a las galletas.

 

Regresamos a la cocina y vimos el desastre que habíamos hecho.

 

–Bueno, es hora de seguir.– dije y añadí todos los ingredientes en un bol, pero como no encontré el azúcar solo le agregué lo más parecido que había.

 

–¡Terminamos!– dijo Aisha sonriendo media hora después mientras sacábamos las galletas del horno.

 

–¿Te agrada Emily ahora?– pregunté.

 

–¡Es la mejor! Incluso me cuida mejor que tú, ¿puede venir mañana?– sonreí y la miré.

 

–Por supuesto pequeña, vendré mañana.




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