Antes de entrar tomé la mano de Emily.
Melvin's era probablemente el restaurante más conocido en los alrededores de la escuela. Al menos eso he notado en el poco tiempo que llevo en la ciudad. Siempre parecía estar lleno. Y hoy no era la excepción.
–Hola Prest– gritó una voz femenina que me resultó conocida. Emily se giró hacia mí y bajé la cabeza.
–No...No puede ser...– murmuré.
–¿Ella quién es? y...¿Quién es Prest?– preguntó Emily al ver a Ainsley. La chica se nos acercó y fue cuando supe que era ella. Su larga cabellera rubia estaba amarrada en un chongo alto y sus ojos azules rodeados con una delgada capa de delineador. No había cambiado nada desde la última vez que la vi, su ropa era corta y oscura, y su maquillaje no muy llamativo.
–Es una chica que conocí en Los Ángeles. Y Preston...es mi segundo nombre.– se veía sorprendida y algo molesta, pero no dijo nada. Ainsley por fin se paró frente a nosotros y se recargó en mi hombro. Emily soltó mi mano y la miré.
–¿No me piensas saludar Prest?– acercó sus labios a mi mejilla y me alejé.
–No me llames así Ainsley. Nadie me llama así.–respondí cortante.
–Tu padre lo hacía.– respondió y me giré hacia ella. Tenía en la cara una sonrisa de satisfacción y giré los ojos.
–¿Es cierto?– preguntó Emily a mi lado y asentí.
–Pero no significa que ella tenga derecho a llamarme así.– dije y Ainsley dejó de sonreír.
–Bueno...no deberíamos estar peleando, Gregory nos espera en la mesa del fondo.– contestó. Empezó a caminar en dirección al chico rubio que tanto odiaba ver y mis nervios incrementaban a cada paso que dábamos. No sabía que estaban planeando estos dos. Pero estaba más que seguro de que no terminaría bien. Para nada bien.
–Por fin llegan.– dijo Gregory levantándose para saludar. Aunque solo saludó a Emily.
–Perdón por hacerlos esperar. Alex tuvo que llevarme a casa por un cambio y se nos fue el tiempo.– respondió Emily. Su cara hacia Ainsley era entre curiosidad y enojo. Todos mis secretos estaban a un mal paso de salir. Y la tensión aumentó al momento de sentarnos.
–Espero no te moleste que me siente aquí. Extrañé a Prest.– dijo Ainsley. Se sentó a mi izquierda y a la derecha de Gregory, quién sonreía más que de costumbre.
–Por supuesto que no...Pero...exactamente, ¿qué es de ti?– preguntó Em. Tomé su mano y se sentó a mi derecha–. ¿Hace cuánto se conocen?
–Era su mejor amiga en Los Ángeles...que raro que no te contara de mi. A mi me dijo todo de ti.– Em apretó mi mano y Ainsley ocultaba su sonrisa–. Nos conocimos cuando éramos apenas unos niños. Creo que teníamos 6 o 7 años. Nos decíamos todo. Hasta hace una semana o dos que perdimos contacto. ¿No es así Prest?– la miré a los ojos advirtiéndole que parara.
–Dejamos de hablar porque ya no había razón para que lo hiciéramos Ainsley. Tenía mejores cosas que hacer. ¿Acaso no ves a esta hermosa chica? Roba toda mi atención. No necesito nada más.– Besé a Emily y ella sonrió. Gregory y Ainsley fingieron una sonrisa–. Si no me crees deberías preguntarle a él. La perdió una vez y estoy seguro de que se arrepiente. Imposible no arrepentirse de perder a la mejor chica del mundo. ¿No es así Jeff?– La cara del chico se enrojeció pero se calmó poco después.
–Es cierto...Em es increíble.
–Jainny es lo mejor que me ha pasado.– Parecía confundido de escuchar el nombre pero asintió.
–¿Jainny?– preguntó Ainsley.
–Su segundo nombre es Jane. Perfecto, ¿No lo crees? Hasta su nombre me hace sonreír.– declaré y Emily se sonrojó.
–Te quiero.– susurró y apreté su mano.
Luego de un silencio muy incómodo. Un mesero decidió que era hora de ordenar. Y pedimos una pizza para los cuatro.
–Vuelvo enseguida. Iré a tomar algo de aire.– dijo Gregory. Se puso de pie y besó la mejilla de Ainsley.
–Yo también necesito un momento.– respondí. Emily se acercó para abrazarme y solté su mano.
–No tardes...y no dejes que entre a tu cabeza. Sabes que intentará hacerlo.– recomendó ella antes de soltarme de su agarre. Asentí y seguí al chico.
Editado: 29.12.2020