Joshuad
—Mamá necesito que te quedes con Teresa por unos días, tres para ser exactos.
—¿A dónde vas?
—A ver a Jessica.
—¿Otra vez? El dinero no crece en las nubes Joshuad—realmente me molestaba cuando mamá empezaba a cuestionar mi relación y mis decisiones.
—Lo sé, pero el dinero no viene de ti así que no es algo que deba de preocuparte, yo tengo una relación que mantener, tu encárgate de la tuya. Papá no se puede quedar con ella, para tu suerte te toca a ti.
—Tienes que soltar ese rencor contra mí, perdóname de una vez.
—Mamá, me robaste, me quitaste la oportunidad de estar presente en los primeros meses, años de la vida de mi hija, yo no tengo fotos de bebé con ella por tu culpa y eso es algo que me va a doler por siempre. Has arruinado muchas cosas, me has arruinado muchas cosas. Con Terry espero que no hagas lo mismo.
—¿Cuándo vas a entender que era por tu bien?
—Ya hemos hablado de “el bien” mamá, no hiciste ningún bien, pero no quiero entrar en detalles otra vez. Lo importante es el presente, amo a mi hija, amo a Jessica, no la tengo juntas por hacerte caso a ti, así que bueno colabora con la felicidad de tu hijo.
—Me haces ver como la mala.
—Buena no eres, pero eres mi mamá y te quiero.
Mamá aceptó quedarse con Teresa, no es que estuviera muy feliz con eso, pero Papá estaba ocupado, aún así él iba a pasar a monitorear que todo estuviera bien.
Le expliqué a mi amada hija que iría a ver a Jessica, o mejor dicho a Mami Jessica como la solemos llamar, pero que en esta ocasión no la podría llevar. Le hizo un dibujo para que se lo entregara de su parte y me dejó ir, así sin llorar.
El amor que siento por mi hija es algo que no había sentido nunca, me enseña tantas cosas todos los días que no podría estar más agradecido por tenerla, pero al mismo tiempo es difícil, las visitas al médico, las vacunas, las noches sin dormir, cuando no quiere comer, tener que dejarla en ocasiones sola cuando tengo que estudiar, ir a la universidad, ir a la oficina, no saber si es feliz, cuando no me habla me preocupo, ¿estaré siendo un buen padre?
Y, por otro lado, tengo a Jessica, allá lejos de mí sintiéndose sola, sin poder apoyarla cuando su mamá la olvida, abrazarla, besarla. Queriendo terminar, ¿o soy yo el que quiere terminar? Realmente no, pero lo más importante para mí siempre será su felicidad.
En una mochila puse dos camisas, un pantalón, ropa interior, un abrigo y mis objetos personales. Solo iba a durar 3 días contando este, no podía quedarme mucho tiempo.
Me dormí un rato en el avión, al aterrizar y pasar los chequeos Jessica me estaba esperando. No pude evitar sonreír y correr a abrazarla al verla.
—Al fin.
Nos montamos en el auto, el recorrido fue en silencio y Jessica se limitó en recostar su cabeza en mi hombro mientras nos tomábamos de la mano. Mi bello amor, ¿tan agobiada está?
Al llegar a su casa saludé a Eva y nos dirigimos a su habitación. Ella entró primero y yo cerré la puerta, aún Jessica no decía ni una palabra, puse mi mochila en el suelo.
—So…—se volteó a mirarme—¿Amor? —Empezó a llorar. Fui a abrazarla, no entiendo nada—Tranquila amor, estoy aquí—la cargué y nos sentamos en la cama mientras seguía llorando.
Luego de varios minutos se calmó, limpié las lágrimas que quedaban en sus mejillas. ´
—Amada mía, ¿qué sucede?
—Otra vez, no puedo, no puedo.
—¿Con que no puedes?
—Con todo, no solo con la distancia, con mi vida aquí.
—¿Qué te gustaría hacer?
—Desaparecer completamente—pasé mi mano por su espalda.
—Sé cómo se siente—se levantó de mi regazo un momento y se sentó en la cama apoyada del espaldar.
—¿Crees que soy muy insegura? ¿Estoy exagerando? —se sentía la preocupación en su voz.
—Para nada mi amor. Digamos que una de las ventajas de que no tengamos la misma edad es que te entiendo como no te imaginas porqué ya lo viví.
—Ni que tuvieras 80 años —sonreí.
—Sabes a lo que me refiero.
—Realmente no.
—Jamás voy a pensar que estás exagerando, vas a sentir que el mundo se te cae encima y aunque los otros no lo vean así, no importa, porque es TU mundo y solo tú sabes el peso que cargas. Pero como ya yo pasé por un mundo parecido, por así decirlo, mi trabajo es estar para ti y demostrarte que, aunque tu mundo se derrumbe puedes volar al mío un ratito y entre los dos buscar una solución para salvar el tuyo.
—¿Y si quiero dejar que se derrumbe?
—No voy a dejar que tu mundo te caiga encima.
—¿Ni aunque el tuyo esté mal también?
—A ti como que se te olvida quienes somos.
—Jessica y Joshuad—dijo con obviedad.
—Mejores amigos, hermanastros, novios. Le ganamos a mis exnovias locas. 3 años mal contados juntos y te sigo queriendo incluso hasta más. Contra todo y todo mi amor—Me puse a su lado y volví a tomar su mano—Aunque estemos lejos yo no te pienso soltar. Necesito que seas fuerte por ambos y por todo lo que nos queda por vivir juntos.
Jessica sonrió y puso su mano en mi mejilla—Necesitaba esto, verte a los ojos y no a través de una pantalla, esos ojos que siempre me dicen que todo estará bien.
Recordé el dibujo de Teresa y me levanté de la cama a buscarlo.
—¿Qué buscas? —preguntó Jessica.
—Te mandaron algo—Volví a la cama, a su lado, y pasé mi brazo por sus hombros, luego le mostré el dibujo—De parte de la otra mujer de mi vida.
Jessica sonrió ampliamente—Ay sabe escribir—era una flor con el nombre de Teresa abajo y nos JJ arriba —Cómo me estoy perdiendo esto—dijo mientras seguía contemplando el dibujo.
—Si quieres vámonos.
—¿A dónde?
—Allá a nuestro hogar o yo vengo.
Negó con la cabeza mientras ponía el dibujo en su mesita de noche—Ay mi amor, sabes que ahora mismo no podemos. Estas a meses de graduarte, yo apenas aún no llego a la mitad. Seguimos siendo muy jóvenes. Tienes a Teresa, aun dependemos de nuestros padres, aunque quisiera—sonrió y apretó mi cara con ambas manos—Aunque quiero con toda mi alma, no podemos o al menos no me siento lista.