"Contratada para un Matrimonio"

Cap.   7.  “Una cena y un sentimiento descubierto.”

(Richard Maxwell)

 

            Son casi las ocho de la noche, cuando salgo de mi habitación, elegí ponerme un traje blanco que me hace ver muy bien y la espero en la sala de la suite, pero al ver que ella no sale, voy y toco a su puerta, cuando Melody me abre la puerta, se me corta la respiración y siento como mi pulso una vez más se acelera, haciendo correr mi sangre a mil por hora, pues en verdad se veía hermosa, con un vestido largo que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Y haciendo un esfuerzo encuentro mis palabras y le pregunto

-Estas lista ya? – al tomarla del brazo, siento como su cuerpo se estremece con solo tocarlo, por lo que le digo

-Estas muy hermosa, ese vestido te queda muy bien.- la alago, viendo nuevamente como la sangre acude a sus mejillas sonrojándola.

-Gracias, a dónde vamos?- me pregunta con una sonrisa, parece que a pesar de su timidez, está más tranquila.

-Al Palace Royale, un lugar adecuado para que luzcas ese hermoso vertido; espera un momento.- le digo regresando a mi recamara y tomo el estuche con la joya que compre esta tarde y vuelvo a su lado, tendiéndole el estuche; cuando Melody lo toma y lo abre, sus ojos se abren con sorpresa

-No, no puedo aceptar esto, es ya demasiado, además esto debe costar una fortuna.- me dice cerrando el estuche y tendiéndomelo de vuelta

-No te estoy preguntando si lo quieres o no, voltéate, te lo voy a poner.- le digo algo molesto, porque rechaza mi regalo! Y abriendo el estuche tomo la gargantilla de diamantes y la pongo en su delgado y largo cuello.

-Mira, hacen juego con tus pendientes.- le digo sonriendo, al ver su reflejo en el espejo

-Gracias Señor Maxwell, pero cuando acabe mi contrato yo le devolveré todo esto.- repuso Melody, sé que se refiere a las joyas. Esto me molesta y me recuerda que es posible que tenga un amante por lo que dudo mucho que él la deje devolverme nada en lo absoluto

-Ya veremos, ya veremos, además como mi esposa, la gente espera que luzcas joyas esplendidas, así que no digas nada más.- le digo fríamente.

 

            Salimos de la habitación y bajamos para salir del hotel hasta la limusina que nos espera para llevarnos al restaurante, cuando llegamos al lugar y entramos, veo como todos los comensales nos ven pasar y no dejan de mirarnos. Yo la llevo del brazo, sintiéndome orgulloso de mi esposa, pues puedo ver la mirada de envidia en todos los hombres presentes en el local.

 

            Estábamos sentados en nuestra mesa tomando unos aperitivos cuando veo venir a una vieja amiga, la cual al llegar hasta nosotros dice

-Hola Rick querido, como estas?- me pregunta con su usual tono de voz dulce y aniñado, que ya le conozco, por lo que me levanto de mi asiento con educación y le digo

-Olga, que bien estas, mira Olga, te presento a mi esposa, Melody, ella es Olga, la esposa de un amigo.- las presento

-Cómo? Te casaste sin avisar? Que malo, nos habría gustado asistir a tu boda, muchas felicidades Rick, señora, tendrás que ir a casa, pues John querrá felicitarte también, daremos una pequeña fiesta para celebrar su matrimonio.- me dice Olga, noto que trata de ignorar a Melody que está sentada frente a la mesa.

-Gracias Olga, eres muy amable, avísanos para poder ir  y no hacer planes, está bien?- repuse con seriedad.

-Claro Rick, yo les avisare, ahora disculpen, pues me están esperando y de nuevo muchas felicidades.- dijo Olga y dándose la vuelta se fue sin decir nada más.

 

            Vi a Melody tomar un sorbo de su coctel, la noto nerviosa pues se muestra incomoda. Por lo que le digo

-No te preocupes, Olga es una persona de las cuales su veneno no mata

-Me lo imagino, tan solo ha de atarantar, de haber sabido que tendría que enfrentar a este tipo de mujeres, tal vez lo hubiera pensado dos veces.- me contesto Melody, lo que me hace responderle mordazmente mientras sonrió cínico.

-No lo creó, pues si mal no recuerdo, tu necesitabas el dinero para dárselo a alguien, es tu amante?- le pregunto pues quiero saber la verdad

-Pero como puede decir eso Señor Maxwell?- me respondió indignada, escucharla me molesta y violento le espeto

-Deja ya de llamarme Señor Maxwell o de usted, sino nadie va a creer que eres mi esposa, ahora ríe y dame la mano pues nuestra amiga Olga nos está viendo.

-Tu amiga Olga.- me respondió ella con una sonrisa en la boca.

 

            Tomo su mano y me la llevo a los labios dándole un beso en la muñeca, y la escucho jadear al sentir el roce de mis labios en su piel, lo que hace que mi cuerpo se tense, y entrecierro los ojos sospechando, y asombrado veo como el rubor ha vuelto a colorear sus mejillas. Adrede prolongo la caricia, pues me gusta la forma en la que ella reacciona, con tan solo una pequeña caricia; viendo como su cuerpo se estremece, ciento mi cuerpo tensarse; y al ver su rostro dulce, tan inocente y virginal, se me hace muy difícil creer que Melody tenga un amante.




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