Landon
Me dejé caer sobre mi cama boca arriba observando el techo, me sentía tan frustrado perdería todo por lo que había trabajado en años; todo por lo que he luchado por veinte años.
Estábamos arruinados, si no podía cubrir la deuda de los bancos nos quitarían la casa, los dos autos; todo, nos dejarían en la calle a mi y a mi hija. ¿Como la vería a la cara después de esta vergüenza?
No pude atreverme a decirle a mi hija lo que estaba sucediendo, no quería preocuparla antes de tiempo aunque tarde que temprano se enteraría ¿pero que podía hacer?
No podía creer que acabaría perdiéndolo todo, y mi hija... <<¿Que pasara con mi hija?>> me pregunte sentándome en el borde de mi cama ya destendida.
Sentí una fuerte opresión en el pecho, como si algo no estuviera bien, era algo que me inquietaba mucho y me dejaba casi sin aire.
Me puse de pie y camine de un lado a otro, salí de mi habitación, baje las escaleras y tome un vaso de la alacena llenándolo de agua, para luego bebermela todo de tan solo dos tragos.
Seguí pensando en que forma salir del problema, y se me habían ocurrido algunas ideas geniales, pero necesitaba tiempo; mucho tiempo en realidad.
Camine de regreso, lentamente pensativo, por inercia llegue hasta la sala donde había un enorme espejo que decoraba la pared izquierda, tenia un marco de madera fina con detalles de figuras en espirales. Mire mi reflejo y mi expresión estaba al borde del abismo, mis manos temblaban al ritmo de mi corazón.
Por alguna razón pensé que ya no había salida. Entonces como de la nada tome una decisión que esperaba no equivocarme. Pero si, si lo hacia, esperaba ser perdonado por la única persona que daría cualquier cosa por ella.