Contrato Equivocado

CAPITULO 17

Alessandro vuelve a mi lado y me abraza por la espalda, es la primera vez que lo hace y por sorpresa, me encanta. Siento su aliento en mi oído.

─Tengo que decirte algo importante – susurra y me hace cosquillas.

Me doy media vuelta y lo miro a los ojos para buscar algo, pero se ve preocupado, casi asustado y eso no me gusta para nada porque como que me genera un mal presentimiento. Lo llevo conmigo hasta una esquina donde nadie nos pueda escuchar.

─¿Qué Pasa?

─Mi mamá trajo a las abuelas desde Italia y quieren que vayas a la cena del Domingo con toda la familia.

─Pero tus padres saben que esto es falso – nos señalo a ambos.

─Sí. Pero si no quieres ir no importa, no te obligo a hacer algo que no quieras.

─No, tranquilo que voy a ir – susurro sonriendo.

No entiendo que pasa conmigo, algún día de estos mi cabeza va a explotar porque ni siquiera yo me entiendo y resulta ser que ahora tengo el mayor problema del mundo, que es que ya ni se si mis pensamientos lejos de Alessandro son tan buenos como lo que siento cuando estoy con él.

─¿De verdad? Mis abuelas serán muy empalagosas y querrán saber cada detalle de todo – dice dudoso.

─¿No quieres que vaya? – pregunto alzando una ceja confundida.

─No, no es eso. Es que mis abuelas tal vez no tengan el filtro necesario como para saber que es privado y que no y tal vez te incomodan un poco. Además, entiendo que tus sentimientos se puedan ver alterados al pasar tanto tiempo conmigo.

─Agradezco que te preocupes, de verdad, pero yo firmé un contrato y tengo que cumplir con lo que ahí dice – menciono sin tocar la parte de los sentimientos.

Sonríe y me abraza, me encanta cuando lo tengo tan cerca. Inclino mi rostro para mirarlo, sin dudarlo me acerco y dejo un pequeño beso en sus labios. Hace lo mismo y sonrío por lo tierno que llega a ser.

Niego con la cabeza cuando el flash de una cámara impacta en nosotros, miro a todos alzando un ceja y todos miran a Marlene, quien se pone colorada.

─No había notado que el flash estaba activado – se defiende la chica.

Alessandro rueda los ojos y lo noto sin siquiera mirarlo. Me guiña un ojo y niego con la cabeza, tomo su mano y volvemos a divertirnos, a hablar con todos.

─Ya se cumplió mi horario de trabajo – dice Vicky mirando el reloj en su muñeca.

─Recuerda que sólo para los eventos puedes incumplir el horario, además te puedes marchar cuando tu estimes conveniente – le explico porque hoy es sábado.

─Igual me divertí con tu familia – dice sonriendo.

La abrazo y la dejó marchar, al fin y al cabo, ya es media tarde y la chica seguía acá por un gran compromiso conmigo. Bruce la acompaña a la salida y más luego tendré para molestar a la chica del pelo morado.

─¿Tienes a tu esposo y miras a otro?

─No seas idiota, nada más pasaban ideas para molestar a Vicky el lunes.

Doy media vuelta y lo miro a los ojos, me sonríe antes de tomar mi mano e indicarme que a mi mamá se le pasaron las copas.

─Ya veo a quien saliste, mientras tomaba vino blanco estuvo muy bien, le faltó un poco de Whisky y adiós a mi suegra – dice en mi oído.

─Idiota.

Ahora tengo que atender a mi mamá, pero por lo menos están mis hermanos. Mi papá suelta la lengua con mi tío y pues a los gemelos no hay quien los pare. Jack niega con la cabeza porque esta situación sólo nos señala lo que nos dijeron cuando éramos pequeños.

 

"Cuando estemos viejito y bebamos como ustedes, entonces, ahí ustedes cuidarán de nosotros, así como cuidamos de ustedes"

 

Al parecer eran oráculos porque ya hemos hecho esto alrededor de 3 veces, con esta sería la cuarta. Por lo menos tienen buena borrachera porque sólo se ríen de todo, no lloran ni hacen escándalos, pero cuando uno trata de subirlos a los autos se convierten en lana.

Alessandro ayuda a Jack con mi papá y nosotras con Katia tenemos que ocuparnos de mamá mientras Lauren y Theo ayudan con los bebés. Bruce y Beatriz nos trajeron los autos más cerca para no tener que caminar con ellos por todo el lugar. El tío Harmie está dormido en la silla de donde Marlene lo está convenciendo de ir a dormir.

─Una buena idea se convirtió en pésima sólo por el alcohol – dice Salomé con los brazos cruzados sobre su pecho.

Todos los adultos se ríen y mi mamá ríe exageradamente en mi oído, aunque igual me causa gracia lo que la chica dijo. Bruce le entrega las llaves a Alessandro y nos ayuda a subir a nuestros padres al auto. Alessandro va a sustituir el puesto que mi papá ocupó cuando veníamos hacia acá, yo el de mamá y así nos vamos a ir.

Jack lleva a su hijo en brazos y trata de hacer que mamá no lo despierte con sus risotadas porque va repasando todo el día en su cabeza, creo que hay 2 que mañana van a tener dolor de cabeza.

─Espera, quiero vomitar ─ dice mi papá.

Alessandro reacciona rápido y enciende las luces de emergencia antes de correrse a la orilla de la autopista. Bajo y abro la puerta de papá, sale del auto gateando y vomita todo lo que bebió. Me da asco, pero tengo que estar con él por desgracia y mi mamá se ríe desde el auto.

Mi esposo llega a mi lado a decir que yo conduzca porque el llevará a Adam en brazos en caso de que esto vuelva a pasar y sólo Jack pueda bajar y reaccionar rápido, además así mi mamá no le va tomando las mejillas a su nieto. Subo de chofer y Alessandro va de copiloto con el niño en brazos. Jack va entre mis padres porque así se le hace más fácil.

Es el viaje más caótico que he tenido que hacer, mí papá ha hecho que un viaje de una hora dure dos horas y treinta minutos. Llegamos a la casa y por suerte los Transilvania nos ayudan. Alessandro deja a Adam con Jack y nos podemos ir a nuestro hogar.

Conduzco hasta el departamento de Alessandro, al llegar bajamos y me da la mano. Entramos al ascensor y lo único que quiero es dormir, me recuesto en un costado de mi marido y ya me da sueño sólo por su respiración lenta y su olor embriagador.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.