Seis meses, maldición que mal la he pasado con todo esto luego de haber dejado a Alessandro, pero se que esta fue lo mejor que pude haber hecho por ambos, no lo voy a negar, si lloré demasiado y aun se siente extraño cuando reviso mi celular y veo todas nuestras fotos, todos los rumores que hubieron de que nos separamos y cuanta cosa, pero por el bien de ambos dijimos que solo quisimos ocultar nuestra relación y hacerla más privada, no queremos que todo el mundo esté pendiente de nosotros.
Si se me ha hecho incómodo, todo el tiempo me preguntaban por él y al final tenía que terminar revisando sus redes sociales para saber en que estaba, aunque a veces solo lo hacía para ver que era de su vida y si se veía igual que yo, extrañandole. Pero por Alessandro no habían señas de que hubiese sentido algo al ver que me había ido. Aunque Mariano y Kendall varias veces me dijeron que Alessandro me necesitaba, aunque fui egoísta y jamás regresé.
Hoy lo vuelvo a recordar y sólo porque ayer se cumplió un año de que firmé ese contrato, y hoy Maya irá a la corte para tramitar los papeles y por suerte divorciarme de una vez por todas. Para así olvidar todo lo que fue esta locura.
Me siento en la cafetería, hoy hace frío acá en Argentina, estamos en otoño y me estoy congelando. Me traen mi desayuno justo antes de que me llegue la llamada de Maya.
–Hola.
–Amber, los trámites se van a extender por un mes hasta llegar a un acuerdo.
–¿Qué? ¿Por qué?
–Porque no puedes renunciar a tu parte de la herencia. No acepta que le regreses nada de lo que compró a tu nombre. Y tienes que venir a firmar, no lo puedes hacer así como planeabas.
–Maldición. Hay que llegar a un acuerdo con eso de la herencia, yo no lo quiero, estoy renunciando a ello.
–No se puede, es algo que estipula el contrato de herencia, si lo haces se rompe una cláusula y pierden todo por lo que se casaron. No es tan simple, vas a tener que volver o si quieres puedo organizar una cita con el abogado de Alessandro y te hago una llamada mientras esté con él.
–Puede ser, por favor.
–Bien, te aviso cualquier cosa.
–Gracias.
Corto la llamada y voy a probar mis medialunas cuando Kendall me llama, no entiendo qué problema tienen ahora contra mi desayuno tranquilo. Ojalá mi mejor amiga me llame por algo de verdad que amerite una llamada, porque si es para joder la voy a matar por llamada, es que esta informacion ya me dejó sin animos de nada.
–Hola amiga.
–Hola ¿Cómo estás?
–Pésimo. Es que odio a Alessandro Mancusso, te juro que lo odio, le deseo la muerte o tampoco tanto, pero de verdad que espero que se pudra en el infierno por todo lo que me hizo y lo que ahora me está haciendo con esta mierda del maldito divorcio que no va a ser tan fácil como pensaba. Es que yo no sé si el idiota me va a hacer la vida imposible o que planea, te lo juro, porque desde el momento uno ya me jodía. Es un imbécil, maldito idiota. Merece lo peor. ¿Me puedes creer que mi divorcio se va a aplazar por un mes? Además jodidamente tendré que verle la cara para firmar un puto divorcio. Pero estoy bien, gracias. ¿Tú cómo andas? ¿Para qué me llamas?
–Pues nada, pero que bueno que regreses antes porque me caso en un mes.
–¿Qué? ¿Por qué? ¿No querías una boda en navidad? Porque te informo que es marzo, es decir, primavera casi.
–Es que estoy embarazada y ya sabes, las abuelas y la familia de Mariano tienen sus costumbres.
–Verdad. Pues felicidades por tu embarazo, quiero ser la madrina del bebé. ¿Cuando te enteraste? Espera ¿Te vas a casar embarazada? – no puedo con la emoción, voy a ser tía.
–Tengo recién un mes, por eso adelanté la boda, no quiero que vean nada o que luego sospechen que ya estaba embarazada antes de casarme. Como sea, Ale está pensando todo.
–¿Alessandro Mancusso? – creo que mi voz subió dos escalas.
–Sí, es mi cuñado, Amber. Él está planeando todo y si vas a ser mi dama de honor tendrás que trabajar con él.
–No me jodas, Kendall tu sabes que lo que menos quiero, es verlo. Imagina tener que trabajar nuevamente con él, lo mataría antes de respirar siquiera el mismo aire.
–Amber, solo hazlo por mí, él prometió que se va a comportar y que no hará nada. Te va a dar tu espacio. Por favor, ya no sé qué más hacer.
–Kendall…bueno, lo que sea por ti.
–Gracias.
–Mañana me voy a tener que ir, son como treinta días para organizar toda una boda. ¿Sabes cuánto tiempo se necesita para organizar algo así? No importa, compro boletos hoy mismo mejor, para llegar mañana temprano. veré todo altiro.
–Mañana, Iré por ti al aeropuerto
–Que conste que lo hago solo por ti. Tampoco me agrada la idea de que mi amiga se case con un Italiano.
–Te amo.
–Yo también. Nos vemos.
Corto la llamada y pienso en que nuevamente veré a Alessandro y que tendremos que planear una boda mientras que nos estamos divorciando, cosa más extraña no puede existir. Bueno, un nuevo desafío. Un desafío complementado con quien destruye y arma mi corazón en cosa de segundos. Lo amo tanto como lo odio, como a nadie más, pero que conste que ahora lo odio mucho más que lo amé.
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Editado: 21.05.2022