Contrato Real [saga griegos #8]

Capitulo 3

— ¿Estás bien? — parpadeo y observó a Dimitri

— Estaba recordando el dia que conoci a Alana — recuesto mi espalda en el respaldo de mi silla, Dimitri me observa detenidamente.

— ¿Te estás arrepintiendo Apollo? — bajó mi cabeza.

— No es eso — me pongo de pie y me acercó a la ventana donde Dimitri tenia una magnífica vista —Te veo a ti y a Eileen, me doy cuenta que Alana y yo no tendremos un matrimonio, sólo un contrato en un papel, sin hijos.

— Puedes intentarlo Apollo — sonrió y me encogo de hombros.

— Cuando hicimos el contrato fue pensando en salvar Galya y Medrea. Ella como Katerina pero sabes que las cosas salieron mejor y ahora Alek está en el trono, Alana se casara conmigo como parte de ese trato que hicimos.

— ¿Que gana ella? — me giró y observó a Dimitri.

— Ahora nada pero ambos firmamos un documento y pensé romperlo para que ella fuera libre pero esa mujer es de palabra.

— Eso habla bien de una futura reina.

— Lo sé — aflojo mi corbata me sentia sofocado — Esto será por Medrea, ella es especial y merece ser feliz.

— Tú tambien Apolo — mi amigo se levanta de su escritorio y se acerca — Sólo que haya respeto entre ustedes — sonrió y observó a Dimitri.

— Alana me dijo que no le importaba si yo tenia una relación con alguien sólo que fuera discreto ya que tengo necesidades como hombre — Dimitri está sorprendido.

— Mi cara fue peor de la sorpresa — desvío la mirada.

— ¿Qué harás Apolo?

Lo miró a los ojos.

— Tratar de que los dias de Alana en Medrea no sean dificiles mientras dura el matrimonio.

Alana

Pasó mi mano por mi cabello.

— Es una locura — Mihail se pasea frente a mi, mientras sus manos estan hechas un puño — Tu lugar es en Galya, ¿Por qué hiciste ese trato?

— Él me ayudó Mihail, el trato lo hice cuando Eileen no queria saber de Galya — suelto el aire retenido — Apollo me cuido y me protegió, junto a sus amigos cuando mi vida peligraba.

Mihail se detiene y su ceño esta fruncido, desvío la mirada ya que él se parecia mucho a Gregory.

— ¡Pero casarte Alana! — asiento.

— Di mi palabra y firme un contrató — él pasa sus manos por su cabello.

— Esta bien pero yo iré contigo, le prometi a mi hermano que te cuidaria — senti las lágrimas amenazando por salir.

— Él — tragué fuerte — sentia que moriria — Mihail asiente.

— También lo pienso, esa semana me hizo prometerle que te cuidaria y — suspiró — Me entregó los anillos Alana — cierro los ojos y dejó salir las lágrimas.

— Quizas ya habia recibido la amenaza de Olek.

Mihail se acerca y se arrodilla frente a mi, toma mis manos entre las suyas y las besa.

— Alana, el matrimonio no es un juego.

— Lo sé Mihail — sonrió — No te preocupes Apollo es un hombre respetuoso.

— Pero — baja el rostro — Exigirá sus derechos de esposo.

Pongo mi mano en su mejilla.

— Ya lo hablé con él y le he dicho que puede seguir con su vida normal, es un hombre sano y se que necesita estar con alguien... sólo le he pedido discreción.

Mihail se pone de pie y me observa.

— Eres preciosa Alana y una gran mujer, esperó que no te haga daño.

Sonrió y dentro de mi corazón pedia que todo resultará bien.

Apollo.

— ¿Quién es él? — papá me observa desde el extremo del comedor.

— Su guardaespalda — llevó mi copa de agua a mis labios.

— Esta bien hijo — mamá asiente y pone su mano en la de papá — Calma amor.

Mi padre respira profundo y luego exhala, mi madre era la única que lo calmaba y tranquilsaba.

— ¿Cuándo llega? — preguntó mi hermana, quién hasta este momento se integraba a la conversación.

— Hoy por la tarde — ella asintió y siguió sumida en sus pensamientos.

Ruedo los ojos y continuó almorzando sin levantar la mirada de mi plato, me sentia agobiado. La boda sería en tres dias y el peso de unirme a alguien sin amarla y sin que ella me amara era grande. Sólo esperaba que los dias no fueran grises para ninguno de los dos.

Me acerco al balcón para observar detenidamente el mar, escuchar las olas romper contra las rocas, el chillido de las aves, amaba está isla.

— ¿Por que no te veo feliz? — me tenso ante las palabras de Karissa.

— Nervios nupciales — mi hermana está junto a mi y sus manos sujetan la baranda.

— ¿También Alana? — la miró — Preguntó por que ella no permitió que la fueras a traer.

—No queria llamar la atención, aún actua como si estuviera en peligro — mi hermana sujeta mi mano.

—Deseo que encuentres la felicidad Apollo, se que lo haces por nuestra isla y nuestro pueblo — se lanzo a mis brazos y me apretó fuerte —Serás un maravilloso rey.

La puerta se abre y escucho los pasos de los tacones de mamá nos giramos y detrás de ella viene Alana.

—Ya llegamos sanas y salvas — rueda los ojos y sonrió por que imagino que papá la envió con un ejercito de la guardia real, Karissa sigue en mis brazos y la escuchó soltar un jadeo, cuándo entró el hombre alto y fuerte. Enarco una ceja y ella se suelta.

—Bienvenida Alana — me acercó a mi futura esposa y le doy un beso en su mejilla.

— Gracias Apollo, creo te acuerdas de Mihail — asiento — él es mi guardaespalda — Extiendo mi mano hacia él pero me doy cuenta que a este hombre no le caigo nada bien, a la mirada de Alana, suspira y estrecha mi mano.

— Bienvenida Alana — Karissa se acerca con una gran sonrisa — Soy Karissa la hermana menor de Apollo.

—Princesa Karissa — Alana hace una muy elegante reverencia.

—Llamame Karissa, seremos hermanas — no pase por alto la mirada que Karissa le dirigió a Mihail pero él no se dio cuenta ya que su mirada esta puesta al frente.

— Altair, lleva a Mihail a su habitación — él asiente y me molesta que no se mueve hasta que Alana asiente.

— Ya regresó — enarco una ceja al ver que apoya su mano en su hombro y lo aprieta.



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En el texto hay: romance, saga griegos, kgerals

Editado: 02.07.2019

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