Alana
— ¿Por qué Katerina?
Me giré y mi suegra seguia hojeando unas cartas de peticiones de gente pidiendo ayuda de estudios para sus hijos fuera de la isla.
—Ambas teniamos cierto parecido — me acercó al escritorio y me siento frente a ella.
—Debio ser duro, fingir alguien que no eras — asiento.
— Apollo lo supo la noche que me conocio — ella levanta la mirada de la carta.
— Él siempre ha sido muy observador — ella apuntaba en una agenda el nombre de las personas que iban en la carta.
— ¿Les ayudaran?
— Asi es — sonrió y siguió escribiendo, me inclino un poco y puedo ver la lista.
— ¿No es mejor una universidad en la isla? — ella deja de escribir y suspira.
— Lo hemos intentado con Mika pero aqui aún hay personas que se niegan al cambio — muerdo mi labio.
— ¿El reino si puede costear una universidad? — ella asiente y suspira.
— Podemos Alana pero la mayoria se ha opuesto, le temen al cambio por que piensan que si el progreso llega a Medrea, perderan su hogar.
— ¿Los jovenes que se van a estudiar a Grecia, vuelven?
— Algunos, la mayoria encuentra un trabajo dentro o fuera de Grecia, vienen en ocasiones a ver a su familia.
— Pero eso no es bueno para la Isla — Pythia se recuesta en su silla — Medrea necesita esos profesionales, médicos, enfermeras, dentistas — señalo la lista donde está lo que desean estudiar — El reino les paga sus estudios y está bien pero ellos no vuelven para levantar su lugar.
— Lo hacemos por que amamos al pueblo, no pedimos nada a cambio.
— Lo sé pero está isla también necesita de su gente — me pongo de pie — Si la juventud se está marchando y se queda fuera sólo quedarán los adultos y cuándo todos mueran, Medrea sera un pueblo fantasma.
—Un buen punto — me giró y Apollo está recostado en el marco de la puerta, su cabello está desordenado, viste vaqueros y una camiseta. Es un hombre guapo.
— ¿Estás de acuerdo hijo? — miré con temor a mi futura suegra pero ella sonreía.
— Si mamá, no lo habíamos pensado desde ese punto, necesitabamos ideas nuevas.
—Bien — Pythia se pone de pie y pasa sus manos por la falda de su vestido — Creo esa será la tarea de ustedes, son jovenes y Alana puede tratar de dirigirse a los jovenes.
— ¿Yo?— los veo a ambos, Apollo se acerca.
—Si — lo veo a los ojos y veo que no está bromeando — Tienes pasión para compartir tus ideas.
—Debo irme chicos — sale de la oficina.
— Ella es la reina, no es mi intención interferir.
—Mi madre no piensa asi, vi su mirada de felicidad al escucharte, está más tranquila por que sabes que serás una maravillosa reina — él puso su mano en mi mejilla — También me siento tranquilo — sonrió y salió de la oficina.
—Vaya — Mihail entra y sonrie —Ya estas poniendo tu toque mágico.
—Nada de eso, sólo es la realidad — él se acerca y pone dos dedos en mi barbilla.
—Eres un gran tesoro Alana, he estado investigando y los reyes son muy buenas personas pero tú futuro esposo, un mujeriego. No deseo que sufras, ya lo hiciste con Gregory.
—No sufrire — me moví al escuchar un carraspeo, Karissa estaba en el umbral y creo dabamos una mala impresión, ella no sabia que Mihail y yo crecimos juntos y nos veiamos como hermanos.
—Disculpen buscaba a mamá — no esperó respuesta y se marchó.
Miró a Mihail quién está rascando su nuca.
—Esto no es bueno Mihail, no deseo que tenga una mala impresión.
—Yo puedo hablar con ella — su mirada no se aparta de la puerta.
— ¿Tú? — asiente.
— Si — sale de la oficina y yo me dejó caer en la silla.
Especial Mihail
—Princesa — Ella estaba en el balcón, observando el mar, su espalda se pone rigida pero no se gira — Necesito hablar con usted — se gira y la calidez de su mirada habia desaparecido.
—Lo siento pero tengo visita — de su lado aparece un hombre alto y joven, me mira con el ceño fruncido.
— ¿Y tu quién eres? — su hostilidad me molesta pero Karissa pone su mano en su brazo.
— Ares, él es el guardaespalda de Alana — él asiente.
— ¿Pasa algo con Alana? — meto las manos en mi bolsillo para que no vean mis puños apretados.
—No — me giró y los dejo ahi sin evitar escuchar al tal Ares.
— Es un hombre extraño Karissa.
Esto era loco, pero el día anterior que la conocí, me pareció una chica muy bella, me impactó de una gran manera pero no debia dejar que las cosas crecieran. A pesar de que yo también era un principe, desde hace muchos años atrás había desechado mi rango, me habia sumergido en el ejército y en aprender, no me interesaba ningún trono, yo disfrutaba mi libertad, siendo un civil nada más. Gregory si se había preparado para ser rey, algún dia y eso causó su muerte, Olek eliminó la competencia ya que si no hubiese existido la reina de corazones. Mi hermano es el que hubiera subido al trono y convertirse en el rey.
Sin darme cuenta habia llegado a la bahia, la gente iba y venia. Las lanchas se veian diminutas en el océano, levanté mi rostro al cielo y me imaginé a mi hermano mirándome desde ahi.
—Sólo me aseguró que ella esté bien y regresó a Galya, hermano.
La brisa me envolvió y quise imaginarme que era Gregory quién me abrazaba.