Control sobre ti ©

Capítulo 43

Hannah

El maquillaje se ha vuelto mi máscara de uso diario, después de lo ocurrido con Alyson mi monstruo se comportó peor. 

Todo parece indicar que Ian a vuelto, los golpes volvieron y no sólo en mi cuerpo, donde con ropa larga y suelta podía ocultar si no también en el rostro. Ethan le gusta el sexo rudo y eso incluye golpes como bofetadas sin sentido alguno en mis cachetes. 

Al ser de tez clara los golpes se notan aún más, los moretones se tornan de colores muy feos, estoy empezando a odiar los espejos. Mi reflejo me da vergüenza, lastima, coraje, pena...ya no hay nada de la chica de que llegó hace diez meses a New York. Esa persona fue absorbida completamente, destruida en todos los sentidos. 

Ahora solo queda una muchacha de dieciocho años que cada día se levanta deseando no haber abierto los ojos, se llena de maquillaje el rostro, finge sonrisas para no levantar sospechas y lo peor de todo...es controlada mentalmente y físicamente por una persona cruel que dice quererme. 

Obviamente no es cierto, está mal de la cabeza. No tiene amor hacia mí, al contrario se obsesionado con mi persona. 

Quisiera regresar el tiempo, nunca haber ido de curiosa a su cuarto. 

- Señorita Thompson, el tiempo se ha acabado - el maestro me baja de la nube, me levanto y camino lento hacia él - Espero haya podido contestar lo suficiente. 

Asiento y fingo una sonrisa. Veo de reojo el cuerpo de Ethan en la puerta del salón, trago en seco y me acerco a él. Descruza sus brazos y toma una de mis manos para ir a la escalera y empezarlas a bajar. 

- ¿Y eso qué tardaste tanto?, ¿se te hizo difícil? 

- Algo. 

Respondo bajo y simple, el examen lo termine veinte minutos después de que lo entregaran pero como era el ultimo que tenemos y después a esperar la graduación, no quería salir rápido del salón. Desde hoy ya no creo volver a salir de esa casa, la escuela a acabado y mis tíos nomas esperan a que termine Alyson de estudiar y se irán a Inglaterra. 

Estaré completamente sola con este monstruo. 

- Te noto distraída, ¿en qué tanto piensas? - en la desgracia que es estar a tu lado. 

- En cómo me...va a ir en ese ex-examen - le digo pausado y lento para no tartamudear mucho, ya que eso también le empezó a molestar. 

- Veras que si pasas la materia. 

Salimos de la escuela y caminamos a su auto, suelta mi mano para quitar la alarma y yo pueda subirme sola. 

Corre, está distraído...corre. 

- Hey, entra al auto - baja la ventanilla y yo sigo viendo la entrada de la escuela. Escucho cómo se desabrocha el cinturón y decido entrar al auto - ¿Por qué no subías?

Niego con la cabeza y empiezo a recoger mi pelo en un moño. Tengo calor, pero gracias a la persona de mi lado sigo usando pantalones, blusas ligeras de manga larga y el pelo suelto para tapar los horribles chupetones que no se logran camuflar con el maquillaje. 

- Gracias, aquí tiene. 

Me giro al escuchar su voz, parpadeo varias veces para salir del trance. 

- Ten, cuídalas - me entrega una bolsa café de papel, ha comprado comida rápida. 

Me quedo confundida viendo la bolsa mientras Ethan comienza el trayecto a casa. El tiempo está pasando muy rápido el día de hoy, no logro poner la atención requerida a las cosas. Me estoy apagando y no quiero. 

***
 


- Hora de dormir, sube a tu cuarto - ordena entrando a la biblioteca, termino de leer el párrafo y pongo el separador para cerrar el libro. 

Me levanto y dejo el libro en la mesita de centro, no lo miro a los ojos. Ya no tengo permitido hacerlo, paso por su lado y empezamos a caminar hacia las escaleras, las subimos hasta el tercer piso, entro a mi habitación y la puerta es cerrada con seguro. 

Cierro los ojos y suspiro, aunque sea espero y hoy no le apetezca tener sexo. Ya no sé si podré seguir fingiendo gemidos para su placer y aguantar el llanto por sus golpes. 

Respiro profundo y me quito la blusa, me muevo hacia el baño y abro el grifo para llenar la tina. Relajaré mi mente y cuerpo. 

Me quito lo que queda de ropa en mi cuerpo y entro en la bañera, mi piel al contacto con el agua fría reacciono poniéndose chinita. Me sacudo ligeramente y espero que la tina se llene para cerrar la llave. 

La estancia está en total silencio y algo oscura, la ventana pequeña de aquí deja pasar la luz de la luna y el baño se torna de un color azul marino. 

Regresó mi vista a mi cuerpo, paso delicadamente mis manos por las marcas. Ya no duelen como antes, me acostumbre al dolor. 

Mantengo la respiración y sumergo mi cara al agua, abro los ojos y dejo salir poco a poco el ire, en pequeñas burbujitas. Mantengo mi agarre lo más fuerte que puedo a las esquinas de la tina, quiero morir. 

Los latidos de mi corazón se empiezan a escuchar más rápidos y la desesperación comienza, aprieto los dedos de mis pies y después habro la boca tragando agua. 

Me empiezo a remover desesperada pero decidida a morir, no saldré a tomar aire. Los puntitos negros aparecen, suelto las esquinas de la tina y dejo de moverme, cierro los ojos al final. 

Por fin podré verlos padres...

Abro los ojos y me incorporo agarrando aire, un sonido desgarrador se instala en mis oídos. Los tapo y cierro los ojos esperando que se acabe. 

- ¿Hija?, ¿princesa eres tú? 

La voz de mi padre me hizo abrir los ojos de golpe, moví mi cabeza hacia todas direcciones viendo solamente blanco hasta que me topé con su cuerpo. Me levante rápido y corrí a sus brazos. 

- ¡Papá! - él me recibió gustoso en sus brazos, empecé a llorar y apretarlo a mi. 

- Shh, mi pequeña...ya estás conmigo - me sobaba la espalda y besaba un costado de mi cabeza. 




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