Capítulo 3

— Sí, Alteza, no me ves así, puede que alguien lo ayude.

— Tú dirás Rashi de quien hablamos, he tenido muchas amantes y ninguna da la talla.

— Amante de usted no es, pero si trabaja cerca de usted.

— No me digas unas de mis empleadas de servicios.

— No… Señor es su secretaria la que acabo de llevar a su otro trabajo.

— Tú me estás hablando de esa pobre secretaria, que es tan formal.

— Bueno, Alteza, la verdad que la joven no es tan formal.

— Que es lo que insinúas Rashi.

— Esa mujer que salió de aquí, trabaja en un club de élite y de la mejor Alteza.

— Vaya, nunca me imaginé eso de algunos de mis empleados de la empresa.

— Bueno, Alteza, por lo menos es bella, más bien bellísima, entre sin ser visto en el bar y esa mujer es excelente bailarina.

— Magnífico como secretaria en la empresa, trabaja bien y es eficiente.

— Entonces Alteza puede que ella la ayude, que se haga pasar por su prometida.

— Como si eso fuera fácil Rashi.

— Puede hacer con trato con ella, hasta puede hacerla firmar un contrato.

— Déjame averiguar, primero Rashi.

— Yo lo hago por usted Alteza, averiguó todo sobre ella y le traigo la información.

— Está bien, pero por ahora no te acerques a ella, solo ve de lejos.

Coral Williams era una chica norteamericana, con muchas ganas de seguir adelante, así la vida no fuera color de rosas. A Coral le daba igual, no sentirse parte de una familia, además no la tenía y para qué. La bella Coral valoraba la puntualidad, pero ese día, ella fue quien fue sorprendida.

Cuando en su lugar de trabajo apareció su jefe, si su jefe, el cual hace unos días le había llevado unos documentos, a su hogar, aquel grande y espectacular apartamento para él solo.

— ¿Qué te pasa Coral?

— Allí afuera está mi jefe. —dice ella nerviosa.

— Cuál dice tú, ese papito bello, el altísimo. El que parece un árabe.

— Ese mismo Lila, ese mismo nunca antes, él estaba entre las personas del local.

— Si quieres te presto una de mis máscaras, debe de quedarte una con ese atuendo que tienes.

— Gracias, Lila, hoy me toca bailar una música Árabe en ese tubo, pero con esta sorpresa no sé qué hacer.

— Vamos Coral, no te va a reconocer con la máscara. Bailas para todos esos hombres toda la noche y disfruta de ello.

— Está bien Lila, lo haré.

Así fue ella salió a la tarima y comenzó a bailar, era un baile sensual de canción árabe. Coral se movía sensual, y sexy. Mientras que Ahmed la miraba como bailaba, sabía que esa máscara que tenía era para resguardar su cara delante de él. Ese hombre miraba a Coral y de vez en cuando le sonreía.

— Esa mujer está de infarto. —dijo un hombre al lado de él. — Cuando salga de aquí, le diré que quiero acostarme con ella.

Ahmed se volvió como loco y le dijo cosas al hombre y este alzó la mano para pegarle. Pero en ese momento llegaron otros hombres que agarraron al que había hablado con Ahmed y lo sacaron del lugar. El dueño del bar va hasta donde estaba Ahmed a disculparse.

— Si esto mucho todo esto Alteza.

— Espero que no vuelva a pasar y otra cosa quiero que despedida a esa mujer que está bailando.

— Alteza es la mejor chica que tengo, que baila danza árabe. Las demás no lo hacen mejor que ella.

— Lo siento, pero no la quiero aquí, así que es mejor que lo haga o si no mando a cerrar este bar.

— Está, bien Alteza, esta misma noche lo haré.

— Bueno, entonces no tengo más nada que ver, espero pronta respuesta.

— Sí, Alteza, no se preocupe que lo haré.

Ahmed salió del lugar y lo esperaba a la entrada Rashi que le preguntó.

— Como le fue Alteza.

— Vaya que nunca me imaginé que esa mujer tuviera una vida oculta.

— Bueno, a veces algunas personas tiene un pasado oculto, y en que quedó Alteza hablo con ella.

— Hice algo mejor, le dije al dueño que si no la despedía hoy le cerraría el Bar.

— Muy inteligente de su parte, ella se verá en la obligación de ayudarlo.

— Eso espero Rashi, ahora vamos a casa, necesito hacer otras cosas.

— Como usted diga Alteza.

Mientras en el bar, el dueño hablaba con Coral.