Suena mi teléfono distrayendo de la imagen del estante. No puede ser, no me llaman desde que soy una niña. Durante las reuniones del festival del árbol celestial ami y Ronan, nos llamaban “ la princesa y el príncipe mestizo”, yo lo detestaba pero a Ronan le faltaba poco para saltar en la garganta de alguien.
El teléfono vuelve a sonar en mi bolsillo, estoy tan nerviosa que casi no lo puedo sacar. respondo sin ni siquiera mirar quien es.
-Hola- pregunto mientras cojo mis cosas para salir de ahí.
- ¡Iriiis!, amigaaa, como estas, yo estoy feliz como una perdiz!- me dice mientras arrastra las palabras.
-¿Hanna?-
.-La misma-
Suelto un suspiro, esto no suena nada bien.
-Hanna ¿estás borracha?- se queda callada por unos segundos
-N-no- Si lo esta
-Hanna, qué mierda, no se supone que estabas en blue bottle.-
-sI, pero cambiamos de opinión a último momento y decidimos venir a una discoteca, se llama nocturno, genial el nombre, ¿no?-
-¿Dónde está Jake?
-En el estacionamiento buscando el auto, pero él está mareado así que no puede manejar. Así que, como la mejor amiga que eres ¿puedes venir por nosotros?-dice colocando una voz dulce para convencerme.
-¿En serio?-suelto un resoplido de frustración- pasame la dirección ya voy para alla.-
Amo a Hanna, pero cuando me pone en estas situaciones a veces me gustaría dejarla abandonada a la mitad de una carretera solitaria. Hanna y yo somos amigas desde los 10 años. Nos conocimos en la clase de matemáticas, ella es una chica inteligente, sociable y siempre te regala una sonrisa. Mientras tanto yo apenas pasó el año, nada sociable y parece que llevo una cara de culo las 24 horas del dia.
Jake, es mi otro mejor amigo, a él lo conocimos a los 14 años, él es el típico chico coqueto y gracioso, coquetes con todo lo que tenga falda, pero es un chico genial. Miro hacia el estante, no puedo seguir viendo ese maldito letrero.
Después de demorarme un media hora limpiando el mensaje llegó a la dirección que me dijo Hanna, veo una discoteca con una larga fila en la entrada, la verdad no se si estan dentro o fuera, ojala afuera porque no puedo entrar en esa discoteca sin una identificación, ni siquiera tengo a la mano la falsa.
Frustrada por el mensaje, el sueño y tener que estar aquí a las ocho de la noche cansada y con mucho. Desesperada por irme, llamó a Jake, suena tres veces hasta que me contesta.
-Iris-
-Jake, ¿dónde están?, nos lo veo.-
-Estamos en el estacionamiento, es en la parte de atrás de la discoteca.-
-Bien, no se muevan, ya voy para alla.- cuelgo el teléfono para dirigirme al estacionamiento.
Cuando llego veo a Hanna apoyada en el brazo de Jake, lleva un vestido rosa pálido que se ajusta perfectamente a su cuerpo. Creo que si ella se vistiera con un costal de papas seguiría viéndose hermosa.
Debió haberme escuchado porque levanta la mirada regalandome una sonrisa
-Amiga, viniste por nosotros que bueno que no abandonaste a los desgraciados de tus amigos.-
-si,si, yo también me alegro. Pero subanse ya al carro, los dos se ven muy mal.-
-¡Oye!- me protesta Jake -no nos vemos tan mal-
-el día que te lo creas, me dices.-
Obligando a los dos a subirse al auto, manejo por la calle en dirección a la casa de los dos, la ventaja es que nuestras casas quedan en el mismo camino. La noche estaba tranquila hasta que suena de nuevo mi teléfono
-Apaga ese cacharro Iris, me duele la cabeza.- Me dice Jake
-Ya va.- fijándome en él veo que es mi mama
-Mama, ya casi llego a la casa lo que pasa es que….- Un sonido fuerte en el otro lado de la línea me hace detener.
-Mama.- Digo empezando a asustarme por los sonido.- Mamá, ¿estás bien?.-
-Iris, no vengas a la casa, quédate donde estás.- me dice en un susurro
-¡¿Mamá, qué está pasando que son todos esos ruidos!?.- me empiezo a asustar
-¿Iris? ¿que pasa?.- me dice Jake desde atrás, pero no le pongo atención.
-Iris, escuchame.- Me dice en voz baja pero demandante.- No vengas a casa, quédate donde estás.-
-Pero ma….- Se escuchan más golpes hasta que de repente se corta la línea, desesperada vuelvo a llamar pero me pasa directamente a la contestadora.
-Iris...- Esa es la voz de Hanna.
No la escucho, solo acelero para llegar lo más rápido posible a mi casa.
Me estaciono en frente del edificio donde vivo, es un edificio bastante viejo de 6 pisos. Bajo rápidamente de la silla del conductor para prácticamente saltar las escaleras de la entrada. Cuando llegó a la puerta veo que está entreabierta, no lo dudo, y entró rápidamente para encontrarme un desorden en el, parece que hubiera pasado un huracán en este lugar. Las sillas están volcadas, los sillones igual, hay marcas de rasguños en las paredes, pero ni un solo rastro de mi mama.
-Iris, ¡¿qué pasó aquí?!- dice Jake, no me había dado cuenta que me habían seguido hasta aquí.
-No se.- digo en voz baja. Siento las lágrimas en mis ojos, pero las resisto, no puedo echarme a llorar como una niña pequeña tengo que buscar a mi madre.
-Voy a buscar a mi madre.- Le anuncio a mis amigos.
-Espera.- me detiene Hanna.- No sabemos quién fue, no puedes irte así y esperar a encontrarla. Lo mejor será que hagamos un reporte de desaparición a la policía.
-Dudo que la policía nos ayude.- Esto no lo hizo una persona normal.