El caos y los gritos no se hacen esperar en el salón, las personas corren despavoridas hacia las puertas. Intento localizar a mis amigos entre toda la multitud, pero lo empujones no me permiten poder caminar más de un paso. Me muevo buscando alguna cara conocida.
- ¡Hanna! - grito con urgencia. - ¡Jake! – Caigo al piso golpeándome las rodillas en el proceso, intento arrástrame antes de me pisen hasta la muerta, con algo de esfuerzo logro salir por la entrada lateral la cual es para los sirvientes.
-carajo. - digo después de evaluar los daños. Mis rodillas y manos están raspadas; mi vestido sucio y desgarrado; la corona la perdí en algún punto de la habitación cuando intentaba escapar. Olvidando el hecho de que me veo como si me hubiera arrastrado por el lodo, corro por el pasillo hacia el corredor principal para encontrar a mis hermanos y amigos.
El solo pensamiento de que algo les pudo pasar hace que mi corazón se acelere a tal punto que siento que se me saldrá del pecho. acelero el paso para llegar, pero algo me frena a mitad del camino, algo que me provoca que mis venas se vuelvan hielo.
En la mitad del pasillo hay cuatro personas tiradas en el suelo. La gran mancha de sangre en el me deja claro que están muertos. Dos de ellos tiene el cuello cortado de esquina a esquina, al observarlos me doy cuenta que son empleados. Los otros dos son guardias, a uno le sobresale la empuñadura de la espada y el otro tiene una gran herida en el estómago. Las ganas de vomitar vivieron con fuerza al ver esta carnicería y sin poder evitarlo vomito en una maceta que tenía cerca.
Escucho un gemido de dolor que me hace levantarme rápido y encuentro al hombre con el corte en su estómago agonizando. Intento recuperarme del susto y me acerco al hombre que sostiene la herida como evitando que algo salga de él.
-Por dios- susurro con horror- tranquilízate, todo va salir bien- lo dio más para mí que para el-. el corte se ve mal, pero si llegamos rápido donde el sanador tal vez te salves.
-Princesa, princesa. - dice con urgencia. – usted y to sabemos que esto no tiene salvación. - lo sé, pero quiero guardar la esperanza de que esto se pueda solucionar.
- ¿Qué paso? - pregunto en susurro suave
-El príncipe, eso fue lo que paso. - Dice bastante sombrío. - estábamos evacuando el personal del palacio, pero dos de ellos se quedaron atrás e intentamos hacerlos salir lo más rápido que podíamos, pero en el camino se nos cruzó el príncipe y otros hombres –Se interrumpe con un gruñido de dolor- intentamos defendernos, pero ellos mataron a esas personas como si solo fueran cerdos al matadero. Mi compañero y yo nos enfrentamos a Ronan pero era muy fuerte, incluso que el príncipe Kasper .- dice respirando con dificultad. – mato a Alex con su propia espada y a mí me abrió las entrañas y me dejo agonizando, dijo que estaba buscando al rey y a usted. - del miedo me recorre por todo el cuerpo.
- ¿A mí? - digo escéptica - ¿Por qué?
-No dijo porque, solo dijo que necesitaba reunir a su familia y para ello solo faltaba la princesa Iris. - Tiene a mi madre, Ronan tiene a mi madre
-Princesa. - El guardia coge mi mano con un apretón fuerte. - Tiene que escapar, solo los dioses sabrán que quiere hacerle ese hombre.
-Pero este herido no puedo dejarte aquí a tu suerte. - digo con las lágrimas a punto de salir
-Princesa, yo ya cumplí con mi deber, usted tiene que vivir para poder detener a este hombre. -
Dice esfuerzo. Me doy cuenta que no le queda mucho tiempo.
- ¿Cuál es tu nombre?
-Kenneth, majestad – dice con cansancio. Recargo su cabeza en mi regazo para que pueda estar cómodo
-Descansa, Kenneth. Me quedare contigo todo lo que tú quieras.
-Gracias, su majestad- dice con una sonrisa de agradecimiento para luego cerrar los ojos hasta que su pecho se queda quieto. Conteniendo las lágrimas, dejo su cabeza en el piso deseando no dejarla ahí como un trozo de basura. Pero no tengo tiempo. Ronan está en el palacio y si no intento encontrarlo matara a más personas.
Con este nuevo pensamiento salgo corriendo hacia el las recamaras del rey. Si el vino a buscar a nuestro padre, imagino que por estará allá, sin detenerme corro con todas las fuerzas que me quedan para salvar a mi padre. Él nunca ha sido un buen padre para mí o mi hermano, pero eso no quiere decir que permitiré que le haga daño.
Durante mucho tiempo negándome a mí misma que mi hermano no era la persona sádica que todos me hacían creer, muy en el interior quería que fuera ese hermano y amigo que fue. El que me defendía y me cuidaba como si fuera su tesoro más preciado, pero ahora no se si todo lo que me decía era verdad, tal vez nunca me quiso ni a mí ni a mi madre, tal vez para el no valíamos nada. Con ese pensamiento siento como mi corazón se rompe hasta volverse un dolor sordo.