Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso por las que perdemos. -
El curioso caso de Benjamin Button de F. Scott Fitzgerald.
Un día antes
Todos estaban nerviosos el día se estaba acercando, todos querían conocer a la nueva integrante de la familia, no sabían lo que iba hacer él bebé, la mayoría insistían en ir a un Zamavy para saber que era y qué futuro le preparaba, pero no se los permití no iba a dejar que la sorpresa se arruinara y a los que lo Presentía les pedí que guardaran mi secreto, quería que fuera una sorpresa para mis amigos, yo era la única que lo sabía o al menos lo intuía, mi esposo Jared quería con ansias un niño y cada noche antes de irnos a dormir me decía una infinidad de nombre la mayor parte eran de niños pero los muy pocos que me decía de niña era realmente preciosos, los sacaba de los miles de libros que hay en el sótano, siempre bajaba y duraba al menos un par de horas y cuando volvía traía consigo una gran lista.
Todos estaban nerviosos como si ellos mismos fueran a dar a luz, somos los últimos descendientes de los dragones, fuimos los primeros en renacer y lamentablemente seremos los primeros en yacer, todas las demás razas nos veían como reyes incluso los demás Sihiris lo proclamaban, nuestros antepasados fueron los primero, lo que quiere decir que somos los más antiguos, perduramos por mucho tiempo pero las guerras, conflictos, masacres y enfermedades acabaron con nosotros.
Hace tan solo ocho años perduraba siete familias reales pero unas peleaba el trono que por obligación un Sihiri de Dragón tenía que ocupar.
Las siete familias tenían que mandar a dos representantes, preferentemente a un hombre y a una mujer no mayor de veinte años ni menor de ocho, que debían de demostrar de que estaban hechos sus corazones, en una gran ceremonia donde se invocaban a todos los espíritus de todas las razas y de cada rincón del mundo, ellos lo evaluaban a través de pruebas, mi familia, la familia del hielo, fue la ganadora, mi hermano y yo debimos ser los siguientes reyes, al parecer nuestros corazones fueron los mas puros de todos los descendientes, realmente no sabía por que pero así fue,sin embargo el poder siempre llamaba a la avaricia y a los rencorosos, las familias de Viento, Agua, Electricidad y Naturaleza se unieron para derrocarnos yo tenia dieciséis cuando todo comenzó, tal vez por que pensaron que habíamos hecho trampa para quedarnos de con el trono, era una completa mentira, pero decidieron que no iban a dejar que el hielo gobernara.
Según ellos éramos débiles y no seriamos capaces de tomar las decisiones que se debían de tomar para que la raza de los dragones volviera a renacer, la idea no era tan descabellada pero la forma en que lo planeaban era un completa crueldad, cometieron un gran error cuando llamaron a nuestra puerta y nos retaron, les dimos la oportunidad de retirase y el reto quedaría en el olvido pero ellos decidieron que querían sangre, fue una tontería a ver peleando cuando éramos muy pocos, pero no nos dejaron alternativa, las familias del Fuego y Magia se unieron a la mía.
Durante la guerra muchos perecieron, ninguna de las siete familias se salvo de llorar a un ser querido, la única manera en la que la guerra acabo fue cuando todos los integrantes de la familia de electricidad murieron en el derrumbe de un castillo de los recuerdos, que era básicamente una biblioteca, nunca supimos que origino la caída de un castillo en perfectas condiciones lo único que sé es que nos sirvió como una llamada de atención ya que todas las familias perdieron a alguien importante en el caso de mi familia fue a mi hermano y a mis únicos tíos lo que solo me dejaba con la compañía de mis padres ese día todos lloramos hasta que fue imposible recuperarnos y ya no éramos enemigos sino seres que compartían un mismo dolor y una misma carga.
Mi hermano y yo habíamos ganado el trono, pero al ser menores de edad no podíamos teníamos que esperar a cumplir veinte años y acabar a la escuela mientras las cortes de justicia desempeñarían ese papel para la paz, no obstante tras la muerte de mi hermano no sabia si realmente iba a reclamar el trono al cumplir la edad.
Después de la caída del castillo las demás familias decidieron firmar un acuerdo de paz al cual llamaron el Tratado del Recuerdo, donde establecía que ninguna familia de sihiris volvería a combatir una contra otra y que los desentiendes de cada familia debían de convivir en paz desarrollando lazos de amistad para que la masacre del castillo de recuerdos no volviera a ocurrir, gracias a eso conocí a Jared el descendiente mayor de la Familia del Fuego, el era muy raro al ser descendiente de la familia del fuego todos supondríamos que ese seria su poder sin embargo no era así el dominaba las sombras don dado por su madre, se volvió mi amigo mas cercano y tal vez el único de verdad siempre fue mi amigo desde que fuimos al colegio, el es una par de años mayor que yo, pero eso no nos lo impidió, después del tratado fuimos inseparables, íbamos a todas partes y siempre nos seguía el hermano pequeño de Jared, Lester nos seguía a todas partes, algunas veces brome que Lester era la sombra de Jared, el siempre lo mantenía alejado de nosotros, pero yo siempre me acercaba a él era un buen niño marginado de tan solo diez años, si era un poco travieso, pero así eran todos los niños a esa edad o al menos eso es lo que pensaba.
Recuerdo que hubo un tiempo de tranquilidad y paz donde los pocos que quedamos convivíamos en armonía que poco duraron esos años, exactamente tres años, luego nos azoto una enfermedad horrible que solo nos afectaba a nosotros los Sihiris de Dragón, todos los adultos, niños y adolescentes se enfermaron, mi padre y mi madre todos excepto Lester, Jared y yo, algunos de los Bacures mas poderos en el mundo de la sanación respondieron a nuestra llamada de auxilio, pero ni siquiera el poder de la sanación mas poderosa pudo salvarlos, la enfermedad era de origen desconocido antes de que los Bacures comenzarán a experimentar para una cura todos fallecieron uno por uno como si de pronto alguien los estuviera desconectando de la vida, a esa enfermedad la llamaron Fiebre de Sangre un nombre que le quedaba a la perfección, nadie sabia como se transmitía pero sus síntomas eran grotescos, comenzaba con una fiebre altísima que ningún remedio podía controlar, sufrían fuertes dolores por todo el cuerpo, escalofríos, calambres, sudoración, ojos rojos y muy irritados que no aguantaban la luz sin sufrir que quemaduras alrededor de ellos, dificultad para diferenciar la realidad de la imaginación, luego todos los orificios corporales sangraban de una manera imparable sus órganos sufrían fuertes dolores y si no fuera lo suficiente doloroso comenzaba a destrozarse los huesos ya que no soportaban el peso y se quebraban hasta que sus órganos se comenzaban a triturar el enfermo no dejaba de sufrir hasta el ultimo minuto de su vida, los Sanadores lo catalogaron como una de las muertes mas dolorosas y salvajes, nuca logramos resolver como ni cuando se contagiaron pero en el transcursos de los primeros días hasta su muerte transcurrían ocho días.