PREFACIO
—Sabes que te dolerá la cabeza si lees mientras el coche está en movimiento—gritó Summer.
Me limité a subir de volumen al reproductor hasta que ya, no la escuché más.
Sabía que me marearía, y entonces, tendrían que detener el coche para que pudiera recuperarme, pero no me importaba. La trama del libro iba en aumento, el género de terror era muy bueno. Tenía días sin poder soltar El Resplandor. La canción de Behind Closed Doors, sonó mucho más alto y pude concentrarme en mi libro. Ralph me lo había regalado justo antes del viaje, él sabía que me costaba mucho trabajo estar en el mismo sitio que mis hermanas durante mucho tiempo... aunque, a decir verdad, me costaba mucho estar en cualquier parte con personas. Amber y Violeta, estaban peleando por algo muy estúpido, sus gritos sonaron por encima de la música. Me quité los auriculares y les dediqué una mirada inquisitoria. Estaba tan cansada de escucharlas que le dediqué demasiado enfado, tanto, que incluso Summer dejó de parlotear.
—Es suficiente—dije—, compartan el estúpido móvil. Y tú, deja de quejarte, nadie te presta atención. —Ralph me miró por el retrovisor y sonrió.
Me coloqué de nuevo los audífonos y volví al libro a concentrarme en el libro.
El viaje ya duraba tres días, llegaríamos al pueblo en tan solo un día más... Y lo necesitaba.
Nos habíamos alejado de todo a causa de… Bueno, de algo doloroso, pero ahora volvíamos, no a la ciudad, sino al pueblo, un lugar en el que ninguna de nosotras había estado antes. Ralph consiguió una casa lo suficientemente grande como para que pudiera perder de vista a mis hermanas.
Tenía un jardín muy grande, en el que Violeta podría plantar todo lo que quisiera. Una preciosa piscina, para que Summer nadara. Y un salón con piano, para que Amber tocara y cantara todo lo quisiera. También había un lago, un gran y hermoso lago para que yo pudiera patinar en la primera helada de invierno. Cuando nos sacó de la calle, nos explicó lo que podíamos y no hacer. Nos explicó el propósito de nuestra existencia. Nuestra madre murió cuando nació Violeta. Y después… apareció Sophie. Ella era todo lo que le pudimos haber pedido al mundo. Fue una mujer que se ganó el título de madre, a pesar de que no lo era.Summer es dos minutos menor que yo, y Violeta dos minutos menor que Amber. Tenemos diecisiete, y las chicas quince. Siempre me comporté como la madre de las tres, solo por ser la hermana mayor. Ahora todo terminaría...
Solo un año más, solo uno más y todo habría terminado.
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Editado: 28.06.2021