Para ese momento el sol había caído en el horizonte y el cielo se teñía de tonos naranjas, rojizos y violetas. Comenzamos a caminar de nuevo, sin rumbo, muchas cosas pasaban por mi mente. De pronto una parte de nuestra conversación de la mañana vino a mi mente.
- ¿Y qué aprendiste hoy en la escuela? ¿algo sobre la segunda guerra mundial o los antiguos colonizadores que llegaron a este país? – él sonrió antes de responder –
- En realidad hoy hablamos sobre los hombres más sádicos y sangrientos de la historia
- Eso suena... interesante.
- A decir verdad si lo fue ya que en un par de ocasiones tuve un pequeño debate con el catedrático, el tipo cree que lo sabe todo pero en realidad apenas y conoce un octavo de lo que en realidad ocurrió.
- Lo dices con mucha seguridad
- La tengo, créeme, pocas veces en mi vida me he equivocado.
- Eso suena a alguien muy perfeccionista
- Lo soy, o al menos en las cosas que me importan mucho
- Eso de la historia parece gustarte mucho, yo siempre he sido muy mala
- Cuando la historia se convierte en la vida misma empiezas a darle importancia
- ¿Hay alguna historia en especial que te haya gustado o impresionado?
- ¿Has escuchado de Vlad Tepes?
- En realidad no
- Veras, la historia dice que Vlad invitó a todos sus rivales a un banquete, una vez que estuvieron todos los encerró, los torturo y los apuñaló y finalmente los empaló, ese era su método favorito de la tortura.
- No puedo ni quiero imaginarlo.
- Y te di la versión ultra resumida de la historia.
- ¿Y hace cuanto paso eso?
- Más del que imaginas
- No me puedo imaginar eso época
- Había guerra, muerte...
- Que romántico... este tema en verdad inspira amor
- Disculpa, tienes razón, cambiemos de tema. ¿tienes hambre ahora?
- La verdad sí.
- Entonces vamos
Cuando volví a mi casa eran casi las 11 de la noche, la luz de la sala estaba encendida, tome la manija de la puerta para abrirla, pero el tomo mi otra mano, voltee a verlo, él la acerco a sus labio y me dio un beso en el dorso, sentí como si una corriente eléctrica recorrerá mi brazo hasta mi corazón, solo pude quedar viendo sus ojos, él sonrió y soltó suavemente su agarre.
Me deje caer sobre la cama, viendo hacia el techo, con una mezcla se cosas y sentimientos en mí, nunca me había sentido de esta manera ni sentido estas cosas por alguien, había algo hipnótico no solo en su mirada sino en todo el, en su voz, en su aliento, en su cuerpo, todo en él me atraía como nadie nunca lo había hecho. Solo el traerlo mi mente hacia que un hormigueo recorriera mi cuerpo.
A pesar de eso aún había algo en el que me mantenía alerta, algo dentro de mí me decía que tenía que alejarme de él, pero por más que lo pensaba no encontraba verdaderas razones para alejarme de él, pero si muchas para quedarme cerca. Con los pies empuje los zapatos para zafarlos, me moví a rastras por el colchón hasta que logre acomodarme debajo de la sabanas, mi cuerpo aun tenia energía pero mi mente estaba fatigada.
El jardín en el que estaba era hermoso, las paredes estaban cubiertas de florecillas amarillas y lilas, mis pies descalzos pisaban la tierra, mi cuerpo estaba cubierto por un vestido de tirantes y de falda vaporosa color rojo escarlata que me llegaba hasta los tobillos; camine unos pasos más y me di cuenta de que estaba en un laberinto, no sabía a donde iba pero sí sabía que buscaba algo, giraba hacia la izquierda y luego a la derecha y poco a poco empecé a desesperarme, no sabía si por la ansiedad de la búsqueda o por no encontrar la salida; de pronto una voz, un eco, se escuchaba bajo como un susurro y me hizo detener, me quede tan quieta como pude y espere a volver a escucharlo, el eco regreso ahora más claro, "Carolina", mi nombre sonó tan claro y al mismo tiempo parecía venir de todos lados, "Carolina", conocía esa voz, era la de Nick. Paso a paso mis pies fueron avanzando, giraba hacia un lado y hacia el otro y la voz cada vez se hacía más clara. Gire hacia a la derecha y el final de ese pasillo llevaba a una especie de claro, a la distancia podía verlo acostado en el suelo. Corrí hacia él y me arrodille cerca de él y lo sostuve en mis brazos. Su ropa no era a la que estaba acostumbrada, usaba una ligera camisa y un pantalón liso ambos de color muy claro, casi blanco, pero no solo la ropa parecía desentonar, todo en él estaba mal, su rostro estaba golpeado, salía sangre por la comisura de sus labios, podía ver moretones en sus manos y en su cuello tenía una herida abierta cubierta de sangre.
- Nick, ¿Qué te paso?
- Carolina, corre – su voz era débil pero clara y podía sentir alarma en su tono –
- No Nick, no te dejare, ¿Qué te paso quien te hizo esto?
- ¡Corre! – el aire soplo y alboroto mi cabello causando que chocara contra mi rostro, alce la vista y del otro lado de donde estábamos nosotros había alguien, una silueta alta, delgada y negra nos observaba, podía sentir su mirada sobre nosotros
- ¡Nick, vamos tienes que levantarte!
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Editado: 08.01.2019