—¡Policías! —Nolan exclamó, casi tirando la puerta abajo—. ¡Vienen desde la ruta principal!
—Mierda —masculló Marshall, luego movió la cabeza hacia Patrick—. ¿Vendrán por los papeles de posesión?
Patrick gruñó bajo, todo su pecho tembló por la furia que le invadía desde adentro. Sospechaba que las cosas no podían ser tan calmas por demasiado tiempo, cuatro días sin problemas era un nuevo récord, pero este en particular, olía como un problema grande.
—Alerta a las patrullas —le ordenó a Nolan—. Que Byron se encargue de las Cazadoras, Ava de las Matriarcas y Alice de los demás leones. Preparen todo por un posible código de evacuación.
—Espera un momento —Marshall interrumpió, sus ojos avellanas eran duros—. ¿Dices que debemos prepararnos para ceder? ¡Las tierras son nuestras!
—¡Y ellos son la ley! —Patrick gruñó—. Por más que nos disguste, la ley humana siempre será más poderosa que la nuestra. Ahora, no digo que no haré todo lo que pueda por defender lo que es nuestro, pero como bien sabes, hay que tener un plan B, y en este caso es la evacuación. —Patrick movió su mirada del frustrado león al tigre todavía en la puerta de su oficina—. Quiero que me acompañes, envía un mensaje a Alexander para que se ocupe de alertar a las patrullas en tu lugar.
Nolan resopló.
—Al cocinerito no le agradará la idea.
—Tendrá que hacer lo que le ordene o le pondré en la guardería.
Una mirada llena de malicia atravesó los ojos oscuros del tigre, sabía que Alex no se llevaba bien con los cachorros... Por extraño que sonara eso.
—Ya regreso.
Nolan los dejó solos, Marshall cerró la computadora portátil. Antes de que el tigre los interrumpiera estaban analizando los antecedentes del cirujano que recomendó Tanya.
—Seguiremos con esto después.
—Honestamente, no me agrada la idea de tener un jaguar, son un manojo de problemas.
—Gold Pride acepta toda clase de felinos.
—Y una loba —remarcó con ironía—. A veces no entiendo que clase de coalición somos.
Marshall se pasó los dedos por la barba y bufó molesto.
—Hablaremos después.
Con una inclinación hacia el león, Patrick salió al pasillo, los ánimos revueltos hicieron a su animal arañar las paredes de su mente, al bajar se encontró con Nolan, bastó una mirada para hacerle saber que las instrucciones habían sido acatadas. Patrick le hizo un gesto y ambos salieron, al llegar al camino principal, Jimmy, Zev y Tanner se les unieron como refuerzo.
—¿Qué crees que quieran? —Tanner preguntó.
—¿Es un desalojo? —Siguió Zev.
—No lo sé —respondió, ocultando la marejada de inseguridad que le movió por dentro—. Pero tenemos los papeles en regla.
Y no le quitarían lo suyo tan fácilmente.
Al llegar al camino principal que conectaba con la ruta, notaron el vehículo policial, no era uno de patrulla, más bien, era uno informal. Ese detalle no bastaba para hacerle saber si venían con una orden de desalojo o con cualquier otro asunto. Al acercarse, dos hombres humanos y un cambiante bajaron del vehículo. Se detuvieron, frente a frente, con el sonido del viento en el aire.
—Oficial Daniels —se presentó el que bajó del asiento del conductor—. Ellos son el agente de campo Dwight y el detective Halford, miembro de la subdivisión cambiante.
Detective... Eso no sonaba bien.
—Usted debe ser el Alfa de este clan —terminó el oficial.
—Coalición —Patrick corrigió, mirando a los ojos oscuros del hombre—. Y sí, yo lidero Gold Pride, ¿qué se supone que hacen aquí?
El detective avanzó al frente e hizo retroceder al oficial, era más bajo y compacto, de cabello corto y negro, ojos oscuros, mirada peligrosa. Jaguar.
—Estamos investigando el asesinato de una mujer cambiante —dijo en tono plano.
—Ah, la joven de la escuela secundaria.
Había salido en las portadas de todas las redes sociales, era un hecho aberrante rodeado de misterio y miedo, la joven quien también era compañera de curso de Ian, había muerto desangrada por un ataque sorpresivo en la madrugada del viernes.
—Así es. El clan Night Shadows ha dejado el caso en mis manos.
Patrick cerró las manos en puños. Ese era el desconocido clan del sur, el que Marshall estaba investigando...
—¿Y piensas que alguno de nuestros leones lo hizo? —Nolan le robó la pregunta.
—No puede hacer acusaciones sin pruebas —dijo Tanner.
—Lo sé.
El jaguar pasó su analítica mirada por cada uno hasta detenerse en Patrick.
—Estoy entrevistando a todas las personas con las que se relacionó en sus últimas setenta y dos horas de vida, y su hijo figura en esa lista.
Patrick contuvo al león furioso, si tan solo Ian le hablara ahora podría entender mejor el panorama, pero desde que llegó golpeado se había convertido en una bóveda cerrada, se estaba aislando y por alguna razón el vinculo de sangre que lo unía como parte de la coalición, temblaba constantemente.
—Mi hijo no ha hecho nada.
—Eso no puedo confirmarlo.
Un gruñido subió hasta su garganta.
—Solo serán unas preguntas. Comprenda. —El jaguar dio un paso, lo miró fijo, ahí estaba esa fuerza en sus ojos, lo que le impedía que el dominio de Patrick hiciera su efecto—. Hay una familia que llora a una hija y hermana, un clan que pide justicia. Usted, como padre y alfa, debería saber lo que se siente.
Realmente no lo sabía, sus cachorros estaban vivos y lo único que lloraba en silencio era la pérdida de su amada esposa. ¿Era cruel por no empatizar con aquellos desconocidos? Pensó, pero negarse le traería problemas con la policía, y una marca más en su expediente alejaría sus planes de extender su control sobre Willow County, no podía permitir eso.
Mirando al serio rostro del detective jaguar, terminó por aceptar las cosas. De todos modos, Ian estaba tan inestable estos últimos días que dudaba si sería buena fuente de información, dudaba si su cachorro le podría siquiera responder a él. Gala insistía en que no debía presionar, sino darle espacio, pero a Patrick le urgía saber qué le estaba pasando.
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Editado: 16.06.2020