—Perdóname por favor…
Fueron las palabras que Lya repetía cuando perdía el conocimiento, fue tan fuerte la emoción que sufrió la joven que se desmayó.
Erick salió de la habitación en busca de su primo, necesitaba saber qué había pasado. Corrió por el pasillo, sin importarle que no podía, debía alcanzarlo antes de que se marchara del hospital.
Tuvo suerte de encontrarlo en la salida del lugar.
—¡Lucien! —lo llamó antes de que se montara en el vehículo —¡Espera! —eso hace que el joven se detenga y voltee a verlo.
—¿Qué quieres? —preguntó con dureza.
—¿Qué sucedió con Lya? —dijo preocupado colocándose frente a él —¿Qué le hiciste? ¿Por qué ella dice que le quitarás al niño?
—Esta vez no he hecho nada —habló calmado, pero en su tono denotaba claramente su enojo —hasta estoy por creer que estabas enterado del engaño, como se nota que estabas todo este tiempo con ella —lo acusó.
—¿De qué estás hablando? —preguntó el joven doctor confundido —si te refieres a que ella te ocultara el embarazo, es que como fue solo una noche que pasaron juntos y tú…
—¡Ella fue la que se inseminó! —gritó con furia —¡Todos en esa familia son unos mentirosos! —Lucien creía que ella era diferente, pero se equivocó —Ese niño que Lya tuvo no fue producto de la noche que pasamos juntos, sino de la inseminación que debía hacerse su hermana —relató con odio —me imagino que ya lo sabías.
—¿De qué estás hablando? —preguntó confundido —Lya no pudo hacer eso…
—Pues sí, lo hizo —él abrió la puerta del coche, pero antes de entrar dijo —te puedes quedar con la mentirosa, pero ese niño es mío —se montó y se fue.
Erick lo vió irse, se quedó mirando hasta que el auto se perdió por el camino, estaba muy confundido por todo lo que se enteró.
Primero, Lya le pedía perdón y decía cosas que no entendía. Luego su primo le dice que el embarazo que ella tenía fue por la inseminación, ¿en realidad fue todo un engaño?, pensó el joven.
Decidió buscar una explicación y volvió a entrar al hospital, encaminándose a la habitación en donde estaba la joven, ella debía darle una explicación.
Cuando entró en esta sin tocar se encontró que la amiga, Penélope, estaba al lado de Lya, quien dormía.
—Erick —se acercó a él y lo abrazó llorando —tuvieron que sedarla, ¿qué está pasando?
—Te voy hacer una pregunta y me contestaras con la verdad —dijo esto mirándola con seriedad, haciendo que ella se despegara de él.
—¿Qué pasa? —la chica estaba confundida.
—¿Sabías que el embarazo de Lya era una inseminación? —la chica se tapó la boca sorprendida de que él le preguntara eso.
—Tendrás que preguntárselo a Lya —ella no era nadie para estar diciendo los secretos de su amiga.
—Tu respuesta me dice todo —contestó con un tono frío.
—No te vayas sin que hables con ella, no hagas lo que tu primo —le recrimina la chica.
—No pensaba irme sin que Lya me explique muchas cosas —expresó decidido —estaré afuera, avísame cuando despierte —dicho esto, salió de la habitación sin mirar atrás, él debía calmarse, para así poder hablar con la joven con la cabeza fría.
Las horas pasaron, donde Lya todavía dormía, su amiga no la dejaba sola y Erick visitaba al bebé que estaba recibiendo la sangre de su padre y estaba mejorando con satisfacción, lo que esperaba el pediatra era que la madre lo fuera a visitar cuando despertara, el niño necesitaba sentir el calor de ella.
Ya era de madrugada cuando la joven despertó, vió a su amiga durmiendo en el mueble que estaba en la habitación, no quería despertarla, así que se levantó lentamente, en absoluto silencio, ella tenía la necesidad urgente de ver a su hijo, no quería que lo alejaran de ella, no otra vez, haría lo que fuera para quedarse al lado de su hijo, Leo.
Salió de la habitación sin despertar a su amiga, algo que fue una proeza, ya que la chica podía tener el sueño liviano, pero seguro que estaba muy cansada.
En la salida no vio a Erick, creía que lo encontraría en las sillas de espera, pero al joven, como lo conocían en el hospital le cedieron que durmiera en la sala de descanso que usaba el personal que amanecía en el centro.
Así que, conociendo perfectamente el lugar se fue a neonatal, en donde su bebé debe estar.
Caminó por el pasillo con calma, ya que había tenido un parto reciente, estaba adolorida aún, pero eso no la detendría en llegar a donde quería.
Se topó con pocas enfermeras que la conocían, una de ella decide acompañarla, ya que siendo paciente en ese momento no debían dejarla andar sola.
—¿Va a ver su bebé? —dijo la enfermera emocionada, no pareciera que ese día estaba haciendo el turno de amanecida —es un niño hermoso, nosotras hemos quedado encantadas con él, además de que es muy fuerte, ha peleado como campeón para sobrevivir —ese comentario hacía feliz a la joven.
Ella no contestó, solo le sonrió, la chica solo siguió hablando hasta que llegaron hasta donde estaba su niño.