"No hay mejor maestro que la experiencia más amarga de uno mismo."
-Kovo
Karen.
Desde que era pequeña me habían enseñado los límites y la estrecha línea que hay entre el bien y el mal. Que no
siempre hay que decir sí a todos, que debo ser valiente y tener claros mis objetivos.
Mamá siempre me decía que la fortaleza se encontraba en no confiar en nadie, ni en mi propia sombra. Me dijo memorables veces que si quería hacerme respetar debía tener más seguridad y ser indiferente a lo que el resto del mundo pensara sobre mí.
Una vez comencé la secundaria, mi vida cambió muchísimo. Ya no era la niña que sufría lesiones cada día por culpa de aquellos matones que no me dejaban en paz. Me había convertido en una mujer fuerte y segura. No pretendía ser como ellos. Pero, si pretendía vengarme y mostrarles lo capaz que era de ser feliz y conseguir al chico que desease al instante.
Llevar la corona durante tantos años, fue algo que muchas chicas admiraban de mí, aunque siempre había alguna que me envidiaba por todo lo que tenía, nunca me criticaron a la cara.
Durante años me pasé escuchando habladurías sobre mí, sobre si había perdido la virginidad con uno de segundo, si mi familia tenía billones de dolares, incluso se metían con mi familia y los cuernos que le puso mi padre a mi madre. Mi padre se acostó con otro hombre. El era bisexual. Cuándo me enteré me lleve una gran sorpresa pues era algo que realmente no esperaba. Pero, con el paso de los años aprendí a aceptarlo.
Mi madre una vez yo acabé la secundaria, se divorció de mi padre y nos trasladamos a Oxford, Inglaterra. Cambiarme de instituto fue raro, al principio. Pero, lo use a mi favor, ya que al no conocerme nadie podría manipular a la gente a mi antojo, sin escrúpulos.
Empecé una nueva vida. Una nueva ciudad. Conocí a los hermanos Smith y a su padre, o mejor dicho, mi padrastro.
Esas personas que han jugado con mis sentimientos en millones de ocasiones, y que a pesar de todo el caos y el daño que me han hecho pasar, yo sigo pensando en ellos como una prioridad.
Mamá se quedó con mi custodia y papá no quiso saber nada de mí, le daba verguenza que yo supiera de su situación. Nunca le dije que la aceptaba, porque nunca lo consideré necesario.
Él decidió abandonarme junto a mi madre.
Ese día en el que se divorciaron me prometí no ser como ellos.
Me permití no creer nunca más en el amor, y empecé a ser más caprichosa que nunca.
A pesar de lo mal que me sentía cuándo los demás jugaban con mis sentimientos. Aprendí mucho de Harry, sobre todo porque él era el típico chico al que le gustaba tener a todas las chicas a sus pies.
Sobre todo había mucho odio y tormento en su corazón, ambos lo teníamos. A veces nos besabamos de la rabia, porque no nos soportabamos, al igual que la situación que nos había tocado vivir.
A pesar de que a mi los chicos me llovían y yo lo único que quería era rebelarme, ya nunca más me permitiría que fuera algo más que un juego. Porque eso es lo úico que sy y seré siempre para él un juguete.
Tenía perfectamente claro que que debía marcar las reglas de mi propia vida y nunca permitiría que nadie me hiciera daño.
Abby Evans se había mudado hace poco a Oxford, y había empeorado mi situación con Harry.
Ya a penas me hablaba.
Durante muchas noches le he visto muy ocupado buscandola desde su móvil en su perfil de instagram o facebook.
Esa chica había desbarajustado toda mi vida, mis planes y todos mis planes.
Durante el mes que la había conocido, me ha dado una impresión extraña. Es una chica diferente de las que estoy acostumbrada a tratar. Desde luego, se nota que oculta dolor tras esa sonrisa falsa que pone a veces, se que es así porque en varias ocasiones me he sentido así.
Noté su incomodidad al conocerme, pero yo ese día estaba asegurandome de que no fuera un obstáculo en mi camino. Ella estaba bronceada, tenía cabello el castaño largo y ondulado.
Llevaba una camisa roja y un vaquero.
Era todo lo que cualquier chico querría desear, y ese día temí porque alguno de los chicos Smith se fijasen en ella.
Temía que ella fuese su próxima victima a la que le hicieran de
Y justo ahora, alguien estaba haciéndome quedar mal delante de todos, habían difundido un rumor sobre ella y todos pensaron que había sido yo.
Cuándo jamás podria hacerle eso a nadie.
Vale, puedo ser un poco mala a veces, contestar con palabras groseras y burlarme de la gente nueva. Exacto, pero tengo mis límites. No soy tampoco una bruja despiadada y sin sentimientos.
Además, por el camino que va la cosa Abby está más cerca de Harry que cualquiera de las chicas que han salido con él alguna vez en su vida, en tan solo un mes los he visto charlando y riéndose bastantes veces.
Al principio, ella parecía negar sus sentimientos.
Pero, después empezó a hablarle más y a prestarle atención.
Me puse muy celosa al verlos. Y tengo un sentimiento culpable por ello, ya que Harry es mi hermanastro.
No puedo evitar que se me congele el corazón cada vez que los veo juntos.
Porque una parte de mi todavía siente algo muy fuerte por Harry, se que debo superarlo.
Pero, al verlo todos los días no se hace fácil.
Paseo por el parque con mi perrita Daisy, últimamente esta muy juguetona y se va con todos perros dejándome sola. Pero, se que a veces es necesario dejar un poco de libertad, incluso a los animales.
Me siento en el banco del parque y miro hacia arriba encontrándome con un árbol gigante lleno de hojas rosas rodeando todo el tronco. Las vistas son maravillosas tanto que dan ganas de subirse a él. Me encantaría adentrarme a las entrañas de ese árbol, así que por impulso me subo al banco para impulsarme y escalar el árbol.
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Editado: 21.04.2021