Capítulo 6

Kira Weigart

Dos días, solo dos días me habían dejado en paz para que pensara en mi "futuro", y para que tomara una decisión, para que elija un bando, en contra o a favor.

El miedo de saber que Derek estaba cerca se apoderaba de mí por las noches, se me dificultaba dormir, no tenía apetito, parecía un zombie andante, lo peor es que se me acababa el tiempo y no había mucho que pensar, si actuaba como una persona inteligente y con ganas de vivir, no había nada que elegir, la decisión estaba tomada, desde un inicio él lo sabía, por eso me dejó pensarlo, porque  no tenía más opciones. Hoy comenzaría  a trabajar para el cartel Oltmans, y sabía que una vez ahí, no habría vuelta atrás, ya no había salida, era sobrevivir o morir, y yo aún quería pensar que una pequeña parte de mí luchaba por seguir con vida, que en un futuro no muy lejano esto solo sería una mala época, un amargo recuerdo de mi pasado, pero que lo podría superar, continuar con la que alguna vez fue mi vida, aunque ya muchos no estén... aunque ya nunca nada vuelva a ser igual.

En estos días estuve hablando un poco con Catherine, a esa chica sí que la habían dañado, fue el manso corderito que utilizaron como anzuelo en otra amarga historia, con ella aprendí una nueva manera de sobrellevar un poco las cosas, me motivó a escribir en un pequeño diario todos mis recuerdos, y todo lo que no podía expresar a alguien más, me regaló un pequeño cuaderno para que lo utilice como confesionario, y por un momento desistí, pero luego yo también llegué a la conclusión de que era una buena opción para desahogarme.

Ya estaba cansada de reprimir los recuerdos, por eso, aprovechando que me encontraba sola, me senté en una de las sillas que habían en la celda y decidí desahogarme en mi nuevo diario...

♡●♤●♡
 

Querido diario:

Hoy he tomado la decisión de compartir lo que siento, quiero dejarlo salir, aunque solo sea a través de hojas en blanco que con el tiempo la tinta manchará de algún color. Sabes? Extraño mucho a papá y a mamá, extraño mucho cada uno de esos recuerdos donde yo aún era feliz, donde aún mi alma, mi cuerpo y mi espíritu no habían sido manchados. Tengo muchos recuerdos bonitos junto al hombre que hoy deseo odiar, pero que desde un inicio amé, no sé en qué momento él empezó a cambiar, pero lo hizo, no es el mismo de esos recuerdos, y tal vez nunca fue él, tal vez yo fui tan ciega que no lo noté, no deduje que era un show, una máscara, no entendí las señales, esa era su forma de atrapar, y yo solo fui el blanco.
 

Papá y mamá nunca lo aceptaron.
Siempre le veían algo mal.
¿Porque fui la única que no lo vió venir?
 

Recuerdo mi último cumpleaños, Derek llegó a casa con un ramo de flores en su espalda, siempre lo hacía y siempre me veía igual de emocionada. Ese día me invitó al acantilado, yo me sentía muy feliz, estaba con el hombre de mis sueños viendo el atardecer, sentí que el corazón se me saldría del pecho cuando se acercó a besarme, su beso fue tan tierno, por un instante me sentí en el cielo, y deseé que ese momento no termine jamás. Quería que sea eterno, pero no todos los sueños se pueden cumplir, y el mío fue uno de ellos.
 

El momento terminó, la magia se fue, y no sé en qué momento caí, pero desperté en un lugar espantoso, atada a una silla de pies y manos, con los ojos vendados, la boca tapada y mucho miedo. Escuchaba voces, pasos apresurados, gritos, golpes, estaba sintiendo una ruleta de emociones que no podía controlar,  estaba perdida en mí misma, no entendía nada, y todo empeoró cuando me quitaron la venda de los ojos, y todo lo que ví me puso peor, había sangre, mucha sangre, el lugar era horrible, como una fosa submarina, una fosa de tortura, había mucha oscuridad, por eso pensé que era algo así como un sótano, no habían ventanas, no entraba luz, y al fondo de la habitación estaban ellos, justo ahí, irreconocibles, estaban mis padres...
 

Mamá había sido golpeada.

Papá había sido torturado.

Mamá tenía la ropa deshecha.

Papá tenía la cara muy golpeada.

Mamá tenía un puñal clavado en una costilla.

Papá había muerto.
 

Mi grito de desesperación debió escucharse por todo el lugar, solo podía balbucear porque mi boca seguía tapada, mi corazón poco a poco se rompía más. Iba perdiendo las esperanzas, una parte de mí se estaba alejando, se estaba despidiendo. Me dio igual que un hombre se acercara a mí, solo me quitó el paño de la boca, mi llanto no me había dejado respirar como se debe y sin notarlo me estaba ahogando, y grité, grité hasta que mi garganta no pudo más. 
 

-¡Papá! ¡Papá aquí estoy! ¡Papá vuelve,  por favor no me dejes, joder no me dejes! ¡Papaaaaaaa!

Pero no, papá no me contestaba, su último aliento lo había dejado, y yo lloraba desconsoladamente. Yo no me logré despedir, no le pude decir lo mucho que lo amaba, lo mucho que necesitaba que abra los ojos y me vuelva a regañar, necesitaba que despierte y me sacuda, que me diga que sólo era una pesadilla, que si no me levantaba ya, llegaría tarde a la escuela, necesitaba que él me siga dando un beso cada noche antes de dormir, necesitaba que él vuelva a quitarme el teléfono cuando me dormía muy tarde, que me regañe por no obedecer a mamá, que me vuelva a decir que estoy castigada, que me abrace cuando lo necesite. Joder, necesitaba a mi padre, al mejor padre que la vida pudo darme, al padre que justo ahora me habían arrebatado, y dolía, dolía demasiado, dolía saber que no lo volvería a ver otra vez, que ya no iba a estar nunca más, entonces miré a mamá, mucha sangre salía de su costado, sus ojos ya no brillaban, pero sabía que seguía ahí, sus quejidos me lo indicaban, estaba sufriendo, más me dolió cuando ví llegar a Derek, al principio una pequeña esperanza se instaló en mi pecho, pero se esfumó muy rápido. Se esfumó cuando lo ví ultrajar el cuerpo de mi madre, cuando tuve que presenciar semejante atrocidad, cuando la violó justo frente a mí, no le importé yo, no le importó ella, no le importó nadie, y justo ahí, entre quejidos, lágrimas y sufrimiento, el escaso brillo de sus ojos se apagó, y su cuerpo perdió fuerza...