120 años antes
Entre el apocalipsis del ayer, y la fragmentación del ahora los astros señalaron el futuro y en él la verdad. Bajo el sauce llorón de hojas lagrimeantés donde todo empieza y todo termina.
El cielo lloraba una perdida y el destino albergaba una esperanza.
En la hierba cabizbaja se oían murmullos de lo que vendrá mientras era azotada por el vendaval del duelo de los cielos.
Desde los hipnotizantés ojos de Khamel se reflejaban las estrellas del porvenir y en ellos se vislumbraba una triste amargura que caía en largo recorrido desde la pechera de la armadura que protegía la parte superior de su cuerpo, hasta las botas oscuras que anunciaban su camino.
En la oscuridad de la noche aquel bosque Eleonora se dejó ver con aquella fugaz forma de fuego que podía proyectar, erigiéndose frente al que alguna vez fue su caballero. Para tener su última conversación.
Las pocas estrellas que habían logrado presenciar ese encuentro sufrían su despedida.
Khamel se arrodillo ante quien fue su maestra, su ama, su dama y su primer amor. Enterró la espada en el pasto murmurante y alzo la cabeza para ver los vestigios de lo que alguna vez fue Eleonora la primera bruja que el mundo había conocido.
El escritor del destino disfrutaba con la visión de las llamas reflejadas sobre la piedra angular que sostenía lo que fue un trono antiguo bajo el sauce llorón del recuerdo, y sonrió para sus adentros.
-Vendrán por ella, todos. Los Oscuros querrán conquistar el mundo con su poder.
-Lo sé –Respondió con la mirada en el suelo.
-No solo ellos, brujos, hadas y demonios querrán su corona. ¿Lo sabes? –Inquirió severa.
Él asintió con la cabeza. Observando por una vez más los cabellos dorados, los ojos brillantes y la sonrisa tímida de su antigua amante.
–Mi tiempo se agota.
-Me quedare hasta que no exista aliento que venga de ti. La salvare por ti, si lo haces mi deber.
-Mi caballero protégela, representa la última oportunidad de detener la corrosión.
La llama de su ser se hacía más pequeña y su voz se convertía en un susurro.
-Khamel.
Él levanto su rostro sorprendido al escuchar su nombre saliendo de aquella voz que nunca lo había pronunciado en su presencia.
-Ella deberá comprometerse con un Valendi para obtener la corona y detener a Los Oscuros. Solo así podrá entrar a nuestro mundo. Promételo.
-Lo prometo, esta promesa pasará a mis futuras generaciones y el último de los protectores cumplirá o morirá.
Con aquellas palabras Eleonora sonrió por última vez. Sus caminos se habían cruzado tantas veces, que en su lucha por salvar a todo lo bueno del mundo el amor nunca había sido parte de su labor.
Aquella noche de perdida el destino de Rhea Varys había sido sellado y llorado por la tierra, el cielo y los árboles.
I
No eran ellos, era yo quien ya no creía en ellos y por eso mi latente traición solo la conocían mis huesos -Autor desconocido.
La visión de Rhea sentada en aquella lucubre biblioteca iluminada por los techos de cristal ennegrecidos por el tiempo, era la prueba viviente de que no se puede burlar al destino.
Eso lo había dejado muy claro Khamel, al momento de encontrarse con su cabellera larga y ondulada de color caramelo, mientras se adentraba por el bosque con aquel abrigo verde y camisa de seda negra, y aquellos inconfundibles ojos pardos que marcaban el origen de su sangre.
Aunque no fue el único que supo de su existencia y locación. Un aquelarre en su búsqueda y captura había comenzado. Tal como le dijo Eleonora a su antepasado por quien fue nombrado, al ser el llamado, último protector.
Su destino estaba trazado.
Sobre la copa del árbol más alto él la vigilaba atentamente, buscando el momento preciso para acercársele y cumplir la promesa que lleva en suspenso más de un siglo.
Con la daga lista en su pierna por si necesitaba atacar, y protegido por la armadura de su familia de color negro con decoraciones plateadas, pantalones ajustados de color negro para facilitar los movimientos rápidos y botas negras reforzadas.
La observaba moverse por la biblioteca hablando con aquel sujeto, y acompañada de un perro durmiente, con el uso de sus habilidades podía escuchar su conversación, ver dentro de la estructura y vigilar los pasos del bosque.
Aquellos sentidos amplificados le permitían oír todo y estar en todas partes. Como un buen protector debía estar atento al peligro.
Hacia medio año que ella había perdido a su madre, una anticuaria y junto con ella la protección que la escondía del mundo subterráneo que existía bajo sus pies.
Khamel sintió como su mandíbula se tensaba cuando Rhea soltó su cabello de la coleta que lo aprisionaba, permitiendo que su cabello ondulado cayera sobre su camisa negra, sobre el cual se posicionaba el colgante de la antigua familia real de "Los Brillantes" personas con poderes radiantes, llamados Nova, considerados como la facción del bien a contraposición con los "Oscuros" denominados Valendi, personas con habilidades oscuras.
Si bien muchos difieren si los Oscuros y Valendi son lo mismo. El mundo de Alcazhar aun los cataloga como iguales.