Corpses.

Capitulo 5

CAPITULO 5

 


Jennifer entró al salón de artes hecha una furia. Los rumores acerca de Salem Harris refiriéndose a ella como una puta desquiciada habían hecho meña en su humor, quería enfrentarla y sabía que la encontraría ahí. 

Sin embargo no fue el caso, el salón se encontraba parcialmente desolado. No había nada allí más que lienzos y acrílicos, por lo que aún mas furiosa por no encontrarla la rubia se dio la vuelta impactando contra algo duro y sólido. Levantó la mirada esperando encontrarse con algunos de sus compañeros, tratando de mostrar apoyo ante la agresividad de Salem, pero lo que vio la dejo estupefacta.

—¿Qué haces aquí?—preguntó cruzando sus brazos, dando un par de pasos hacia atrás  y mirando a la persona expectante. 

En su lugar, la persona dio un paso hacia adelante. 

—Te pregunté algo, idiota—dijo molesta empujando a la persona para evitar que se acercara a ella—. Contéstame. 

La mirada de la persona se desvió a algo que se encontraba tras la chica y después regresaron a ella. Jennifer siguió la mirada de la persona sin entender que es lo que había visto que había provocado una pequeña sonrisa en su cara. 

—Idiota—murmuró queriendo pasar por su lado. 

Aquella persona tenía más fuerza que la chica imaginaba, y esta se dio cuenta cuando la persona la tomó del brazo regresándola h ya donde estaba inicialmente. 

—Déjame ir, no te buscaba a ti—dijo empujando a la persona con toda su fuerza sin llegar a moverla. 

Aquello en definitiva no le había agradado, ya regresó su mirada a los caballetes que estaban afilados de manera horizontal, uno sobre el otro, quedaban en la esquina del salón, pero no requería de mucho para llegar ahí. 

Tomando de los hombros a Jennifer; con su fuerza y rapidez, la comenzó a empujar, su meta era hacer que aquel pedazo de madera atravesará el cuello de la chica. 

—¿Qué haces?—dijo comenzando a lloriquear—. Déjame ir—seguía pero la persona era persistente y continuó empujando hasta ya estar a pocos pasos de los caballetes—. Salem te envió, ¿no es así?—claramente nadie respondió. 

Sonriendo y colocando una mano en el pecho de la chica y con otra tomando con fuerza el cabello teniendo completo control de la cabeza; la empujó con más fuerza haciendo que la madera atravesará el cuello como la persona deseaba. Aquel impacto había hecho que la boca de Jennifer quedará abierta y salpicara sangre en la cara de la persona, la cual con la manga de su cazadora limpió.

 

—¿Cuando pensaban comentar que eran sospechosos de un asesinato?—preguntó la madre de Nathan en el instante en que la puerta de la casa fue cerrada. 

Todos miraron expectantes a los seis chicos, los cuales se habían mantenido en silencio desde que salieron de la dirección e hicieron su camino hasta la casa de Audrey, lugar dónde ahora se encontraban todos reunidos. 

—Y para ser poco también ocultaron haber pasado prácticamente una noche en la cárcel, ¿Qué estaban pensando?—exclamó de nuevo la madre de Nathan llevando sus manos al teatro. 

—Y eso sin mencionar que ahora tienen una orden de restricción—soltó el padre de Ashton igual o más cabreado que los demás. 

Aila mordió su labio inferior. Odiaba ser regañada, mucho más cuando sus padres se unían a los de sus amigos, de hecho, hacia mucho tiempo no se habían sometido a una sección de regaños de ese índole, la última vez había sido por un viaje el cuál habían tomado todos. Una semana fuera del país con destino a Londres. Ashton se había encargado de los boletos de avión, Salem falsificó las firmas de permiso de sus padres, Hunter se encargó del hotel, Aila de mentir con que iban a un viaje de debate escolar y Nathan junto a Audrey se encargaron de crear el folleto falso para respaldar la mentira de Aila. Todo había salido perfecto hasta que sus padres fueron a colegio por información para hacerle una sorpresa a sus pequeños y apoyarlos en su concurso. Grave error. Cuando los chicos regresaron del viaje tuvieron que enfrentarse con sus padres más que enojados; y casi  los matan al llegar. 

Decir que estaban más enfurecidos que aquél día era poco, podían sentir la mirada pesada de todos sobre ellos y ninguno se inmutaba en argumentar o decir algo a su favor. Nada podía hacer que se calmaran en esos momentos, pero tampoco tenían un argumento válido que decir. 

—Sentimos lo sucedido, juramos que no tenemos nada que ver—rompió el silencio Audrey, ahora ganándose la atención de todos, incluso la de sus amigos. 

—Oh, claro que lo sienten. Pero eso no hace desaparecer todo el desastre en el que están metidos—increpó la madre de Aila. 

—No es nuestra culpa nada de lo que paso...—dijo Hunter, tratando de calmar a los mayores—. No es como si hubiésemos querido estar metidos en todo esto. Sanders solo quiere hundirnos, no hemos hecho nada. Además, ¿nos creen capaz de algo así? 



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En el texto hay: asesinato, amorodio, asesinoenserie

Editado: 01.03.2018

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