—Un americano doble. –Pido al joven en la caja– y un moca late.
El muchacho no mucho mayor que yo ingresaba mi pedido, Keith había insistido en ir por bebidas calientes, normalmente los fines de semana dormía hasta tarde, mi pasatiempo preferido venia siendo un maratón de puro dormir como si no hubiera nada mas en la vida. Pero mis planes fueron interrumpidos una personita que no tenia nada mas que hacer un sábado por la mañana, además, el clima había amanecido frio excelente para estar todo el día en la cama. Suspiro frustrada y un poco irritada, pago las bebidas y cojo el tique para después irme a la mesa donde Keith estaba sentado dibujando, en estos momentos tenia ganas de darle un golpe por interrumpir mis planes, tomo asiento frente a él y dejo el tique en la mesa, faltaban dos turnos antes de que nuestro pedido estuviera listo.
—Mi chacra siente tu energía negativa, asi no podre terminar mi dibujo. –deja de dibujar para mirarme– necesitas un café urgente y buena meditación.
—No estaría de mal humor si alguien no se le antojara salir a tomar un café a las 8:40 am, ¿no tienes nada mejor que hacer? ¡Es sábado! –Gruño irritada, lo veo rodar los ojos y reírse de mi mal humor, enojada tomo su lápiz y se lo tiro a la cara– si querías dibujar lo hubieras hecho sin mi, juro que no me ofendería.
—¡Oye! –Keith se tallaba la frente donde el lápiz lo había golpeado– no te obligue a venir.
—¿Qué no me obligaste a venir? Quince llamadas son mas que suficiente para que uno deje de dormir placenteramente. –Cruzo mis brazos mientras me apoyo en el respaldo de los sillones– ya te dije que no paso nada entre Gavrel y yo.
El muy sinvergüenza se ríe burlándose y me imita para después apuntarme con el lápiz. A veces eso sexto sentido que Keith mostraba para las mentiras mías me desagradaba, podía oler como un sabueso que estaba omitiendo informacion y eso hacia que me sintiese nerviosa.
—Se que estas ocultando algo asi que suéltalo o no te dejare en paz.
—no hay nada que contar, solo estuvimos hablando de cosas triviales.
—Aja, y yo soy el ratoncito Pérez. –Se cruza de brazos y me observa con una extraña expresión– ¿se besaron?
Mi mente explotó las imágenes del beso y de las caricas, comencé a sentir mi cara ardiente, algo me decía que me encontraba con la cara roja como un tomate.
—¡Lo sabía! Ahora no puedes negar nada, asi que cuenta.
—Sabes, te estoy empezando a odiar. –Achico lo ojos con la intensión de que mi mirada perfore su cara bonita, ah en estos momentos me gustaría tener rayo láser para explotarle esa cara de autosuficiencia– solo fue un simple beso y no paso nada.
—Oh cariño, estoy seguro de que hubo mas por tu cara sonrojada. –Dice muy seguro de si mismo– se que no hubo sexo porque estarías un poco adolorida y más avergonzada, pero si hubo manoseo.
—¿¡Que!? –Esto estaba siendo completamente vergonzoso– yo no… –comienzo a tartamudear, mi mente esta en corto circuito. ¿acaso estaba escrito en mi cara? Keith comienza a reírse tan fuerte que se ahogaba, dejo caer mi cabeza sobre la mesa mientras Moria de vergüenza– ¡deja de reírte! ¡Estúpido Gavrel!
—Ya, ya, ya, es normal cuando dos personas se atraen. –Siento un golpecito en mi cabeza para luego mi cabello ser alborotado– ¿eso significa que están saliendo?
—No. –Murmuro– él no dijo nada… no me pidió ser su novia…
—¿Pero tu querías que lo hiciera?
¿si yo quería ser novia de Gavrel? realmente no estoy segura sobre ello. Apenas entendía lo que sentía por él, todo esto era algo desconocido para mí. Es como estar en una montaña rusa, me gustaba y aterraba a partes iguales, porque si realmente me gustaba Gavrel de la forma en que te puede atraer una persona significaba que estaba apunto de experimentar dolor, a eso es a lo que le temo, ya llevaba mucho dolor y agregar aquello podía ser mi destrucción.
—No. –Mentí. Encojo mis hombros para darle un tono despreocupado– no estoy enamorada como para querer ser su novia y conozco su reputación asi que paso.
—Bueno, no es necesario ser novios para tener una relación física.
—¿Asi? –La curiosidad mato al gato, Keith lo supo– no me interesa.
—Dite eso a ti misma.
—¡Claro que no! –Protesto ansiosa, las ganas de huir me causaban cosquillas en las pantorrillas– solo fue un beso y ya, no hagas una historia.
Keith alza las manos y me mira divertido.
—La historia la haces tú, no yo.
—Muy gracioso, ¿ahora porque no me dices quien ese ese tal Darren? –Desvió el tema a uno al cual yo no soy el chivo expiatorio– esta es la segunda vez que veo que lo dibujas. –tanteo la hoja con la mano, se la arrebato y me vuelvo a sentar energéticamente lista para atacar– ¿es tu novio?
Veo como Keith se tensa y mira hacia otra parte que no sea al retrato en la hoja de dibujo. La venganza sabia bien.
—No es nadie. –Dice reticente– solo es un rostro.
—Si, seguro… –muevo la hoja y luego me quedo viendo al chico plasmado, tenía unos rasgos muy bellos, un rostro delgado y unos labios carnoso– ¿es guapo, no es el chico del club?