Capitulo 26
“Zeo”
Dos días después….
En la base de los Comunes, una enorme tensión y tristeza impregna el aire, debido a los fallecidos y la destrucción de una parte de la capital.
Las personas, debido a todo lo que a sucedido, por el miedo, el pánico, la falta de seguridad y la escases de alimentos, se han vuelto paranoicas y usan el día para a saquear y a matarse entre ellos. La Armada, se encuentra en las calles tratando de calmar a la población. Pero no hay que olvidar: que el ejército más temido, debe ser el pueblo….
Sentado sobre un banco de madera en el parque. Zeo, yace con la con los ojos cerrados y con la mirada hacia el cielo; reflexionando sobre todo.
En ese momento, escucha la voz de Rosa que le pregunta:
-¿Oye qué haces?
Extrañado abre los ojos, y ve a la adepta sentada a su lado, qué está mirando al suelo con una expresión de tristeza en su rostro. Confundido por su presencia, le pregunta:
-¿Cómo me encontraste?
-Tengo mis trucos…- Le responde con sarcasmo.
-¿Y qué quieres?
-Todo esto que está pasando es por tu culpa, y lo sabes.
-¡Ya lo sé! ¡No necesito más sermones!
-¿Y qué harás ahora? En cuatro días usaran el purgatorio…Cuando eso ocurra, todos moriremos.
-Aun no lo sé. No sé que hacer. E cometido error tras error. Fracaso tras fracaso… Estoy harto….
-Todos hemos cometido errores…Hemos sufrido. Lo que quiero saber… ¿Qué has echo? Nunca me creí lo que dijiste la otra vez. Que lo perdiste todo debido a la armada. Ya es momento de que te levantes, y hagas lo que debes hacer.
-Lo sé…Pero no es tan fácil.
-Aun no te conozco… Es momento de que empieces. Comienza poco a poco; Comienza diciéndome la verdad.
-¿De verdad quieres saber que clase de persona soy? ¿Estas segura?
-Sí.
-Muy bien…. Mi verdadero nombre es Leo. Y mis padres, no los mató la milicia…fui yo…
Atónita por lo que le dijo, Rosa, se asusta. Pero controlando sus emociones, trata de tranquilizarse, y escucha la historia.
-Mi padre era un miembro de la armada, lo conocían por el apodo de “Bala negra”: por que tenía la mala costumbre de pintar sus balas de color negro. Era un agente con una gran apuntaría, le gustaba trabajar solo. Nunca se le escapó ni un sólo adepto…bueno…sí se le escapo una…Mi madre.
Ella era conocida como el “rayo de plata”, debido a que por alguna extraña razón, sus rayos eran de color plateado. Tuvieron muchos encuentros, pero ella siempre escapaba. Mi madre pertenecía a una banda delictiva formada por varios sin ley. Era joven y tenia poderes, así que es algo normal que haya echo idioteces en esa época. Después de muchos altercados, poco a poco se fueron enamorando. Y un día, hubo un incendio…o algo así… no recuerdo bien, eso fue lo que me contaron cuando yo estaba más pequeño. El grupo con el que se la pasaba mamá, había incendiado un edificio por mero gusto. Ella vio que eso era demasiado, trato de convencerlos, pero no escucharon. Y ella sola fue a ayudar a las personas atrapadas; Y sus “amigos” se fueron, y la dejaron.
Mi padre se enteró de lo que ocurría debido a un reporte por radio y fue al lugar. Al entrar, la estructura se estaba cayendo a pedazos, y en eso, vio que mi madre estaba arriesgando su vida por las personas. Ambos trabajaron juntos y lograron salvar a los residentes. Después de haberlos salvados, dijeron que hablaron de muchas cosas, y con el tiempo se fueron tomando más afecto. Hasta que un día ocurrió la liberación…o la masacre; Como lo prefieras mejor… Al estar en bandos opuestos, obviamente debieron enfrentarse. En un momento dado, mi padre, tuvo la oportunidad de terminar con aquella escurridiza adepta que había causado cientos de problemas y que siempre se le escapaba…Pero no lo hizo. Él le dio refugio y la escondió hasta que todo pasó. Con el tiempo, él propuso matrimonio, y ella aceptó. Me dijeron que habían pasado muchas cosas, y se habían enamorado profundamente el uno del otro.
Se casaron. Papá se retiró de la armada para tener su nueva familia. Con el tiempo, tuvieron un hijo; Que con el tiempo, los mató….
-¿Por qué hiciste eso?-Pregunta, Rosa aún asombrada.
-Pues… al nacer con poderes, yo quería hacer lo que se me daba la gana. Cuando fui a la escuela, tenía a todos los demás niños aterrados. Mis padres me decían que no usara mi poder en público; Pero yo era sólo un niño idiota.
Editado: 10.10.2018