Hay días en los que el estrés de la universidad es demasiado, y sin embargo tu estás para mi, siempre estoy recordandote todo, apurandote a hacer la tarea o ponerte al día con los proyectos.
A veces todo se junta y es demasiado, y tú me abrazas o me das masajito en la espalda.
Es tan reconfortante, sentirte de esa forma tan inocente y a la vez tan íntima.
No hay malas intesiones, nada de perversión, sólo un alivio, una sensación de complicidad y confianza.
Es como si de alguna manera nos complementaramos, porque sabes que estaré apoyándote, cuando te duele la cabecita y quieres que te masajee, o cuando tienes sueño y te duermes sobre mi pecho. Incluso tu lo haces para mi, cuando crees que voy incómoda, lo que no sabes es que nunca importa mientras esté contigo, soy feliz.